Todo cuanto sé con mayor certeza
sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol. Albert Camus
Sí, no se extrañen, así es la
cosa, llegados a este punto tan solo nos queda batirnos en los estadios de
futbol. En ellos se ejemplifica, de forma preclara, lo que nos mata y nos sana,
pues la misteriosa droga del balompié triunfó como los gladiadores en Roma y se
acomodó en nuestro ADN para dejarnos a merced de la corriente. ¿Recuerdan?, panem et circenses.
No me siento bien en ninguna
parte y diría más, creo que no soy el único al que le sucede. Cada día que
pasa, más desprecio a la gente y por la contra, más amo a mi perro. En
definitiva, el será supuestamente irracional, pero se relaciona de forma franca
y no disimula que toda su felicidad se basa en dormir, comer y cagar (del sexo
no hablamos pues el próximo miércoles le capamos). ¡Caray!, me viene bien la
cosa, es oportuna para explicar que aquí, en el cuerpo social, todos, sin
salvar a ninguno, estamos castrados y no nos queremos enterar.
En un periodo extremadamente
corto -de tan solo cuarenta años- hemos vuelto como por ensalmo al principio de
la historia de esta pringosa, ajada y apestosa Dama, a la que en la pila
bautismal pusimos de nombre Democracia. Aquel día todo fue fiesta y alegría,
las sonrisas se repartían a espuertas, pero llegando la ansiada hija a la
madurez, mucho puta nos parece y de sus virtudes estimadas, ninguna acontece.
No se alteren, no se alteren, que si han de protestar será por hacer ruido en
aras de no sé qué honor patrio, pero por mucha fuerza que hagan, la verdad es
una sola, y la misma es tan amarga que sin duda nos trastoca.
Así estamos, atolondrados,
incapaces de reaccionar y es tanto el miedo que tenemos, que cada vez es más
pequeño el terreno que reconocemos, no pudiendo evitar que el egoísmo, en
nosotros tan natural, sea la tabla que nos salve, entendiendo que lo que otros
les pase, a fin de cuentas, da igual. Por favor, sigan tranquilos, no les leo
la cartilla, tan solo les digo que unas letras escritas serán para ustedes poca
ofensa si atendemos a lo poco que sin duda leen. Relájense y chitón que yo
avisaré
.
Cualquiera que conozca los
procesos de las fórmulas de gobierno de la Grecia clásica, recordará que el
ciclo quedó muy bien definido por Platón
en su obra “La República”. Para el filósofo, el Estado ideal surgiría de una situación de absoluta corrupción y siendo esta vergonzante, se convertiría en la
necesaria realidad que provocase una reacción para regenerar el cuerpo social
remontándolo a una salud plena. Platón estableció y reflexionó cinco fórmulas
de organización y gobierno: aristocracia, timocracia, oligarquía, democracia y
tiranía. No se preocupen, me quedaré en las dos últimas (para él, las dos
peores) y les advierto que el Monsieur que da nombre a los amores
irrealizables, se despachó con ganas al afirmar que en lo que hay que basar el
que todo funciones es -cito literalmente-, «en que cada uno haga lo que le
corresponde hacer».
De adentrarnos en el Mar de los
Sargazos, podrán ustedes decir que me dejo mucha chicha en lo anteriormente
planteado, pero sean sinceros ¿creen que a alguien le habrá importado?. No hay
cuidado, si es menester, saldremos a tomarnos una cerveza o un café y le
daremos alas y boato al filosófico parecer. Ahora mejor seguimos con el
presente que es lo que se nos presenta cada mañana y nos altera la mente. ¿Qué
queda de aquel volumen de blancas y prístinas páginas que debieron escribir
todas las manos?, ¿reconocemos nuestra letra en el pandemonio de historia que
nos ha quedado?, esto no lo editará nadie en su sano juicio y por no
encontrarse, no se encontrará imprenta dispuesta a colaborar en semejante
disparate.
La Democracia ha roto la
solidaridad y ha convertido al vecino en enemigo, ha servido para que medren
los ladrones y ha expulsado de los salones a los ciudadanos más necesarios y
capaces. Lo aprendido en cuatro decenios es engordar a cualquier precio, pillar lo que se
pueda y a decir que lo mío es mío y lo de los otros también. Nadie hizo, hace o
hará pedagogía que sume en las ecuaciones de futuro. Pues si algo aprendieron muy
bien los cerdos es a gobernar la granja. George Orwell la clavó bien clavada
(no saben cómo se ríe junto a Platón y a mi madre en los celestes áticos),
explicó mejor que nadie como los animales, liderados por los puercos,
expulsaron a los tiránicos humanos que les reprimían para a la postre, acabar
creando un gobierno propio que acabó trocándose en otra tiranía brutal. En
otras palabras, la luchada socialdemocracia, que debió ser la base de la
sociedad de bienestar, se ha convertido en un lupanar. Un lugar en el que
sobrevives si no tienes estómago y estas dispuesto a tragar…
Y ¡atención!, sorprendentemente
vivimos felices y contentos. Mientras se jueguen Mundiales y Eurocopas,
mientras se escancien los barriles de cerveza, los televisores sean baratos y
los coches se paguen a cómodos plazos, la informe masa social será fuente de
ingresos para unos cuantos a los que no les importará, de verse cuestionados,
convertir a los díscolos en pienso para los perros. Así es como estamos, ¿no
les gusta?, pues haber espabilado. Que en su casa y en la de todos, una cosa es
predicar y otra bien distinta dar trigo. Efectivamente, utilizo mucho la frase,
pero ¿me dirán que ella sola no se reivindica?.
