miércoles, 18 de diciembre de 2013

TRINCHERAS



Son tantos los imputs negativos en nuestro entorno, que de forma segura, el agobio nos atenaza y el miedo nos envenena la voluntad.
Demasiados colectivos encajan cada día la brutalidad de un sistema que lejos de aspirar al equilibrio social, se aboca a un capitalismo salvaje que se construye sobre la idea de que los pobres sean cada vez más pobres y los ricos más ricos. Además, aquellos que deberian poner freno a la desmesurada avidez de los que de la miseria hacen fortuna, cual aves carroñeras y sabedores de recoger su parte, apoyan legislando la depredación que observan.

El rebaño ciudadano provee de la energia que el sistema necesita, pero no recibe ningún beneficio. Se coartan derechos y libertades, se pervierte el lenguaje democrático y los supuestos representantes de la voluntad popular, dotan a los lobos de su zamarra de cordero.
En plena democracia presenciamos como a nivel local, autonómico y estatal, se crean normas y leyes que en “aras de la paz social” inmovilizan la respuesta ciudadana estigmatizándola de irrespetuosa y violenta. Curiosa paradoja la resultante  de afirmar que la víctima es la culpable de su propio sufrimiento...

Una lectura sencilla de una realidad preclara, el poder económico defendiendo beneficios, políticos defendiendo su status y un pueblo pagando los platos que los dos primeros han roto.
La Ley de Seguridad Ciudadana es la confirmación redactada de que la Democracia es una nuez vacia, un formalismo vano, una oportunidad desperdiciada. Bajo la oscuridad que proyecta finaliza una esperanza de años. Hoy la necesidad de sobrevivir impide el activismo a una población que ha perdido la cultura de la colaboración y el interés común. En paralelo a la crisis, se ha recortado el acceso al sistema judicial marcando costes inasumibles por el ciudadano medio. No queriendo dejar cabos sueltos, se legisla para acabar con las posiciones críticas con el poder, se persigue la protesta y en aras de lo que la Ley denomina “la erradicación de cualquier forma de violencia” se justifica una represión “necesaria” y rentable para quien la ejerce.

Una guerra silenciosa pero cruenta se cobra bajas todos los días. Desahucios, pobreza energética, pérdida de ayuda a la dependéncia, menoscabo de la sanidad y educación públicas, corrupción generaliza, desempleo... La lista de escenarios del conflicto es inabarcable, pero aunque la amargura pareciera emponzoñarlo todo  y entendiendo que nuestras fuerzas son limitadas, si podemos decidir el lugar en que luchar, nuestras trincheras.

POLITICA ES MORAL

martes, 3 de diciembre de 2013

EL LOBITO BUENO


                                 

Decia Jose Agustín Goytisolo en un poema infantil que soñaba un mundo al revés. Lobos buenos, príncipes malos, brujas hermosas y piratas honrados...

Decir que la poesia describe la realidad es, por recurrente, demasiado fácil. Pero que la poesia se convierta en prosa gris y cansada, es un síntoma de decadencia extrema. Hemos perdido el alambique que destilaba la realidad y la sublimaba en sentimiento. Ahora, escribir es una trinchera en que la belleza fenece y la rabia nos empozoña el alma.

Se dice que observar la vida inspira y provoca la creación. Cierto e inapelable, no siempre resulta grato, más bien es un proceso amargo...
Alejado del bienestar, el  poeta muere y se torna en combatiente que esgrime la pluma como si de espada se tratase. Rasgando el papel con rabia escupe  bilis y ataca. Trastoca el gozo en sufrimiento y el placer de las letras en un galimatias doloroso que  más que palabras es ruido.

Consciente del fín de su momento, el poeta se estigmatiza a si mismo y emborrona su vida mediante su obra. Una obra que ya no construye, un hacer que romper pretende el asedio de la plaza que defiende. Y perdiendo gana, pues nada puede perder quien nada tiene...
Ya no escribe sobre paisajes, sobre momentos de añoranza o sobre el amor. El corazón ya no es tintero caprichoso, es mixtura oscura la que impregna lo que explica. Describe un final y tan solo atesora la esperanza de que cuando todo se quiebre, aquello que acabe marque un nuevo comienzo. Un iniciar sobre la nada que provoque un futuro incierto pero nuevo, un porvenir que reconociendo el desastre vivido, ayude a construir sobre la dignidad que nos da reconocer los pecados.

