martes, 22 de marzo de 2016

EUROPA, ENTRE LA DESHONRA Y LA GUERRA.


Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegiste la deshonra, y también tendrás la guerra. Winston Churchill

Se despacha Manel Valls, Primer Ministro francés con una afirmación redundante: “Estamos en guerra”.  Vale pues sí, la cosa está clara, Europa sufre desde hace varios meses actos de guerra. Y ante esta guerra, nos dice el Jefe de Gobierno  que “se requiere una movilización de todas las instancias". Este es el resumen  de la reunión del gabinete de crisis en el Elíseo. Manda narices…

De nada sirven los eufemismos  en nuestro presente, los soldados de plomo, demasiadas veces han debido ser fundidos para fabricar balas. En ese y no en otro punto estamos.

Este amargo 22 de marzo, marcado por el  atentado terrorista en Bruselas, nos explica de forma clara e inapelable que el enemigo está a las puertas, también en el interior de la ciudadela y que el mismo se nos muestra con dos aspectos muy diferentes: uno viste corbatas Hermes si su fortaleza es un despacho, o calza falsas zapatillas deportivas de marca si se atrinchera en los arrabales de las grandes ciudades europeas.

El gran proyecto de la Unión Europea no es ni ha sido social e integrador. El objetivo real ha sido crear un espacio económico fuerte y en la búsqueda enfermiza de ese vellocino de oro, nuestro continente se ha infectado de una nueva peste bubónica que amenaza nuestro otrora ejemplar sistema social, aquello que se llamó estado de bienestar. Creo que nadie es consciente de todo lo que esto conlleva. La pobreza, la falta de encaje de los jóvenes hijos de emigrantes, la absoluta incomprensión mutua y el mantenimiento, como única directriz sostenida en el tiempo, de la demanda de mano de obra barata para los sectores de actividad necesitados de la misma, nos han llevado hasta nuestro presente. ¿Recuerdan nuestro milagroso crecimiento económico basado en el ladrillo?, pues eso…

A partir de los años setenta, los países europeos recibieron una gran cantidad de inmigración procedente del continente africano  y en España el fenómeno se inició a mediados de los años ochenta, a raíz del cierre de fronteras de los primeros estados receptores. En cualquier caso, no hicimos mucho caso a una necesidad de integración de los nuevos ciudadanos y la verdad es que tampoco ellos se mostraron interesados en la misma, pues su objetivo era estrictamente económico y al menos al principio de su estancia, pretendían regresar a sus países de origen. Pero pasó el tiempo, ese retorno no se hacía posible y como no podía ser de otro modo, una segunda y tercera generación nació como europea pero al margen de los valores que la legalidad debió ofrecerles como vía de desarrollo individual y colectivo.

No había sucedido anteriormente que los inmigrantes no fuesen originarios de países con tradición judeocristiana y por ello no entendimos que el Islam era una religión suprematista susceptible de establecer criterios de organización social y que por tanto, podía sustituir a nuestras normas auto-otorgadas democráticamente. Los jóvenes -entre dos mundos- no llegaron a ser acogidos realmente por el laicismo europeo, muy al contrario, se sintieron motivo de sospecha permanente. Los barrios  eran y son, en términos estrictos, dormitorios y su desarrollo socio-económico no fue una prioridad. Así, la inevitable conversión en guetos de grandes y muy pobladas zonas urbanas, imposibilitó la comprensión entre los nuevos europeos musulmanes y las poblaciones de acogida.

El diagnóstico es ya viejo, pero resultó preferible mirar a otro lado y así nos luce el pelo. Los años noventa registraron grandes conflictos en los arrabales franceses y volvieron a reproducirse casi a nivel de guerra urbana en 2005.  Los terroristas que actúan en nuestro territorio, son compatriotas nuestros que no se consideran aceptados, que creen ser culpados de todos los problemas y que en general, se sienten despreciados como integrantes de comunidades ciudadanas de segunda categoría. Son mayoritariamente jóvenes que han descubierto en el integrismo islámico una forma de autentificarse incluso sin ser practicantes de los preceptos religiosos del Islam. Es un problema no resuelto, ignorado interesadamente y con el que la UE deberá encararse sin dilación si no desea regresar a la situación previa a la desaparición de las fronteras comunitarias que estableció  el acuerdo de Schengen.

Estamos haciendo las cosas mal, increíblemente mal, estamos derivando hacia una militarización de nuestras calles, provocando con ello una posible y preocupante pérdida de libertades. Si bien es cierto que hemos de garantizar la seguridad de la ciudadanía y que hay que perseguir y detener a aquellos que forman la quinta columna yihadista en nuestro entorno, no deberíamos convertir nuestras calles en un campo de batalla silente, lo realmente importante es aceptar que toca decidirse a eliminar el huevo de la serpiente. Objetivo harto difícil, no se conseguirá bombardeando territorio controlado por el ISIS, ¿creen ustedes que el nazismo hubiese sucumbido de no haber actuado los aliados sobre el terreno?, evidentemente no. Pues estamos en la misma situación y es duro, muy duro el afirmarlo, pero deberemos aceptar que la defensa de nuestra realidad nos costará sufrimiento y vidas.

La cobardía del continente al que la Diosa Europa dio nombre nos avergüenza con el abandono de unos refugiados condenados en vida y con la defensa a ultranza de unos intereses económicos que para nada invitan a tararear la Oda a la alegría de Ludwig van Beethoven.

Estamos en guerra, nos empeñamos en ignorarlo y el enemigo está ganando.

POLITICA ES MORAL

lunes, 14 de marzo de 2016

ISLAM A RITMO DE JAZZ


El pasado viernes resultó un día interesante. De hecho, condensar un acto de conocimiento entre culturas y un concierto de jazz en menos de seis horas prometía y mucho. Más cuando resulta que uno es un forofo de la música que nació con alma africana y que se construyó con la metodología tradicional europea y cuando el acercamiento entre culturas había de tratar de las mujeres dentro del Islam. Lo dicho, las expectativas eran, por fuerza, muy altas.

Poco después de comer, el hombre que siempre va conmigo me saludó a su habitual usanza: ¡Muy buenas guerrillero!. ¿Cómo pinta el fin de semana?. Le expliqué lo que a ustedes ya les he descrito y conociéndole como le conozco, observé no poca retranca cuando me respondió demasiado corto para lo que acostumbra: “Pues que lo pases muy bien y disfrutes a modo”.

Noté que ceñía a discurso nuevo y me alabó un texto que había publicado sobre los atentados del 11 de marzo en Madrid: “Por cierto, has estado absolutamente inspirado en tu texto sobre los atentados. De lo mejor que te he leído”. Bien, agradecí su opinión y le expliqué que el dolor es una amarga pero eficaz inspiración y que tratándose de tan negra efeméride y viviendo lo que ahora vivimos con el integrismo islámico y el drama de los refugiados, la falta de moral o el exceso de la falsa, inspiran más aún. El cinismo es uno de los pecados capitales del ser humano…

Llevé la conversación otra vez a mi terreno,  insistí en detallar la naturaleza del acto sobre la realidad de la mujer en las comunidades musulmanas en nuestro país y expuse  que la ponente apuntaría posibles fórmulas de convivencia. Escuché un pequeño silencio y tras el mismo se abrió el cielo: “Bueno, a ver que sale de eso, espero que no se trate de otra comunión con ruedas de molino, que a estos se les vence y después hablamos. Estamos en un punto en el que podemos esperar cualquier cosa y ya es hora de dejarse de milongas como eso de hemos de entender, ha de fiarse a un futuro la resolución del conflicto, el pasado de Occidente puede justificar la violencia del presente…”.

