martes, 3 de noviembre de 2015

¡DISPARE DON JORDI, DISPARE!


Mantén cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos. Vito Corleone (El Padrino)

No sé en cuantas ocasiones he visualizado la trilogía de El Padrino, magnífica joya del cine del siglo XX basada en la novela homónima del genial Mario Puzo, permite sumergirse en la mafia italiana de los Estados Unidos a través de la familia Corleone y conocer su manifiesta influencia en el poder establecido democráticamente.

Puzo muestra las alcantarillas de la sociedad  como arterias por las que fluye el dinero más abyecto y que tras verter en mar abierto,  políticos dignos de respeto, convierten en moneda de curso legal. Diríase que es una historia que nos pilla lejos y que en nada nos afecta, más la realidad, ya lo sabes ustedes, siempre supera a la ficción. Aquí estamos, observando alelados como nuestros próceres de la patria no son lo que parecían y como se fueron montando sus familias para robarnos a destajo sin utilizar las pistolas y sustituyendo estas con urnas fraudulentas.

De reescribirse  El Padrino, no hablaría de Sicilia y América, el escenario adecuado sería España. Grandilocuente país el nuestro, cumple con todos los requisitos para la trama. Capos de la Mafia a punta de pala, sicarios con siglas bien estructuradas y la numerosa ciudadanía dispuesta a ser explotada. Tan solo una diferencia aprecio y es que los Corleone se mostraban sin tapujos. Si había que ir de cara se iba y si se trataba de hacer ofertas irrechazables se hacían, aquí la cosa es sucinta y supuestamente correcta, pero sin duda mata.

Bien, en nuestra particular guerra de los jefes del hampa, se ha roto el status quo y se ha iniciado una espiral violenta en la que habrá de vencer la familia más fuerte. Sucede por otra parte que hasta la fecha, como diestros bomberos, procuraron no pisarse mangueras pero al llevar al límite su extorsión, se les han rebotado hasta las meretrices y ni repartiendo droga gratis pueden tranquilizar a tanta gente. Así, en nombre del honor entre ladrones, han elegido a uno de los suyos para derramando su sangre, sanar la del resto.

En la jerga del hampa, a los expulsados como medida de contingencia se les denomina perros rabiosos. Nombre apropiado, pues desterrados del confort del sistema, huyen hacia adelante en la ilusa aspiración de salvar la piel o en el peor de los casos, hacer que otros muchos caigan con ellos.  El de nuestra historia se llama Jordi Pujol i Soley y a fe mía que es peligroso. Conoce a todos los Capos, no en balde hizo negocios con ellos. Sabe de todos mucho y por ello puede comprometerlos, pareciendo estar acorralado, aún dispone de munición pesada y tiene disparando, gran acierto.

 Voy ya imaginando la escena, en un callejón sin salida, Don Jordi pistola en mano acomete contra los jefes otrora amigos y asumiendo su inferioridad, está dispuesto a encajar plomo mientras hace masticar el suyo.  ¿Les parece simpático el planteamiento?, pues no esbocen aún sonrisas que nos queda un rato. Todos a los que ahora se enfrenta, eran los que antes le salvaban el culo. Populares, Socialistas, Sindicatos y sin duda la Corona, le fueron amigos fieles hasta ver peligrar sus intereses.

Uno espera y desea sangre a borbotones, matanza entre los lobos, declive de los mafiosos que a todos nos conviene. No quisiera que la solución entre rufianes sean las casuales defunciones del cacareado caso Gürtel, hay que dar verdadero espectáculo e impregnar de acción las retinas. En esta película sería un broche de oro una voz en off que gritase “¡dispare Don Jordi, dispare!”.

POLITICA ES MORAL

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