-Buenas tardes Magister, ¿qué tal
la cosa por el Levante?
-Buenas tardes Condottiero. Correcta de momento, pero
veo que mal camino llevamos y ando mirando de hilvanar bien mi discurso…
-Yo ya estoy en guerra y por
tanto procuro no escribir en caliente.
-Tienes materia para lucir tu
elocuencia. No cabe duda que conviene evitar los ácidos del estómago, pues de
no hacerlo acabarás apelando a los explosivos plásticos.
-Cierto es que me excedo a veces
en el discurso, pero ¿quién no cae en la tentación de cercenar los miembros
gangrenados que amenazan la supervivencia?.
-Cuidado y calma, por favor. Una
vez más te conmino a templar gaitas aunque mal nos suenen. Piensa que los
comunes no ven los problemas, no los entienden ni los comparten. Y ahí campean nuestros
egregios, dale que dale.
-Tiene razón. Mire usted lo
sucedido con la entrega de premios internacionales Rey Abdullah Bin Abdulaziz
de Traducción que se realizó en Toledo, no tiene nombre. Un poema mal rimado la cara del Presidente de Castilla-La
Mancha, Emiliano García-Page, cuando entregó el galardón a una mujer ataviada
con un burka. El prócer se despachó a gusto para cepillar a la amplia
representación saudí en el acto. Afirmó que España no se entendería sin la
presencia árabe y esa verdad de Perogrullo vino a disimular lo que allí, de
facto, estaba sucediendo. Sin empacho
alguno, honramos a unas gentes que ven como algo normal el burka, la ablación, la lapidación, la
poligamia, el ajusticiamiento por blasfemia, la infidelidad y la
homosexualidad. Casi nada, ¿no le parece?.
- Otra vez cuidado mi respetado
amigo, serás un racista –disculpa la expresión- de mierda si así te expresas…
- Regresando a lo que hablamos de
los comunes, ¿sabe?, además, ignorantes. No saben ni qué significa ser racista. ¡A hacer puñetas!.
- Por favor, ¿tengo que volver a
sancionarte?. Calma…
- Me cuesta, mucho me cuesta
mantenerla. Y eso que usted y yo si conocemos la carga semántica de las
palabras, que para eso se nos ha dado la cátedra.
-Lo sé y es por eso que te apelo
a la frialdad del dato, a no callar y a seguir, que es lo único que podemos
hacer. Iluminar aunque sea a pocos, eso hace ya mucho tiempo que lo aprendiste.
-Sí, pero la corrección política
empieza a ser la casulla del miedo (ya lo es). La gente tiene miedo a decir lo
que piensa, a decir la verdad.
-Escucha, convéncete de que no se
puede, ni puedes tirar por el camino de en medio porque si no, estaríamos
siempre palos.
-No en su caso ni en el mío. Así
que amén, me someto, toca hacer magisterio.
-Permite que te pregunte algo, ¿me
ves moderar el mensaje más allá de evitar el insulto?.
-La verdad, no.
-Ergo, es buena vía y hemos de
abonarla. Abramos la boca y creemos un mundo nuevo, será lento pero deberá
funcionar. Apela a San Agustín que parece tener respuestas a todas tus dudas.
Disculpa la broma…
- ¿Disculpar?, nada debo
disculpar. Todos saben mi reconocimiento al santo que aprendió a serlo por
haber pecado y mucho. En cualquier caso mi fe flaquea.
-Pues ahora es mi turno para poner
andamio a tu alma.
-Sólido habrá de ser si de usted
procede. En fin, mientras no nos arrebaten la palabra ni la libertad para
manifestarla y como hemos comentado en varias ocasiones, nos agarraremos a la
conciencia…
-Si no podemos cambiar el mundo,
que al menos hayamos hecho lo que en conciencia nos era debido, si. Recuerda,
si es menester, recurre a la estética.
