martes, 24 de mayo de 2016

PITOS Y FLAUTAS


Es necesario alternar la reflexión y la acción, que se completan y corrigen la una con la otra. También se necesitan para avanzar las dos piernas: La Acción y La Reflexión. Antonio Gaudi

Ayer por la noche, una acción policial que pretendía desalojar una oficina bancaria, ocupada desde 2011 por colectivos alternativos en el barrio de Gracia de Barcelona, se saldó con quince heridos y un detenido. Poco parece la cosa, pero no hay que olvidar los destrozos en el mobiliario urbano, las fincas aledañas a la oficina y a vehículos privados estacionados en la zona.

Toca hoy analizar que significa en nuestro presente ser “alternativo” y ese ejercicio ha de llevarse a cabo con voluntad casi quirúrgica, pues el concepto puede llevarnos a engaño. No es de recibo suavizar lo sucedido dotando de valor a unos vándalos que dicen ser los últimos resistentes del ilusionante movimiento de los indignados de Barcelona.

Este conflicto se desata por un motivo muy sencillo de entender y me permitiré el explicarlo. Hasta las pasadas elecciones municipales, el antiguo consistorio tripulado por Convergéncia i Unió en la figura de Xavier Trias, pagaba el alquiler del local ocupado al propietario para evitar conflictos. Tras ganar las elecciones la lista de Ada Colau, el ayuntamiento dejó de pagar la renta. Sí, no se extrañen, dinero público para pagar un digamos ateneo –regresa la palabra- alternativo. Ah tienen ustedes el motivo que prendió la mecha…

Podría entenderse que lo dicho hasta el momento pretende inhabilitar los movimientos que pretenden hacer propuestas de vida diferentes a la que consideramos normal por ser la más extendida. Nada más incierto, pues quien suscribe estas letras conoce de iniciativas que pudieron implantarse con éxito, pero ¿saben una cosa?, siempre fueron propuestas pro-activas, basadas en mancomunar esfuerzos y no en parasitar el sistema que pretendía sustituirse. Les invito a revisar el concepto de anarquismo, probablemente extraigan la misma conclusión que les apunto.

Bien, teniendo en cuenta que el dinero de los contribuyentes es sagrado o debería ser sagrado, no es de recibo que se gaste el sostener la pantomima de una revolución.  El sistema ha caído en la tontuna de un padre que sabiendo que no atiende ni educa como debe a sus hijos, les da todo lo que piden los mismos para mantenerles callados. ¿Me dirán que no?. Por tanto, se ha de recordar a los gobernantes que caen en la tontuna buenista, que se gestiona desde la honradez, desde la responsabilidad y  que ha de hacerse desde la eficacia y la eficiencia. También ha de exigirse el  decir no en beneficio de la mayoría y eso se ha tenido muy poco en cuenta.

Yo estoy a favor de los servicios públicos, pero servicios públicos de calidad, con una gestión con el objetivo puesto en la excelencia, pero nunca deben soportar una masa subsidiada. No es discutible,  para mí, los derechos empiezan en el individuo, y también las responsabilidades. Así que, cuando empiezan a hablarme de beneficios, de cambios y no observo trabajo para llegar a conquistar esos objetivos, lo primero que hago es echarme cuerpo a tierra y la mano a la cartera. Me fastidia sobremanera que tras elevadas palabras que hablan de libertad, de revolución, de cambios que liberen a las masas, unos jóvenes descerebrados y al límite por una situación socio-económico nefasta, entiendan que se trata de quitar a otros lo que les falta.

Por supuesto, no deseo caer en injustas generalizaciones, pues hay colectivos bien organizados que sí plantean formas coherentes de vida y de producción económica que les mantenga y que incluso podrían llegar a ser extrapolables. Evidentemente, no son lo que había en Gracia y en otros lugares de la Ciudad Condal y otras capitales del Estado. ¿Qué conclusiones sacamos de este fenómeno?, una absoluta pérdida de credibilidad de la política y de los gobiernos que esta cocina, pues se han tirado por el suelo los objetivos de la escuela y la familia. Desarmando a la ciudadanía y rompiendo sus redes de relación tradicional, hemos hecho nacer hijos que llegan al mundo huérfanos. Cuando la economía falla, los cachorros a los que se les ha hecho creer que todo es fácil, se empoderan para luchar en revoluciones de papel que no soportan ni una lluvia, pues encarnan  menos ideología de la que interesadamente se nos han vendido.

