miércoles, 23 de noviembre de 2016

EL NECIO JOSEP GARGANTÉ


Cuando José Luís Sampedro dijo que el sistema estaba roto y perdido, y que por eso los llamados alternativos tenían futuro, sin duda, no hacía referencia a gentes como Josep Garganté.

No tengo muy claro qué hace y propone en su labor diaria este edil de Barcelona, como tampoco entiendo muy bien las posiciones de la CUP en relación al sistema que desean cambiar en beneficio de la ciudadanía.  Lo que sí sé, veo y entiendo es que el Señor Garganté es un personaje despreciable.

Sepan que no tengo ningún reparo en tirarme a la espalda –lo hago a menudo- el tener que convivir con imbéciles, pero sucede muchas veces que llueve una gota y nos colma el vaso y la paciencia. Ese es el favor que la CUP  ha hecho a este socialdemócrata de base marxista, cristiano de pelo duro y por encima de todo, leal a sus compromisos. No hay vuelta a la cosa, la integridad está siempre por encima de la ideología y cuando los que dicen ser custodios de la verdadera y nueva política se comportan como necios, corresponde inhabilitarles, desterrarles y condenarles al ostracismo más cruel.

Hace ya muchos años, demasiados, viví cerca de la realidad del terrorismo y por ende de la locura que provoca la muerte. ¿Saben?, cuando la gélida violencia te rompe la cordura, al levantarse de la cama, uno recurre a la templanza de los fuertes corazones que ofrecen una rada para proteger la esperanza. Eso era y es Ernest Lluch, un piloto capaz de llevar a puerto a la nave más dañada.

Le ví y oí en San Sebastián en muchas ocasiones, como un Hermes inagotable se armaba de razones y palabras cuando nadie podía creer en la paz como un objetivo cierto. Así actuaba el hombre ahora vilipendiado por un incapaz que parece hacer del rebuzno una forma digna de construir frases. ¿Cómo confiar en un individuo que destroza de forma despiadada la insondable dignidad de un hombre como Lluch?, es evidentemente que lo único que puede hacerse con alguien así es despreciarle y hacer de ese desprecio pedagogía activa en nuestro entorno.

Sentiré mucho que los amigos de la CUP de mi pueblo no compartan mis palabras, pero sí así fuese no harían más de abonar la tesis de que no son un verdadero revulsivo para limpiar el estercolero que dicen criticar y combatir. Josep Garganté es una pústula en cualquier organización, pues meter en el mismo saco a Felipe González y a Ernest LLuch, por aquello de la guerra sucia contra ETA, es como escupir sobre la dignidad de los verdaderos demócratas. Nobleza obliga y no es suficiente con decir que no queríamos decir lo que dijimos, es menester hincarse de rodillas e implorar perdón cuando matamos la memoria de los que cayeron defendiendo la dignidad de todos.

Miren, no había sucedido hasta ahora, pero  creo que ya está bien de medias tintas y llegados a este punto, tan solo nos queda batirnos. Decía ayer Jaume Collboni que el Concejal de la CUP debía rectificar sus palabras, yo les digo que debe ser echado a empujones del Ayuntamiento de Barcelona y una vez sobre el empedrado de la Plaza de Sant Jaume, le invito a aceptar a la vista de todos mi desafío a primera sangre, aunque deberá saber el felón alternativo que yo preferiría que la última estocada le partiese la sonrisa y el alma.

POLITICA ES MORAL 

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