Llegados a este punto, el silencio fue mío, pero rearmé ánimo y le apunté mi acuerdo en su discurso aunque no en su totalidad. Diagnosticaba bien pero creí oportuno exponer mi forma de ver la terapia. Expresé que disponemos de una indudable superioridad moral ( a pesar de todos los peros que queramos ponerle) y hay que esgrimirla para vencer a semejante sinrazón confesional, ni más ni menos. Reconocí que ciertamente hay que acabar con el buen rollito con las dictaduras musulmanas que miran a otra parte cuando sus hermanos de fe sufren y afirmé que sin duda, ante situaciones excepcionales, han de tomarse medidas excepcionales.

Es cierto, nos asomamos  al abismo y marea que lo único que podemos o queremos hacer es poner alambradas para que no vengan los refugiados cuando lo que debemos hacer es exterminar a esos licántropos integristas y conseguir así que las gentes tengan futuro en una tierra que deben abandonar por la guerra. Me dejé llevar por el silencio con el que parecía asentir mi amigo y reconocí, no sin rubor, que desearía muchas veces volar la cabeza de esos liberadores que dicen actuar en nombre de Dios. La necesidad de seguridad, nos hace intuir que una baja en el enemigo es un peligro menos para nuestra casa…

Pero hemos de ser conscientes, la cuestión es que hemos de asumir las propias bajas, pues nuestro mundo no será seguro si el de los demás –también el de los musulmanes- no lo es también. Hemos de dejarnos de intervenciones bélicas de maquillaje que tan solo dan rédito electoral y que tranquilizan a las mentes oligofrénicas de nuestro agitado tiempo. Hay que entender que proteger a las poblaciones infectadas por el falso Islam es proteger a Occidente y nuestra forma de vida.

Mi interlocutor se avino a conversar activamente y convino en que es  verdad que se trata de realidades complejas, donde se entrecruzan intereses muchas veces espurios, pero llegados al límite actual, hay que actuar con decisión y dejarse de falsos dilemas. Valores esenciales están en peligro (otra vez) y no podemos hacer ver que no nos enteramos. Este es tema de estadistas, de hombres y mujeres de alta catadura moral, conscientes y temerosos de sus propias decisiones pero firmes en sus posicionamientos hacía el futuro de los suyos, al futuro de aquellos a los que sirven. El buenismo ha fracasado, no nos conduce a ningún lado aceptable y eso hay que explicarlo a la gente.

Figuradamente nos dimos la mano y reconociendo que estamos en el mismo lado nos comprometimos a hacer todo lo posible por entender y ser entendidos, a explicar que la vía no es mantener a las víctimas hacinadas en la frontera de la desesperación y que sin nos inhibimos acabaremos perdiendo nuestra realidad. De hecho, perdiéndola habremos de someternos a la de otros y no lo duden, ese aceite de ricino será amargo. Estamos rodeados por  la propia falsedad y la ignominia de una religión que no responde a su propia naturaleza pero hemos de mantener la defensa de la posición porque, si nos rebasan, estamos perdidos. Que, al menos, nuestro reducto, el que representa nuestra conciencia, quede inexpugnado.

Negar la realidad es el camino al desastre. Decía Nietzsche que la grandeza de un hombre reside en la cantidad de verdad que es capaz de aceptar y en verdad que en esas estamos. Para afrontar los problemas, lo primero es reconocer que existen.

Nos despedimos con la mutua añoranza de siempre y me comprometí a darle puntual explicación de la ponencia de Najat Driouech Ben Moussa pasado el fin de semana. Le será grato lo que le explique, pues como pude comprender a través de su exposición, es en mujeres como Najat donde reside la posibilidad de entendimiento entre los países musulmanes y Occidente.

POLITICA ES MORAL

BORIS I, EL REY DE ANDORRA.


Este pasado fin de semana, unos buenos amigos colgaron una foto desde Andorra en una de las plataformas de internet que compartimos. Acompañaba la instantánea un cuerpo de texto que describía, a la perfección, la imagen que todos tenemos del país de los Pirineos: “¡Día primaveral en Andorra!, ¡nieve y shopping!.. Feliz finde  gente guapa”.