En esta falsa democracia hay de
todo, pero existen aspectos que afectan
a todos los comunes, a todos los lelos que creen que tener trabajo es un sueldo
de seiscientos euros o que la economía no puede verse influenciada por las
actitudes subjetivas. La mayoría de ese voto pertenece a los hijos de la
socialdemocracia felipista, a aquellos en los que ha calado el individualismo, los mismos que dicen a voz en grito que hay que eliminar las prestaciones al
desempleo, que quien no trabaja es porque no quiere. Son los conservadores del
futuro, manejados por los de siempre, esos que se han dado cuenta de que su
herramienta actual huele a naftalina y que con urgencia hay que cambiarla.
Miren, esos ciudadanos, esos
chotos que bailan sobre las escaleras al son de la música que les tocan, son lo
peor de cada casa pero también son el ejemplo que nos explica que hace ya mucho
tiempo que perdimos el poder de controlar nuestro destino. También hay mucho
engañado que vota con la pretensión de defender patrias, sin darse cuenta en su
inocencia de que patria tan solo hay una y que a la tropa nunca se le servirá gratis un
plato de sopa. Dejemos los paños calientes, ya sabemos lo que hay y en verlo, no lo duden, está la clave.
Sinceramente, creo que les hablo
y no digo nada, pues ninguno de los que dicen tener como objetivo España, deja
de mirarle el escote con ansia de tirársela y no para esposarla. Aquí o hay
purga, o un servidor se va. Diría que nos iremos tantos que se quedarán los de
siempre y todo seguirá igual. O hacemos de este el momento de imponerse, de dejar
las medias tintas, o cuando no lleguen las pensiones de los abuelos para pagar
tarjetas de móviles, nos devoraremos entre nosotros como licaones. Pero claro,
toda acción requiere del compromiso de la masa social, es decir, de apoyos amplios. La cosa es que no veo yo a la gente
por la labor cuando la prioridad es pedir préstamos personales para pagar una
comunión que demuestre a los cuñados lo bien que nos va.
Aquí vamos camino de que algún
cabeza cuadrada, con pocas luces y muchos cojones, haga de las palabras misiles
tierra-tierra. Así pues, mejor abandonar toda esperanza y empezar a entender
que será la fuerza la que someta a una masa indigna y a unos electos
ventajistas. ¿No ven como se comporta el gobierno legal de la nación?, ¿no ven
que lo que rige destinos es privatizar los beneficios y mancomunar la
pérdidas?, mejor que lo vayan viendo o decidan irse de compras que pronto
empiezan las rebajas y perdérselas sería una pena.
Yo ya no creo en casi nada,
quizás en aquellos que tengo cerca pero más allá, todo es ruido que no me deja
dormir tranquilo la siesta. Que si España o Catalunya, que si el catalán o el
castellano, que si los bolcheviques nos robarán el futuro de nuestros hijos, que si los
fachas nos robarán los derechos, que si la tele mía es más grande, que sí hoy
estreno coche, que para celebrarlo una birra, que mira que buena está esa tía…
¿Les ofende?, pues miren, no lo
siento, es bueno que como Dorian Grey
miremos nuestro retrato, es lo que pondrá en valor nuestro mísero papel de ciudadanos.
Lo que les explico, en términos de especie, es el votante tipo. ¿Eso cambiará?,
lo dudo, les decía antes que se necesitan apoyos, pensar en mayorías. Es la
única forma, de otro modo puedes tener más razón que Gandhi, y no conseguir
nada. Si no pretenden engañarse a sí mismos, convendrán conmigo en que la
política no tiene nada que ver con llevar o tener razón.
Bueno, no es mi día. Nada me
placería más que no fuese así, pero puestos a bajar el sol y mostrar la luna,
me voy a dar una vuelta por mi pueblo. Empiezan las fiestas mayores y para dar
ejemplo con mi irreductible activismo, me apetece tomarme unas tapas y regarlas
con cerveza.
POLITICA ES MORAL
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