Mi padre, viendo estos movimientos de resistencia urbanos, abría ojos como platos y afirmaba con espanto que ser progresista era una cosa y que lo de estas gentes era poco menos que vida de sanguijuela. Lo decía por aquello de ser anti-sistema pero engancharse al alumbrado y suministro de agua públicos. Mantenía que otros lares serían que todos “doblasen el espinazo” y pusieran lo ganado al “bote común”. Cierto, mi augusto progenitor era un poco platónico por no llamarle tonto.

Miren, lo que ahora sucede, lo que nos lleva a comportamientos violentos como refugio es la inseguridad frente al futuro y una manifiesta falta de liderazgo de aquellos que dicen representarnos. Deo Gratia, en  nuestro pragmatismo también hay dosis, y no pequeñas, de idealismo, pues el idealismo -bien entendido- es motor de progreso, pero sin perder el poner pie en tierra. ¿Saben cuál es la clave?, respeto y más respeto, y exigirlo, porque no merece respeto quien no es capaz de respetar.

Es imprescindible hablar con todo el mundo, incluso con estos cerriles perros flautas que se creen libertadores de las masas oprimidas, pero darles con una porra en los morros cuando quemen la ciudad también. ¿Creen que no soy políticamente correcto?, pues de veras que lo siento, pero parafraseando a uno de nuestros políticos, alguien tenía que decirlo.

La lucha es otra, no podemos permitir una sociedad sostenida y vigilada que ningún futuro ofrece. Estas realidades violentas son gravosas y son un lastre. ¿Qué en fondo y superficie sus mensajes son ciertos?, ¿qué afirman se gobierna para el capital y no para la ciudadanía?. Totalmente conforme con el mensaje, pero el propietario del quiosco de prensa que también han destrozado no tiene ninguna culpa de ello. Esa forma de luchar, indiscriminada y obscena no consigue aliados.

Gentes que  se auto-excluyen para organizarse  a su aire son merecedoras de todo respeto, ergo está bien que vivan como quieran, pero como decía el sabio, “pero la vida te la buscas tú”. Para lo que se pide, aquí, estimados alternativos, no vengan a pedir dinero público  para sostener su cruzada.

Lo estamos haciendo mal, muy mal. La ley está tan manipulada que ya no la reconocemos como algo bueno y llegamos al sinsentido de que exigir su cumplimiento sea algo reaccionario o poco menos que fascista. Miren, la gente ha de agarrar su vida y ser responsable de lo que hace. Lo que ha de exigirse (sé que suena a quimera en base a lo vivido en esta democracia) es que las buenas personas que de verdad no pueden salir adelante, que de verdad no llegan a competir en igualdad, cuenten con un gobierno que esté  a la altura. Claro, sucede que el Estado lo hemos diseñado para inflar los bolsillos de los espabilados que nos violentan con siglas muy democráticas. ¿Lo ven?, otra vez la mafia crea problemas para distraer a la masa. Los llamados okupas o perros-flautas  van de maravilla para tapar la inoperancia de unos gobiernos indignos.

Mientras en Barcelona acotamos la industria del turismo, hacemos la revolución quemando contenedores de basura  y también automóviles comprados a plazos con el sudor de la frente de un, con mucha suerte, mileurista, nos permitimos también mirar a otro lado cuando se nos quema un barrio con protestas sin sentido. No lo duden, puestos a posicionarme en esto, me pongo al lado de los mossos de escuadra. Pues la dignidad, además de tenerla, hay que ganársela. Estos cánidos musicales y contestatarios acabarán siendo tan sólo un mal ejemplo, pero les insisto, la culpa es nuestra.  Aunque he de decir, y no es excusa ni eso de "mal de muchos", que esa actitud no es potestativa de nuestra sociedad, pues hay países tenidos por muy civilizados que tienen el mismo problema. Como ya he comentado en alguna ocasión, el miedo engendra odio y la falta de respuesta a problemas evidentes hace que la gente la busque allí donde en teoría se la ofrecen.

POLITICA ES MORAL 

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