Bien, ya me conocen, los procesos mentales de este servidor de ustedes son un tanto extraños y me vino a la cabeza que en un no tan lejano 1993, Andorra aprobó por referéndum su segunda y vigente Constitución. La primera la redactó en 1934 un ruso espabilado que se propuso a sí mismo como Rey y que tras un corto reinado de 13 días, acabó detenido, esposado y expulsado del país. En cualquier caso, el buscavidas eslavo, supo ver que el territorio que pretendía gobernar era un rentable reducto feudal fuera de lugar en pleno Siglo XX.

La ubicación de Andorra, en esa frontera natural que representa la Cordillera Pirenaica, ha hecho del minúsculo reducto un objetivo estratégico de los poderes que controlaron, a través de la historia, lo que hoy conocemos como España y Francia. Desde la Edad Media hasta nuestros días, los andorranos han servido y se han servido de los conflictos e intereses de aquellos que mandaban a uno y otro lado de sus fronteras. De hecho, el punto de acuerdo que la realidad impuso a principios del Siglo XIX, tras la caída de Napoleón, restableció el condominio sobre el país  que define una jefatura del Estado compartida entre el obispo de la Seo de Urgell  y el Rey de Francia (hoy el Presidente de la República Francesa), a los que se les denomina copríncipes.

Todo gobierno ha necesitado una caja oscura en la que enterrar secretos y fortunas de origen inconfesable, ese y no otro ha sido el papel jugado por Andorra en su dilatada historia. No pretendo ofender a ninguno de los 77.000 habitantes del principado, pero sus siete parroquias (llámenles ustedes demarcaciones) han sido un tablero del que las potencias europeas han hecho terreno neutral para negociaciones secretas, base de espionaje, negocios oscuros, contrabando  y para esconder dinero -digamos prudentemente- ilícito.

Existen otros estados en el ámbito europeo que son apéndices que las necesidades inconfesables de los poderes continentales.  Liechtenstein, San Marino, Mónaco, el Vaticano, Suiza y también Andorra son, a todas luces, paraísos fiscales. Su apreciable prosperidad es fruto de acoger y normalizar lo que no puede hacerse dentro de las legalidades de las orgullosas democracias de occidente. Decía Montesquieu que desaparecen más estados por la depravación de las costumbres que por la violación de las leyes, no cabe duda de que los países como Andorra preservan las falsas dignidades de sus sostenedores.

No hace muchos meses, visité el Principado a causa de un partido de futbol que debía jugar allí mi hijo menor. Tras cruzar  la frontera me impactó un enorme cartel publicitario que protagonizaba una entidad financiera andorrana y cuyo eslogan les detallo: “confíe en nosotros”. ¿Daban por hecho que un visitante y/o turista tendría algún interés en un banco andorrano?. Miren, les aseguro que lo primero que me provocó el tema fue una sonrisa y tras la misma se me escapó un improperio que no me permitiré reproducirles por prudencia. En cualquier caso no ha lugar a escandalizarse pues la historia ya es demasiado vieja.

En resumen, aquel anuncio fronterizo me aportó luz allí donde existían dudas. Si yo hubiese sido un Pujol y al llegar a Andorra me hubiesen ofrecido confianza, hubiese corrido a ingresar el dinero fruto de mi esfuerzo  y trabajo. Puñeta, es que las almas pequeñas del pueblo llano no entienden nada. ¿Comprenden ahora que el país de los Pirineos mereciese un monarca como Boris I?.

POLITICA ES MORAL

martes, 8 de marzo de 2016

BEATRIZ GIMENO Y LA SANTA INQUISICIÓN


Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior. Frida Kahlo

Bueno, mientras vamos haciendo del gilipollismo una forma de vida, hablamos de multiculturalidad, encajamos a martillazos el género femenino allí donde del mismo nunca se hizo uso y llevamos la igualdad a los ninots de los semáforos, hoy Día de la Mujer,  unas damas con dos ovarios, en ese lugar que llamamos Kurdistán, se lían a tiros con un mundo oscuro y confesional que en nombre de un falso Alá quiere reducirles a meros úteros con patas.