- ¡Jajaja!. Estética sí, pero siempre
desde la ética. Aunque de eso es palmario que vamos más que sobrados.
-Y mientras, vayamos cavando una
trinchera por si vuelan las balas.
-¡Por San Agustín!, es usted
ahora quien se viene arriba. Sepa que eso no sucederá, no lo harán ¿sabe la
razón?. Atrévase a hacer conjetura…
-Me lo imagino, pero bueno,
seguro que causaría una mala impresión
incluso a ti.
-No le importe, avante toda.
-Pruebas que nos avergüencen a
todos es lo que hacen falta. La gente no sabe nada que aquellos que la anulan,
no quieran que sepa, la gente no recuerda nada útil de nuestra historia, la
gente olvidó hace tiempo su compromiso hacía sí misma, la gente prefiere tener
a ser, la gente olvidó que los derechos se basan en las obligaciones, la gente
no condena a los ladrones pues desea el oro que estos acumulan. La gente,
siempre la gente…
-¡Madre mía!, ¿así me anima?.
-Por eso nadie disparará, pues a
nadie le interesa saber de qué hablamos algunos descerebrados. Hagamos una
prueba, cuelga una foto con un par de tetas en tu muro y espera respuesta.
¿Imaginas?, ¡será un exitazo!. Haz una reflexión sobre las pensiones públicas y
el que más y el que menos se la pasará –pido disculpas- por el culo.
-Amén.
-Oye, ni frio ni calor, ya nada
afecta al común más allá de su pequeño y falso patrimonio mantenido a crédito. Porque,
aparte de estar o no de acuerdo con lo que hacen los políticos, al menos las
gentes deberían querer saber a qué precipicio se las empuja. Más allá de que se
prefiera un Presidente a un Rey, más allá de las ideologías y los credos, lo
que debería guiar a nuestra sociedad informe, debería ser la integridad de
todos y cada uno de los que nos gobiernan o pretenden hacerlo.
-Que retrato más amargo de una
realidad que no le puedo negar. Cuando la rabia florece, puestos a cabrearnos,
ambos podríamos prender fuego al 75 % de la población. Pero no lo haremos y no
por falta de ganas, no lo haremos por una sencilla razón, no lo haremos por ser
personas de bien. Somos elementos necesarios en nuestra desesperación, pues de
no estar aquí -ya me perdonará usted las ínfulas- la esperanza moriría y usted
y yo necesitamos tener esperanza. ¿Me dirá que no?.
-Tienes toda la razón, uno se
siente minúsculo, pero saber que no está solo da fuerzas suficientes para
seguir en la lucha. Comparto contigo que
la esperanza fue lo único que permaneció en la caja que portaba Pandora.
- Esa y no otra cosa somos. Somos
parte de la esperanza y así no hemos de ceder, no podemos caer y viéndose en
apuros, cuando desee lanzarse a un irreflexivo galope, hábleme lo que haga
falta. Yo le doy palabra de que haré lo mismo.
- Como siempre reconozco, sé que
siempre estás ahí y que estarás. No soslayo que como bien dices eso es “más que
mucho”, una suerte que nos salva a ambos.
-Enorme es el riesgo el de
mantener nuestra posición, pero para evitar a la artillería hay que acercarse a
los cañones y es tarea para valerosos o mejor dicho, para cobardes dispuestos a
sobreponerse a sus miedos.
- Entonces somos las personas
adecuadas si se me permite la presunción, pues las más difíciles misiones
requieren de los mejores hombres y mujeres.
-Lo dicho, calma tensa pero
calma, que cruzar el Rubicón siempre ha sido sinónimo de asumir riesgos. Por
cierto, regreso el viernes, ¿comemos en El Galeón?.
- Me place, haremos sobremesa
larga. Hasta entonces recuerda que semper fidelis.
-Que así sea y ahora le dejo, que
me reclaman. Un enorme abrazo.
POLITICA ES MORAL
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