Solamente
un pueblo culto puede ser veramente libre. José Martí
Estoy convulso y con el seso hecho agua. Siento
que ya se atacan hasta los sagrados templos. No me refiero a lugares de culto
donde el concepto de Dios se pervierte entre sillares de piedra, me refiero al
saber y al conocimiento. Últimas trincheras de la racionalidad, están siendo asaltadas
por un foribundo dogmatismo que se encumbra, allá donde su avidez le empuja, en
el pensamiento único y frentista.
Los druidas de toda tribu pontifican en su particular
cultura y en lugar de observar lo válido de otras realidades, demonizan a todos
aquellos que no piensan igual. A fe mía que lo entiendo, de veras que lo
entiendo, las banderías nos hacen estar más acompañados, son agrupaciones más compactas,
fuera de ellas es como estar en tierra de nadie, se está muy solo y hace mucho
frío. Así, cultura y pensamiento se canalizan al propio pozo, profundo y
fresco, que a todos satisface y da gozo. ¿Qué más podríamos necesitar?, si ya
nos dan respuesta a todo, ¿para qué perseverar en pensar?...
Pues esa y no otra es la cosa a enmendar, poner
en duda, contrastar es lo que nos hace libres, es lo único que hace prosperar.
No por gritarlas alto las cosas son verdad. Es un hecho, no existen las
verdades absolutas, tantas como sombreros calzan las cabezas. En definitiva, lo
único que es cierto es que siempre es más digno de respeto aquel que dice estar
buscando la verdad que aquel que dice, sin dudar, poseerla.
El tema es dicotómico, leer, interesarse por toda idea, es forma de liberar criterios o levantar murallas. La historia
explica perfectamente esta realidad. Hago mías en este lance las palabras de
José Martí, me va una higa si estas pillan cerca o lejos en el tiempo. Una
ciudadanía formada y educada, se libera de los discursos vacios y acomete de
frente consciente de su fuerza. Lo contrario es una sociedad acomodaticia y
vacía, condenada a ser explotada.
Leer es la actividad que inicia toda verdadera
vida, leer nos abre puertas a ciencia y teología, a costumbre e historia, a normas
y leyes. Así, iniciando el camino en los libros sabemos a donde vamos y de
donde venimos. ¿Qué es cansado hacer del análisis y la contraposición pautas? ,
no seré yo quien lo niegue. Es consecuencia directa de dudar sentirse solo y no
será porque no haya también gente en esa "tierra de nadie", incluso
multitud, pero hacen menos ruido. Es duro, cierto, pero es lo único que puede
ser considerarse digno.
No es momento para el pensamiento libre, tocan a
somatén todos en este nuestro tiempo. Periódicos, editores, hasta comics
derivan hacia las costas en las que unos u otros construyen su puerto. Es un
hecho, se necesitan estibadores silenciosos y no prácticos en navegar radas. Mostrar
dudas o desacuerdos nos condena sin juicio previo. Lo dicho, me da igual y me
da lo mismo. Seguiré construyendo puentes con los libros, son tan duros como la piedra y así ya no me hacen falta mármoles pulidos.
Quien haya leído la obra más
insigne de nuestras letras, me refiero a El Quijote, sabrá que el ingenioso
hidalgo volvióse loco por sumergirse en tanta letra de caballería. Pero en
cualquier caso, la locura de aquel entrañable descerebrado nos enseña, sin duda alguna, de
este país, virtudes y pecados. Así, hasta las letras más torcidas acaban
hablando claro... Leo y leeré, mascaré hasta el papel ultrajado por defecantes
interesados, de no conseguir otra cosa, me sentiré más armado.
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