Una vez más me sube la sangre a los ojos  y a riesgo de que se me censure el tema, me toca hablar de lo que creo, tirándome al monte si fuese necesario, pues la cosa vale la pena y es de justicia. ¿Van siguiendo ustedes la evolución de la tontuna del tema género?, ¿podrían ustedes explicarme a que se debe tanta y pura estulticia?.  Es que a mí se me levantan las carnes, pues parece que no hay una cabeza buena. A fe mía que ser progresista en estos tiempos diríase lo mismo que comulgar con los métodos de la Santa Inquisición.

No estoy muy al tanto de las derivas de muchos políticos y sus siglas, pues entiendo que una concepción de vida basada en eso que llamamos izquierda deberá ser, sin lugar a dudas, integradora. Pero miren ustedes, ¡alehop!, la cosa no se ajusta a lo que pienso y muy al contrario, existen adalides de la nueva política, que a todas luces son –Dios me perdone- unos absolutos fascistas.

Me di de bruces hace dos fechas con la Señora Beatriz Gimeno, número 4 en la lista de Podemos por la Comunidad de Madrid.  Cuando leí sus delirantes reflexiones sobre las relaciones entre géneros –les soy sincero-, me cagué de miedo. Todo empezó con una frase alegórica del catecismo totalitario al que servía de entradilla:”La heterosexualidad provoca daños en la mujer”. Aquí sí que el “manda huevos” del catite Trillo hubiese tenido sentido…

Se despachaba a gusto la ideóloga contra los heterosexuales y como al principio les adelantaba, no  voy a dejar de comentarles ni un ápice de la bilis que la Gimeno se gasta.

Decía la prócer que ser heterosexual no es manera natural de vivir la sexualidad, establecía que se trata de una herramienta política que busca mantener en la sociedad una categoría de opresores, los hombres, y una de oprimidas, las mujeres. Así el hecho de ser un hombre significa pertenecer al género que detenta el poder y demuestra que la heterosexualidad es el arma del patriarcado. En este punto tragué saliva y a punto estuve de tirar la toalla, pero el abismo atrae, atrae mucho…

Seguía con fuego de grueso calibre la Doña y mantenía que de poder elegir, las mujeres hubiesen elegido no mantener relaciones sexuales con los hombres, no vivir con ellos y no relacionarse con ellos. Seguí leyendo y cada vez me hacía más pequeño, pues el fuego se tornó graneado y tuve la sensación de no poder ponerme a cubierto. La ya a todas luces Torquemada del Sagrado Gineceo, se descarnaba diciendo que la heterosexualidad se clava a la fuerza en las vidas y en los cuerpos de las mujeres por lo que ser lesbiana es algo liberador pues el cuerpo se siente más libre y respira en tanto que la mujer se hace más consciente de los mecanismos de opresión que operan sobre ella. Yo ya no podía respirar…

Y seguía machacando sin piedad alguna, mientras yo me achantaba y empezaba a pensar que de tenerme cerca, sin duda me capaba. Afirmaba sin rubor que si la heterosexualidad fuese natural, o siquiera beneficiosa para las mujeres, no necesitaría de los complejos mecanismos que se emplean para mantenerlas dentro de ella. Se venía arriba el tema y seguía Beatriz atacando con esmero: “decir voy a hacer que te sientas una mujer de verdad, en realidad es decir, voy a violarte”. Cangüele absoluto llegado a este punto del partido.

Hice una paradinha antes de irme hacía el final de la magna disertación y aguantando la respiración me sumergí, otra vez, con el mayor desagrado. El testarazo que me di con el fondo fue de órdago, pues así versaban dos de los mandamientos de esta fe tan fiera: “El feminismo combate para que las mujeres no pierdan sus energías intelectuales y/o afectivas con los hombres. El feminismo lucha con denuedo para limitar los daños que la heterosexualidad provoca en las mujeres”.

