miércoles, 30 de noviembre de 2016

CUBA Y EL TELERÍN DEMÓCRATA


He tardado en ponerme con la liberación de Cuba y creo que deberé ser directo y harto claro: me está fastidiando el telerín ultra-demócrata de las ejemplares democracias occidentales.

Yo he pisado Cuba, yo amo a Cuba con el ansía del amante por el  amor perdido y les afirmo que Cuba tiene sombras por la altura indigna de su vecino.

Yo no puedo negar ni evitar cierta simpatía por Fidel y compañía. Aunque obviamente puedo enumerar  muchos peros, lo de nuestra joya del Caribe ha de ser visto en su verdadero contexto: de ser el casino-prostíbulo-patio trasero yankee a tener una oportunidad de ser un país digno.

Miren, estando haciendo inmersión en Cayo Levisa, uno de los islotes que salpican la costa cubana, mantuve una grata conversación con tres músicos y dos biólogos marinos que se ganaban la vida con el turismo. Todos, sin excepción, esperaban que tras la caída del Pacto de Varsovia, las cosas cambiasen en su país, pero dejaron muy claro que no a cualquier precio: "mira gallego (así nos llaman a los españoles), yo quiero que acabe este jodío periodo especial, pero si vienen los yankees soy el primero en coger el fusil".

Esa es la cosa, ser honorable es algo que nadie puede darte y tampoco nadie puede quitarte. Eso es lo que logró en su momento el movimiento 26 de julio al enfrentarse a Fulgencio Batista: armar personas en una Latinoamérica  en la que medraban los ladrones apoyados por un norte hambriento de recursos naturales y de mercados cautivos.

¿Imagina alguien hoy una Cuba libre del embargo de los EEUU?, de no haberse llevado a cabo, ¿hubiese sido otra la realidad de los cubanos?. Por supuesto que sí. El patio trasero de los yankees ha sido el culmen de la desvergüenza y la causa del sempiterno atraso del Caribe y el cono Sur. En 1959 Cuba se encontró sola contra todo y a pesar de todos los hándicaps empezó a conseguir  unos mínimos de dignidad que ningún salvador demócrata liberal consiguió desde la frontera norte de Méjico hasta Tierra de Fuego.

Pero claro, estamos en lo de siempre, no hay medias tintas. Hoy  se simplifica, se estigmatiza, se dibujan cielos e infiernos para acabar hablando de ángeles o demonios. Llegados a este punto me golpearán la puerta preguntando si el régimen resultante de la revolución castrista es culpable, yo les contestaré que no, les diré que Cuba fue el enemigo que al Imperio Norteamericano le convino mantener para justificar sus desmanes.

Lo dicho, los  telerines ultra-demócratas se llenan hoy la boca de sacrosantas voluntades populares y libertades inapelables y de acusadora observación de la degradación de las calles y gentes de la Habana y otras ciudades cubanas. Yo les invito a recorrer el trazado de las 3000 viviendas de Sevilla o los asentamientos ilegales de la madrileña Cañada Real. ¿Qué no es lo mismo?, ¡claro que es lo mismo!, pero según los adalides de la justicia occidental, aquí todos somos muy libres y todo lo podemos comprar, pero miseria tenemos a montones aunque la queramos negar.

Los revolucionarios cubanos no eran enemigos de los EEUU, es más, observaban a la generosa madre de la democracia como una garantía de futuro. Sucedió que cuando priorizaron los intereses de cuba y su ciudadanía, iniciando la  nacionalización de  empresas, tocaron los bemoles al capital yankee y así se cavaron la tumba.  Norteamérica, a su antojo, ponía y quitaba dictadorzuelos, Cuba no podía permitirse regresar al batisteo, la autarquía era un suicidio, un callejón sin salida y así, por contexto, se hicieron pro-soviéticos.

Es curioso, siempre se ha dicho que en Cuba se dirimió en gran medida la lucha Este- Oeste y la verdad, la razón cierta que pesó en la constante presión al régimen cubano fue el mantenimiento de la depredación en el continente. Revoluciones sociales auspiciadas por el comunismo rojo hubiesen sido la ruina del libre comercio. Créanme lo de Bahía Cochinos y la crisis de los misiles que a punto estuvo liar la tercera mundial, fueron la demostración de lo que comento. La extinta URSS optaba sin disimulo a quedarse la mayor parte del pastel geo-económico. 

Me permitiré alguna fruslería y de veras que estas son necesarias, pues si uno no se ríe, acaba enfadándose y no poco. El otro día leí que Francisco Franco era de los malos que hacen alguna cosa bien,  que los Estados Unidos son de los malos que nunca hacen nada bien y que  Fidel Castro era de los buenos que hizo alguna cosa mal. No se extrañen, los que son de los buenos y lo hacen todo bien no existen. No recuerdo de quien era la frase, pero me pareció genial y me ayudó a quitar hierro a la deriva de la banda del telerín mediático.

