martes, 10 de noviembre de 2015

EL HUNDIMIENTO


Después de la verdad nada hay tan bello como la ficción. Antonio Machado

Por lo que a mí respecta, nada queda por hacer más que esperar que el envite sea rápido y las bajas escasas.  Viendo lo que veo y escuchando lo que escucho, me hago pequeño y adusto, me recojo en la soledad mísera y fenezco poco a poco.

Empiezo mis días preocupado por la realidad que se impone en mi casa y en mi cocina, aspiro a tener escuela para mis hijos, galeno para mis males y esperanza de un futuro, pero aquellos que dicen ser mis valedores para labrar esta finca, destrozan los arados que deberían abrir los surcos que semillas acogieran. Así nada germina, así nada es profundo, las simientes no se tornaran harinas que horneen los panes que alimenten un común mañana.

Veo a mis amigos y vecinos perdidos en la nada, sufro la nefasta sensación de que se ha ajusticiado a la razón y la locura no tan solo salva el pellejo, sino que ufana prospera. En la insondable estupidez de una masa hedonista y grosera, nada importa ya más allá de una inútil bandera.  En lugar de gritar basta y exigir soluciones negociadas, vamos enarbolando trozos de tela que  fabricados en China, a nadie realmente representan. Y gritamos y embestimos, ladramos sin conciencia, nos dejamos arrastrar y poco a poco nos negamos el yo mismo.

¿No recordamos nada?, ¿tan poco nos duran las lecciones de nuestros abuelos?, ¿se nos secó el seso que nos hace pensar en lo que realmente importa?. Nos hundimos, nos estamos hundiendo y parece hacernos felices el mirar hacia el averno. Uno esperaba que eso que llamamos Democracia nos diese  representantes con voluntad de servicio y no la mezquina proliferación de políticos esclavos de la imagen y de las encuestas de opinión para decidir nimiedades. Hartazgo de majaderos que no ven nada más allá de sus estómagos, nos provocan vómitos de bilis y los sentimientos más abyectos.

Resulta difícil pensar en propuestas que construyan soluciones, pues en las posiciones enfrentadas todos huyen hacia adelante y despreciando a su contrario pretenden estar en lo cierto. Unos magnifican unos resultados electorales que no les dan derecho ni crédito y los otros cerriles en no querer ver que existe un problema, ciñen a leyes y piensan que apelando a la unidad de España sacarán rendimiento que les mantenga en el gobierno. Pareciera que en este sinsentido todos tapan sus miserias y a los tontos de sus votantes les parece suficiente crédito.

Somos idiotas, no cabe duda, jaleamos las jugadas insulsas de nuestro Parlamento y como si de futbol se tratara, si gana nuestro equipo, ya estamos contentos. Gentes de mentes pequeñas ya nos damos por vencidos y en una esperanza vana, esperamos que algo que no existe sea solución a los problemas verdaderos. Me agota pensar que por ambas partes el diálogo estaba descartado como solución hace ya mucho tiempo y que se ha despreciado el peligro que supone el mayor desafío a una España social y justa desde la II República.

Hablo y escucho, insisto en entender el caos en el que me encuentro, sigo sin entender nada y sin duda padezco. ¿Qué ha pasado para llegar a esto?, creo que todo es culpa nuestra, hemos dado patentes de corso y ahora aquellos que deberían salvarnos nos joden en vivo y en directo. Les compramos las mentiras, les seguimos el juego, preferimos no pensar y así se nos llevan al huerto. Sucede muy a menudo, preferimos soñar bonito y no aceptar que nos toca trabajar y dejarnos de cuentos.

Yo me quedo por casa, ayudo diciendo y haciendo en el lugar que ocupo, pero puestos a explicar, me subo a las palabras de un hombre áspero en su hablar pero armado de bisturí afilado. No hace mucho leí a Don Arturo Pérez Reverte, cartagenero, hombre de mar y cuya patria es un Mediterráneo exhausto. Dijo para quien quiso escuchar “yo no tengo ideología, tengo biblioteca”. Ahí está el tema, ese es el lugar de partida, a quien quiera navegar, le espero en el puerto.

POLITICA ES MORAL

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