Yo no sé, la verdad, como entenderían las mujeres de mi familia este posicionamiento que nos pone a los heterosexuales a riesgo de ser linchados públicamente, pero si puedo afirmar que estar en los extremos es caer en el totalitarismo. Cuando alguien afirma que fomentar la no heterosexualidad es algo conveniente, algo está errado en el planteamiento. Más cuando incluso se lleva la realidad a conceptos simbólicos que rozan el más absoluto absurdo como los que cerraban el ideario de Beatriz Gimeno:“La violencia machista sólo la ejercen los hombres contra las mujeres porque los hombres son los únicos que en esta sociedad se pueden encontrar en la posición masculina. Sólo un hombre puede sentir que tiene la legitimidad simbólica, cultural, histórica que le da el patriarcado para matar a su mujer. Cuando un hombre mata a una mujer por machismo, es un asesinato por odio a las mujeres, que es lo que es el machismo simplificando mucho.”

No eres el único al que, en ocasiones, se le va el oremus – me dije a mi mismo- pero también me miré al espejo de forma estricta y me reconocí la virtud de no haber pretendido nunca, pero nunca, imponer mis ideas de forma tan violenta. Lo que no entiendo es que “activistas” como la que protagoniza este texto no se den cuenta que sus estupideces les hacen más daño que otra cosa. Algo está sucediendo pues se está produciendo un alejamiento de las jóvenes del feminismo, creo que precisamente a causa de sus excesos. ¿Tan difícil es mantener una postura lógica y equilibrada de búsqueda auténtica de igualdad ante la ley?. Pues parece ser que no…

Andamos jodidos estimados amigos varones heterosexuales. Sin coñas, la agresividad que muestran algunos en la defensa de sus legítimas aspiraciones da mucho pero que mucho miedo  y también no poca tirria. A mí me resulta indiferente como viva su sexualidad la gente y por tanto los dogmáticos me ponen de los nervios, sean estos unos fachas o unos luchadores de la izquierda. Al final de la calle son la misma cosa aunque nunca querrán reconocerlo.

Poco más a añadir, pero no dejaré pasar la oportunidad de decirles que me gustan los zapatos de tacón alto, la ropa interior sensual, las mujeres con pasado e inteligencia y todos aquellos aspectos que provocan en los hombres atracción ante las féminas. Habiendo confesado, espero aquí sentado a que me haga reo el Santo Tribunal que preside la Honorable Señora Gimeno.

POLITICA ES MORAL

LA TELE EUROPA DE DON ANTONIO


La Unión Europea va, y en un momento de inspiración, le suelta 3000 millones de euros a Turquía para que se quede con los refugiados y así evitar problemas dentro de casa  y a cambio se le admitirá en Europa...

En fin, este es el ejemplo macro, por otra parte, nosotros le ponemos falda a los ninots de los semáforos mientras los indignos representantes electos van paciendo en el Congreso y se olvidan que se les eligió para hacer cestos. En resumen, estamos más perdidos que una chota en un parking de El Corte Inglés, que por cierto, a pesar de lo bonita y sentimental que resulta su actual campaña de publicidad, va a despedir a puñao de gente.

Y eso es sólo lo que asoma, a saber lo que se cuece por debajo. La verdad es que cada uno de nosotros llevamos lo nuestro, pero mira uno a su alrededor y no se ven las cosas más claras. Dice mi amigo Don Antonio que Europa está desnortada y lleva un camino sin frenos hacia la irrelevancia. Está hecho un Mesías el tío y tras convertir su magistral frase en un twitt que a bien seguro pasará desapercibido a pesar de su manifiesta relevancia, me he liado a escribir otro post, pues  servidor de ustedes está necesitado de mingitar sin tardanza.