Me va una higa en lo que algunos o muchos puedan pensar, pero  el mundo capitalista ha creado la más perfecta dictadura: nos permite andar todos los caminos para no llegar a ningún sitio. Nuestras hermosas democracias son lavanderías que hacen colada con nuestra ciudadanía, nos revuelven las meninges y nos regalan una maravillosa sensación de libertad con dulce aroma a suavizante. Ni más, ni menos.

El otro día, escuchando a los contertulios del grimoso periodista Josep Cuní, escuché a una mega demócrata  Montserrat Nebrera decir  lo siguiente:  "claro, es cierto, en Cuba tienen un buen sistema educativo, pero cuando los estudiantes finalizan la universidad no pueden trabajar". ¡Tócate los huevos!, ¡no me había enterado!, ¡en España también somos cubanos pero con menos negritos como cantó Carlos Cano!. También oí "que lo de alfabetismo cero, la eficaz y eficiente sanidad, lo usan como hacía la RDA con sus resultados deportivos". Vamos que todo es y ha sido propaganda y tal y tal. Bueno, de un plumazo, los salvadores de las buenas gentes con derecho a comprar en el Black Friday, se han cargado los informes y las estadísticas de la misma ONU. ¿Qué podemos hacer?, siempre se ha dicho que la misma no sirve ni para calzar la pata de una mesa…

Lo triste y cierto es que vivimos en una plutocracia decadente que ha sabido inyectar, mediante un falso suero de libre albedrio, el virus que nos convierte en agilipollados zombis consumistas que puntualmente llenan, sin descansar en festivo, su centro comercial más cercano. Somos consumidores, nada más, pueden creerme, la felicidad se vende.

De desear analizar el rol de Cuba en la historia, debemos hacer un esfuerzo intelectual de calibre considerable y no temer  al debate. Al contrario, la muerte de Fidel Castro lo requiere y lo estimula. Siempre hemos de estar dispuestos a litigar con quien sea, pero  con mucho respeto hacia el otro,  con mucho cuidado. Me molesta ver a  discutidores  y polemistas con argumentos a espuertas temibles como los jinetes del Apocalipsis. Me repugna observar la mala fe y el odio que destilan ante un fenómeno que entender no pretendieron ni pretenden.

No puede compararse a Fidel Castro  con dictadorzuelos de todo tipo. No sé si se pudo o se podrá pensar en él como un déspota ilustrado, pero la Cuba que vio triunfar a la Revolución estaba sometida a una enorme miseria, a una miseria en concepto transversal y amplio. Pero claro, por lo general –también en este caso-  se simplifica de forma maniquea: ¿no votaban?,  ergo Castro era un dictador deleznable, como Hitler, Franco, Stalin, Mussolini, etc.

Estoy hartito de estos análisis y reitero que para entender lo que pudo ser Cuba y el motivo por el que se le combatió, demonizando todo lo que pretendía ser, hay que escuchar el discurso del Che en las Naciones Unidas. Ernesto Che Guevara afeó la falsa prosperidad de los pueblos sometidos  a los yankees y apeló a la revolución de toda América Latina y de todos los pueblos oprimidos y enajenados del Mundo. ¿Lo ven?, Cuba era el lobo que debía ser abatido y su agonía, por conveniente, debía ser larga.

Viene al caso recordar  lo que Henry Kissinger (Secretario de estado de los EEUU)  le dijo a Richard Nixon en referencia al  golpe de estado de Augusto Pinochet contra Salvador Allende: “cierto Presidente, el General es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta". Se puso y se pone en manifiesto  el doble rasero en América. No le demos vueltas, Cuba se sirvió libre a sí misma y acabó prisionera de un sueño de libertad que debió ser el de todos.
Cuando los alfeñiques bien pensantes dicen que la historia juzgará a la dictadura cubana, se me remueven las tripas y me empodero para decir o mejor gritar, que Cuba es más patria digna de defender que el centro comercial que reparte hostias consagradas previo pago con visa a un interés moderado. Rabia provocan esos topicazos de que ha fallecido un “personaje con luces y sombras".

Veremos que sucede ahora, quiero decir que lo veremos sin duda. La en otro tiempo orgullo del Imperio de las Españas, transitarán hacia el libre mercado y las bondades capitalistas y volverán la familia Corleone y la Bratva del este a lavar dinero mientras se trincan a las mulatas cuarteronas. Ese será el éxito de las democracias y la derrota del pérfido lagarto verde que debió haber sido un coriáceo dragón rojo.

Viva la Revolución y vivan los sueños rotos.

POLITICA ES MORAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario