Buscando el bien de nuestros
semejantes encontraremos el nuestro. Platón
Es absolutamente cierto, soy un
iluso que sigue sumergiéndose en las utopías, pero de cuando en cuando,
estimados realistas que con su determinismo fatalista hacen de la vida
desencanto, yo tengo razones que ustedes desearían. El pasado domingo ganó la
ilusión a los datos fríos y arrastrando en la última mano, el triunfo es mío.
En este mi pueblo suceden cosas
buenas a menudo y también desgracias demasiadas veces, pero en cualquier caso,
hemos demostrado que cuando deseamos dar soluciones a los problemas, estas se
encuentran. Así sucedió el pasado fin de semana cuando la ciudadanía se
movilizó y tirando de manos o rascándose el bolsillo, dio esperanza a una
familia que por intentar salvar la vida a un hijo hipotecó, a la fuerza, su
futuro.
Me permitiré nombrar al muchacho
que nos dejó para desgracia de todos, se llamaba Sergi Forés y buscando tener
una oportunidad, como tantos jóvenes de nuestro tiempo, marchó a Méjico para
regresar muy enfermo a casa, gracias a que familia y amigos reunieron los
80.000 € necesarios para su angustioso viaje del otro lado del Atlántico al
servicio de cardiología del Hospital de Sant Pau de Barcelona.
Sergio ya no está con nosotros,
pero su familia quedó con un dolor insondable y con una deuda imposible de
afrontar. Es aquí, en esa adusta realidad, donde empieza la parte hermosa de
esta luctuosa historia. Pues un muchacho de nuestra localidad, con la fuerza de
sus convicciones y de sus armados 27 años, se empecinó en ayudar a la familia del que había sido su amigo.
Perseveró en hacernos ver que la desgracia y el dolor de los Forés, forma parte
de nuestra conciencia y que en base a ella nadie podía permitirse el estar
quieto…
Se removió cielo y tierra, se
contactó con las entidades municipales, con los partidos políticos locales, en
resumen con todos aquellos que podían, de desearlo, poner su grano de arena
para aliviar a unas personas que forman parte de nuestra realidad. Resultó hermoso –sí, hermoso- observar a
políticos antagónicos colaborar en un mismo objetivo, a integrantes de asociaciones
vecinales entendiendo al municipio en su totalidad y no por cada uno de sus
barrios, a entidades variopintas cargando de razones su necesaria existencia,
en resumen, a un pueblo que dispar como los cinco dedos de una mano, se cerró
como un puño dispuesto a golpear una situación injusta para acabar
sometiéndola.
Me permitiré una pequeña
frivolidad, en paralelo a las actuaciones y a la venta de productos, se realizó
una rifa de un montón de cosas que habían sido regaladas por comercios, empresas,
entidades y particulares. ¿Saben qué pudo ver este socio del Real Club Esportiu
Espanyol?, pues vi sobre una mesa dos zamarras futboleras, una del Barça y otra
españolista. ¿Qué importancia tiene la cosa?, toda, pues cuando las cosas
relevantes suceden, las nimiedades dogmáticas se tornan camino para, como más
arriba decía, encontrar soluciones a los problemas reales.
Me sentí orgulloso de vivir en el
lugar que vivo, me encumbré gracias a un buen amigo que se empoderó y luchó
para conseguir ayuda en momentos de dificultad, me reafirmé en que todo puede
hacerse si nos guía la decencia y la humanidad. ¿Qué soy un iluso que sueña con
que nos liberemos del individualismo egoísta?. ¡Pues claro!, ¡es evidente!,
pero no olviden una cosa, habiendo sucedido lo que sucedió el domingo,
sucediendo una vez, les digo que podrá suceder siempre.
Propongo a la sociedad civil de
Sant Joan Despí que nuestro vecino Sergi Forés, que embarcó junto a Caronte
antes de tiempo, de nombre a un certamen literario que honre a un pueblo que
sabe escribir sus mejores líneas, en los momentos en los que la tristeza parece
vencer a la esperanza.
Gracias Sergi, ahora que no
estás, nos has enseñado a ser.
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