A vueltas con nuestra “Tele Europa”, la cosa es tema interesantísimo sobre el que valdría mucho la pena hablar largo y tendido. Hemos de plantearnos lo siguiente: ¿existe Europa más allá de un ámbito estrictamente cultural?. La respuesta es un monosílabo, es sencillamente un no. Hemos de ser sinceros y no empeñarnos en mantener un constructo sobre pilares francamente frágiles pues somos aún el damero multicolor previo a Garibaldi, Bismarck y otros muchos voluntariosos adalides de las reformulaciones nacionales. Y miren que se lo dice alguien que, sin alharacas, se considera europeo a conciencia. Así en nuestra pequeñez, nos vemos de nuevo abocados a las viejas órbitas de influencia.

La Unión Europea abrumada por sus plagas bíblicas mira a otro lado y la experiencia de la llamada a somatén para mantener a Grecia contra viento y marea  le ha costado demasiado en los tres últimos años. En Grecia el sueño europeo murió y a los próceres de los países miembros empiezan a creer que mejor ceñirse a sus fronteras y dejarse de zarandangas. La cuestión es que como tras la caída del Imperio Romano de Occidente, se involucionará hacia una nueva sociedad feudal…

Me explica Don Antonio que hace 20 años -o más-, leyó un libro extraordinario de Pierre Renouven llamado "Historia de las Relaciones Internacionales" y que el mismo retrata perfectamente la gestación de la Europa moderna sobre las relaciones establecidas tras el Congreso de Viena (reunión de ganadores tras la derrota del Imperio Napoleónico).

En base a ello, Europa es un producto de agregados que se han ido consolidando a través de los siglos, pero nuestra concepción casi genética como supuesto pueblo se produce en el siglo XIX . Ahora, cada potencia continental (todas muy venidas a menos) busca nuevamente sus zonas de influencia basadas en la vieja política: Inglaterra (Reino Unido) el equilibrio continental, pero desde fuera y mirando a la Commonwealth y, sobre todo, desde la servidumbre a EEUU. Alemania, la gran potencia del continente, mirando a su hinterland del este y en equilibrio precario con la influencia de Rusia. Finalmente Francia, en contrapeso de Alemania y con proyección hegemónica sobre el Mediterráneo, allí donde estamos los pobrecitos países del Sur. Ni más ni menos…

Bueno y no olvidemos los problemas internos de los países con las llamadas naciones sin estado. Paro porque se me acumula el trabajo y la jefa me está mirando muy malamente. Lo mismo habrá de volverse a la peseta, que miren ustedes, salía uno de fiesta con mil de las rubias y al caminar de regreso hacía casa aún nos zurría un poco de calderilla en el bolsillo.

POLITICA ES MORAL 

domingo, 6 de marzo de 2016

QUIERO SER UN MAL PADRE


Ayer tuve una revelación, una de las buenas, una de aquellas que te llegan sin ningún tipo de pre-aviso, es decir, de las que impactan.

Asistía como espectador a un partido de fútbol sala que jugaba mi hijo y empezando la segunda parte del mismo, el sol me impactó directamente en los ojos y me obligó en varias ocasiones a cambiar de localidad. En ese proceso el marcador cambió de guarismo muchas veces, tantas como cinco que fueron exactamente los goles que encajó el equipo de mi vástago.

Viendo la debacle, recordé otros muchos encuentros y por ende a los integrantes de las escuadras contrincantes. En ese punto, antes de que el colegiado pitase el final del match, abandoné la grada y me fui a hacer la compra semanal al puñetero Metadona.

Bien, mientras empujaba el carro del supermercado y depositaba los productos sin ningún interés apreciado, me marqué un objetivo que demasiado tiempo he obviado. He decidido ser un mal padre de una vez por todas, un verdadero y eficaz mal padre. De hecho creo que la frase hace tiempo que espera ser vomitada y hoy abandono la química para evitarme la acidez y el regurgitar: como siga intentando ser amigo de mi hijo, el pobre será huérfano.