Cada día escribir en la trinchera, rechazanzo los envites de los iletrados, una agotadora vigilia para atender las brechas que los enemigos  por todas partes abren. Cada vez más fuertes y encumbrados, sabeedores de su eminente victoria, avanzan cada vez más descuidados. Creen ser lo que que la sociedad necesita y de su desvergüenza hacen escudo.

Y allí siguen las palabras defendiéndose del acoso. Negras como la noche, escapan entre las sombras que el propio  agresor proyecta. Ganan retaguardia y sabiendo ya estar muertas, perder la vida clavándose en el abyecto invasor de su mundo, les parece un final honroso y épico.
Tras fenecer en la batalla, el espíritu de las letras se recompone en poemas nuevos y estos, perseverantes y tercos, atormentan al verdugo que pensó que rebanando su sentido acabaria con los sueños.

Como almas en pena siguirán atormentando el descanso de los hombres que siendo lobos, un dia dijeron ser corderos. Que pequeño el poema y que grande el poeta. Gracias José Agustín por imaginar un mundo al revés.
Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Así sea...

POLITICA ES MORAL

domingo, 1 de diciembre de 2013

ALZHEIMER DEL GOBERNANTE


 
Si tuviésemos suficiente voluntad casi siempre tendríamos medios suficientes. François de La Reochefoucauld

Son los hechos y no las palabras los que nos describen la realidad de aquellos que nos gobiernan. Lo que sucede en las zonas en sombra no atendidas por la prensa, las emisoras, o los vacios fastos, es precisamente aquello que debió motivar la voluntad del político y más tarde del designado representante de la ciudadanía.

Abrir de forma abrupta los ojos a la labor de gobierno espanta, pero también aclara ideas preconcebidas y las dota de verdad inapelable. Y vamos llegando al suelo, pues es allí donde pisando al caminar, detectamos la inestabilidad de lo que a veces parece perfecto. Al avanzar en el conocimiento, se nos plantean dudas y sobre estas, preguntas…
La tan socorrida frase “esto no es de mi competencia”, toma en muchas ocasiones tintes criminales. Pues no habiendo delito por medio, por inhibirse apoyándose en normas y leyes, el político que rehúye las obligaciones de su cargo,  no  deja de ser un felón canalla, un acreedor al rechazo por la inmoralidad de su inoperancia ante los problemas ciertos.

Ayer, participé en una conversación que me llevó en volandas a la realidad de la que al principio hablaba. Ayer, por si tenía dudas,  el azar de las palabras preñadas de hechos me atizaron la ira y más tarde reforzaron mi convencimiento. Ya no da para más lo existente, pues de todo lo que abundaba se ha hecho trizas. Toca quitar prebendas y púrpuras, descabalgar a los tibios que hablando de verdades mienten, acabar con los mercaderes que tiempo atrás, hace ya mucho tiempo, se instalaron en el templo.
Supe, por la experiencia de otros, que un enfermo de alzheimer  debe pagar por asistir a terapia entre los trescientos euros en el mejor de los casos, y hasta mil en el peor de ellos. En época de recortes, en momentos de exclusión de aquellos que menos recursos tienen, nadie y menos quienes se vanaglorian de gestionar justamente, pueden decir: “vaya usted a donde corresponda, lo siento no se puede hacer nada”…

La voluntad es estéril cuando no contamos con medios, pero disponiendo de ellos y no dirigiéndolos a los fines realmente necesarios, cometemos la peor de las faltas y por ello, sin lugar a dudas, nos ganamos el desprecio. Milonguear con discursos formalistas es indigno e insultante.
En cualquier administración es posible estudiar a fondo presupuestos, racionalizar el uso del dinero, recortar en lo prescindible y abonar en aquellas realidades marcadas por el sufrimiento.

Como tantas veces me ofrezco, tiro al blanco con el demagogo, pero no pueden ustedes negarme que de existir la voluntad, en cualquier pueblo o ciudad, muchos miles se malgastan y de evitar su pérdida, muchos ciudadanos sometidos al olvido de su propia vida, estarían atendidos y sus familias más calmas.
Pareciera que hoy se impone una ironía amarga, no cabe duda, existen nuevas patologías. Una de ellas se denomina alzheimer del gobernante.

POLITICA ES MORAL