España, amigos míos, es un lugar
extraño para muchos españoles viejos, entre ellos yo mismo.
Nunca seremos nuestra propia
salvación pues hasta los conductores de tranvía creen ser burguesía, la pérdida de la
conciencia de clase nos llevará a la ruina. Siglos de ignorancia a gogó,
intentos modernizadores casi siempre frustrados y luego, como aquel que decía de la Edad Media, las tinieblas
franquistas que nos llevaron al desarrollismo, al 600, las suecas, la tele, al
apartamento y finalmente al éxito encarnado en el plasma de 40" y las
vacaciones en Marina d'Or.
Nada queda de la vertebrante
clase media, en realidad somos cuerpos animados pero no pensantes que
entendemos que por consumir, somos elementos sociales privilegiados. Creo que
hay mucho que reflexionar pero por encima de todo, mucho por hacer. Quizás ha
llegado el momento de los bárbaros y debamos aceptar la regeneradora caída de
Roma. El fallo es tan sistémico que no
admite cirugía local. Ya saben, tras la decadente democracia el bisturí
dictatorial. Platón y su República lo dejaron muy claro…
Me cuesta ver qué podemos hacer a
nivel global, a lo grande. No vislumbro qué margen de actuación hay más allá de
la esfera local. Tiende uno imponerse cada día eso de "piensa global,
actúa local" pero la purita verdad es que ya no es cosa de nivel de poder
cuando la corrupción de valores ya infectó a todo el mundo.
Homo homini lupus, el hombre es un lobo para el hombre y así llegamos
a una verdadera depredación caníbal. Como en otro tiempo, dotarnos de un espacio
será un proceso traumático y la violencia generará una reconstrucción material
y moral hasta que volvamos a bajar la guardia. Somos un homínido con tendencia
a olvidar, bichos acreedores a la recurrente aniquilación parcial.
Decía Eudald Carbonell en su
libro “"Aún no somos humanos: propuestas para la humanización del tercer
milenio”, que aún no hemos completado nuestra evolución y que sentirnos
superiores a los monos es cuando menos soberbia, pues la realidad nos ha de recordar
que no somos consecuencia evolutiva de los otros homínidos, descendientes, sino
más bien "primos" en paralelo. Piénsenlo, ninguno de esos familiares
lejanos ha llegado a ser tan cabrón como nosotros.
¿Recuerdan?, todo es cíclico. Los
griegos y los romanos debían estar igual: "esta democracia no funciona y
bla,bla,bla". Así surgen los populismos y el saber del mal me está
llevando a instalarme en el determinismo fatalista que tanto he criticado
antes. Quizás sea cosa de nuestra jodida naturaleza y la misma es la que nos lleva al totalitarismo como fórmula válida
de gestionar la sociedad. Ein Volk, Ein
Reich, Ein Führer (un pueblo, un imperio, un lider) que cacareaban los
nazis no es un principio ajeno a nuestro presente y así involucionamos al
aislacionismo para proteger los muchos o pocos privilegios que nos queden. Al
margen de preparaciones académicas y tintineantes duros en los bolsillos,
estamos siempre ávidos de soluciones
contundentes, mensajes simples y llegamos a necesitar que se nos impongan las cosas para evitar autolesionarnos.
Cuando la realidad es compleja la
democracia es un analgésico que alivia pero no cura la patología de una
sociedad en decadencia. No se rían de la analogía que se acerca muy mucho a los
falsos remedos de las grandes cancillerías occidentales. Realmente ya empiezo a
ser consciente de lo poco que se y me voy quedando con la imagen de unas
costuras cediendo, avisando del próximo esturreo del relleno ciudadano, es
decir, nosotros mismos.
Me llenan los oídos de la
necesidad de meter tijera hasta el fondo y yo digo que sí, pero me asustan los
sastres en el mundo de la fast fashion
de Inditex.
POLITICA ES MORAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario