jueves, 7 de abril de 2016

SANTO LAICO


La integridad no tiene necesidad de reglas. Albert Camus

No tengo ganas de pulir la redacción, hoy ando revuelto y un punto tristón. He visitado a un amigo al que le han extirpado de la garganta un cabronazo tumor. Imaginarán que no puede hablar y que de su verbo, es probable que tan solo nos quede el recuerdo.

Uno hace por animar y animarse ante envites como este que sin preaviso, te torpedea a alguien cercano. ¿Pero saben ustedes?, siendo cierto que huelga decir que me duele ver varado a un crucero tan bien armado, al mismo tiempo que le veo sufrir, siento que es un hombre muy afortunado. Una vez más, la lección más cierta se redacta en la situación más inesperada…

Es el prócer conservador, ejemplo de fe siendo un laico y por añadidura, hablando mucho como hablaba, siempre ha dicho más con sus hechos que con sus palabras. En esa realidad ha construido su aconfesional iglesia, en ese espacio que él mismo parecía enredar para irritación de dogmáticos y para su propio disfrute, las cosas cobran sentido al margen de su actual padecimiento.

En su yacer hospitalario he visto y recordado a muchos que antes que él demostraron que la integridad está y estará siempre por encima de la ideología. Viéndole sometido a sus heridas y a una tiránica medicación, he reconocido a personajes de nuestra historia pasada y presente que dejando al margen su condición de fascistas, comunistas, anarquistas, socialistas y todos los “istas” del mundo, supieron decidir en conciencia cuando la situación así lo dispuso. ¿Qué fueron pocos?, probablemente, pero créanme eso no les hace menos valiosos.

Ese rincón hospitalario, que ahora le tiene retenido como un potro estabulado, ha visto pasar frente a su cama a personas de toda filiación, ateos, agnósticos y cristianos de comunión diaria. A nadie ha importado otra cosa que no fuese la generosidad de un corazón que podrá haberse equivocado en ocasiones, pero que viene regalando aciertos que no se explican ni se han explicado, por protagonizarlos alguien al que lo más fácil es tenerle estigmatizado.

Hoy se sientan conmigo, frente al ordenador, gentileshombres y mujeres de respeto. Son como un callado tumulto que empuja en una dirección única e incontestable: hacer lo que se debe hacer es patrimonio de las almas más generosas. Me lo dicta, una vez más, Don Julián Besteiro quien no tiene ningún empacho en renunciar a su calidad y decirme quedo, que mi amigo sí que es un verdadero Santo Laico.

Mañana le acercaré un pizarrín para que pueda expresar escribiendo lo que dirían sus palabras. Esta tarde, en el equivalente a una triste cuartilla, ha redactado con buena letra una indicación que para mí es una orden. Nos acompañaba una común amiga que sufre una situación personal gravosa y mirándonos alternativamente a uno y a otro ha indicado: ayúdale siempre…

Una cosa es predicar y otra dar trigo, si no entienden lo que pretendo al decir lo que digo, ustedes no son personas, sencillamente son gente.

POLITICA ES MORAL