jueves, 26 de mayo de 2016

LAS CARCAJADAS DE LA HIENA


Vaya por delante que no es intención de quien escribe repartir estopa a quien no debe, pero consciente de la rabia, el antagonismo y el visceral asco que me lleva en volandas a esgrimir la pluma, aviso que vienen curvas y como siempre se ha dicho, quién avisa no es traidor.

Ayer compartí mesa con alguien que en el pasado consideré digno de ser observado y reconocido. Quise ver en esa persona, que ahora se ha visto degradada a común gente –mejor dicho gentuza-, a un posible prócer de su comunidad, de la población en la que vive e incluso de este convulso país. Pero contrariamente a lo apuntado, el individuo ha resultado tener dos caras y utilizarlas bien, tal como en una de las obras de J.R.R.Tolkien hacía Gríma el “lengua de serpiente”.

Llevaba el personaje perseverando en un activismo de media intensidad pero constante, y lo hacía compaginando el mismo con su actividad empresarial, en la que hay que reconocer, está teniendo mucho éxito, pues ha sabido enfocarse a un sector innovador. Vamos, un ciudadano modélico, ¿no les parece?.

En el último año hemos mantenido contacto y el mismo, no les mentiré, me resultaba grato. Recibí con agrado sus consultas en relación al concepto de empresa social que muchos de ustedes saben que defiendo. Llegamos a tener largas conversaciones en base a aquella idea de que la empresa es un bien social en sí mismo y que ha de dotar de medios de vida a todos los que en ella participan, siendo el planteamiento supuestamente interiorizado por su parte para implementarlo en su propio negocio.

En cualquier caso, todo contacto continuado hace que la gente deje de esforzarse en las formas y así se empieza a vislumbrar el fondo de la misma. En el caso de este vergonzante personaje, ayer el agua en la que nadaba se torno cristalina y pude verle en pelota picada, pues ningún bañador pudo taparle las vergüenzas: con dos copitas de un nefasto rioja, el supuesto noble león se convirtió en rastrera y carcajeante hiena.

Ya andaba el hombre buscando partido político en el que militar ofreciéndose como savia nueva y regeneradora (créanme, la población en la que vive necesita cambios) y sabiendo de las ofertas que se le habían hecho, le recomendé que considerase la opción más local e independiente. Sin duda, es una formación que se basa en una aspiración de una gestión con mayor proximidad a la ciudadanía y que necesita apoyos de personas capaces. ¿Recuerdan a la hiena?, pues afloró y echándose hacia atrás, palmeó sobre la mesa en un remedo de ritmo tribal y me espetó sin tapujos (bendito alcohol) que le interesaba la política y que le gustaría hacer cosas por los demás, pero que debía elegir lo mejor para sus intereses. Eso sí, compaginaría sus cuitas y haría lo posible por el pueblo. Lo posible…

Miren, no ha de preocuparme a estas alturas, ni mucho ni poco, que puedan ustedes pensar que me avengo al maquiavelismo, pero cuando me tocan los quijotes me puedo trasmutar en el más falso de los duros sevillanos. La pasada velada podría decir que disfruté haciendo teatro y debió ser del bueno, pues el ya confirmado cuadrúpedo carroñero se tragaba todos los huesos que bajo le mesa le tiraba.

Le fui poco a poco inflando el ego y cepillándole el apestoso pelaje, y cuanto más lo hacía, más infecto me parecía el bicho pero él muy satisfecho, más se reía. Pensaba el insensato que sus propuestas yo las consideraba mías y se vació tanto que se enterró en sus palabras y pesaron tanto las mismas que ni una piedra pómez podrá nunca borrarlas.

Imaginen lo que deseen y a fe mía que acertarán, pero en la obligación de concretar la cosa, les digo que es uno de esos numerosos parásitos que siguen entendiendo que la política es espacio para servirse y medrar y no la herramienta que permita servir a la sociedad. Llegó a hablar el carroñero de sinergias con el entorno económico local, queriendo establecer mediante eufemismos que es normal el contratar a dedo si hubiese de darse la oportunidad.

Él estaba ufano y contento, yo un punto dolido, sobre todo decepcionado pero reafirmado en mis preceptos. Mientras él batía palmas y bongoneaba con la mesa, yo me partía el pecho y soltaba bilis, sin poder evitar el desear romperle la cara. Pues encumbrado en un paroxismo extremo, me afirmó sin rubor alguno que en realidad cualquier opción para él es buena, pero que hoy por hoy los sueldos que permite la actual ley laboral del PP, le facilita pagar poco para ganar más. De hecho se atrevió a decir que ahora puedes sacar lo mejor de cada trabajador que contrates prometiéndole estabilidad y cuando ya no interese, echarle sin mucho quebranto y sin más,  contratar a otro con el que poder actuar igual. ¿No me creen?, pues como antes les decía, mucho no me ha de importar. La hiena existe y lo peor es que hay muchas más.

Postulantes a políticos, ventajistas y tahúres, son mayoría y diríase que plaga. Los orates que aún confiamos en las personas, deberíamos estar dispuestos a usar munición de gran calibre para salvar a los casi extintos leones de las prolíficas hienas.

Pedí al camarero la cuenta y llegando esta a la mesa me levanté sin pre-aviso. Mirando al malogrado regenerador de la política local de un pueblo al que mucho quiero, le espeté una prudente frase: “gracias por la invitación y me gustaría que recuerdes que si se te ocurre concurrir a unas elecciones no habrá de fallarte el electorado, seré yo mismo quien te revuelque por el fango”.

El reía, y en una voz ronca que le desconocía hasta entonces me acusó de ser un iluso. Normal, es así como se comportan las hienas. En cualquier caso, a pesar de mis dioptrías, aún tengo buena puntería.

POLITICA ES MORAL

2 comentarios:

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  2. que te toquen los quijotes... que mundano dejas ala buena literatura rebajando a unos bajos y a una hiena, cuando lo fácil es decir "cojones" está en la RAE y por otro lado dejar a tal hiena a la misma altura que su propósito y actitud que tales mamíferos. ;-)

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