Que no sabemos lo que nos pasa:
eso es lo que nos pasa. José Ortega y Gasset
En la seguridad de que no
invertirán los minutos que se requieren para leer este texto, les pido
disculpas por no poder reducir su extensión.
Hace mucho tiempo que no escribo en
este blog y hoy he tenido, por fin, oportunidad de volver a hacerlo. No diré que
no me resulte algo grato, pues mucho me une al mismo ya que soy su creador, pero
me sorprende bastante que las posiciones de mi entorno -que en definitiva
inspiran mis posts- no sean un punto más comprometidas más allá de lo evidente.
Como cualquier otra población, en
pueblo en el que resido tiene problemas de vía pública, de salubridad, de
servicios y la intemerata de cuestiones que deben ser atendidas, pero en
cualquier caso, es su ciudadanía la que puede ser protagonista, o no…
Mascotas, palomas, gaviotas,
procesionaria, camiones de basura, salidas de humos, bicicletas, ruidos,
aparcamientos, uso de los espacios públicos, convivencia entre culturas, robos,
vandalismo y qué se yo cuantos temas más son atendidos con mayor o menor fortuna
en los foros locales de internet y creo –siento decirlo- en función de la
primera persona del singular, es decir del enorme y mayestático YO.
Poco se ve el NOSOTROS, demasiado
escaso es el generoso plural que nos beneficia a todos. Miramos a corto plazo y
mis estimados convecinos, me demuestran que así no llegaremos a ningún lado.
En nuestro momento toca sacar los
colores a quién tiene el privilegio de gobernar y recordar que lo que merece
ser informado es que hay familias que deben aguar la leche para que alcance por
las mañanas para todos sus hijos, que los ambulatorios andan cortos de
personal, que las escuelas de nuestro pueblo sufren grandes problemas por una
multiculturalidad mal gestionada, que la crisis no ha finalizado y que existe
la pobreza energética, que debe realizarse una verdadera y agresiva promoción
económica, que es absolutamente necesario invertir en centros de día y en una
residencia para nuestros mayores y para niños y adultos con necesidades
especiales, en definitiva, que vivimos en una falsa arcadia cuya realidad es
una hermosa fachada que una vez se franquea también esconde ratas…
Estoy asumiendo que ha dejado de
importarnos lo que suceda en nuestro entorno si el tema nos requiere observar
lo que no nos gusta.
¿Sabrán los integrantes del
respetable ágora lo que realmente sucede en su ciudad?, ¿alguien se mantiene
ojo avizor sobre lo que se hace con su voto?, ¿la ciudadanía que se llena la
boca de derechos es consciente de sus obligaciones?. Este ocasional paseante
cree que no.
Bien, a punto de cumplirse un año
de las últimas elecciones locales, las mociones y/o intervenciones de nuestros
representantes en el sagrado pleno municipal, parecen pasar de puntillas sobre
lo que importa a su pueblo y a su gente, al cabo lanzan balones fuera que
despistan sobre los verdaderos intereses de aquellos a los que dicen
representar. El 90% de las mismas no tienen relación directa con nuestra
población, pero lo que resulta curioso es que la cosa parece no revestir
importancia para nadie.
Amigos, les invito a realizar una
sencilla acción, acérquense a la sede del partido al que votaron o al despacho
de su regidor electo, pregunten por su actividad diaria y pongan en su posible
respuesta toda su atención. De no gustarles lo que escuchen, adviertan a su
interlocutor de que ustedes son ciudadanos, como tales cargos públicos y que están
dispuestos a decir NO y a preguntar porqué.
En la voluntad de cerrar esta, a
todas luces innecesaria, reflexión, he de decirles que sería bueno acabar con
el vergonzante recuerdo que me provocó un indigno vecino, que tras las
elecciones del pasado 25 de mayo de 2015, afirmó sin ruborizarse: “Yo sé que
hacen lo que les da la gana y que a lo mejor hasta se lo llevan caliente, pero
oye, ¿qué quieres que te diga?, el pueblo está muy cuidado y bonito”.
¿Hablamos de derechos?, por
favor, empecemos a ser conscientes de nuestro propio compromiso. ¿Hace?.
POLITICA ES MORAL
bravo! tota la raó del món!
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