Y ese es el tema y no otro, nuestra generación ha caído en una tontuna absoluta, nos entestamos en arropar a nuestros hijos de una manera enfermiza, les generamos con nuestra sobre-protección altos niveles de ansiedad, ninguna tolerancia a la frustración y un enfermizo individualismo que les arroja a un desconocimiento absoluto de una verdad inapelable hoy y en toda la historia de las organizaciones humanas: todo requiere un esfuerzo pues nada es gratis.

Nosotros los padres nos hemos dejado caer en brazos de la mayor etapa de consumo conocida en la economía mundial y nos hemos abandonado a la idea de que por el hecho de ser padres, nuestros hijos ya tienen derecho a todo lo que les podamos dar. De hecho los niños nos marcan el criterio de consumo e incluso el endeudamiento familiar. ¿Qué nos sucede?, ¿sabemos realmente ofrecer a nuestra progenie lo que les convierta en adultos útiles?.

Al finalizar la compra y mientras cargaba la misma en el coche, recibí una llamada de uno de los padres con los que comparto el universo deportivo de mi chaval. Me preguntó por mi espantada y miren ustedes, corto y raso, le conteste que hasta aquí habíamos llegado, que entonaba el mea culpa y que el final del partido indicaba la necesidad de un cambio en el cuadro técnico, como padre debía ser sustituido. Pareció sorprenderse, pero cuando reflexioné en el sentido que rezuma este escrito, pareció entender y me otorgó la razón
.
Fui un niño feliz, no lo duden. Registré incidentes en mi infancia como todos mis amigos, hube de ganarme unas zapatillas nuevas aprobando un curso completo, no una asignatura. Ir al cine era una fiesta que premiaba verdaderos méritos en relación a las necesidades de mi casa, comer fuera sucedía muy de cuando en cuando y así, sentarse en un restaurante era algo casi de ensueño. En definitiva, el esfuerzo y el compromiso en el seno familiar, la escuela y también en el deporte –escolar en el aquel tiempo-, era la medida de todas las cosas.

Nuestros hijos han perdido la inquietud ante los imponderables, les hemos transmitido que nada cambiará, que todo es estable y ellos, por su parte, han interiorizado que tienen derecho a exigir pues han aprendido que antes de abrir la boca ya tienen lo que en ese momento puedan haber deseado. No lo estamos haciendo bien, se da la paradoja de que niños perfectamente educados son verdaderos inútiles a la hora de desenvolverse de forma autónoma.

Nos aterra que no sepan hablar idiomas, les buscamos profesores particulares hasta para hacer macramé, si existe algún conflicto relacional en la escuela, el equipo en el que jueguen, en el vecindario o allá donde se encuentren, en lugar de empujarles a la auto-gestión nos gastamos los dineros en psicólogos, terapeutas y no sé cuantos más adláteres que cubran y disimulen nuestra propia inoperancia. ¿Les duele la crudeza de mis argumentos?, de eso se trata precisamente, de eso se trata.

Lo dicho, me voy a volcar a eso del padre malo malote que no carga la mochila de su hijo al salir del colegio, que no le aguanta el bocata en la mano mientras el nene va mordisqueando y que no pierde el culo para comprar una consola de última generación basándome en que el crio es diligente y se porta bien. ¡Puñeta!, eso es lo que debe ser, va con el cargo de ser hijo y no debe premiarse, ¿me dirán que no?.

Me recuerdo a mí mismo partidos en los que criticaba la actitud de algunos niños de poblaciones o barrios eufemísticamente llamados desfavorecidos. Esos críos se dejaban la piel en todo momento y ¿saben?, la razón es muy clara, juegan y hacen vida en la calle, no pueden tener todo lo que desean y así, lo poco o mucho que consiguen, lo viven en triunfo y no como un derecho adquirido. Ahí y no en otra parte radica el secreto de sus éxitos.

Cambio de tercio. Asumamos la responsabilidad, no se trata de que planeta le dejaremos a nuestros hijos, se trata de que ciudadanos le dejaremos a este cansado y perplejo mundo.

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