-Buenas tardes Magister, ¿qué tal
por el Levante?
-Cercados por un calor que
pretende asarnos como vulgares lorenzos. ¿Y tú?
-Bueno, aquí, pensando en lo
difícil que resulta ser de izquierdas en mis días. Me duele más que mucho que
en base a no sé qué puñetas de valores
universales, se meta el terrorismo religioso en el mismo saco que el suprematismo del hetero-patriarcado.
-Ya, te entiendo, pero a
Occidente le pasa como a los alcohólicos: el primer paso es reconocer que
tienen –tenemos- un problema. Y nos guste o no, estamos en guerra.
-De veras que no deseo llevar la
cosa a la ideología, lo que me asusta la falta de coherencia. Pues el islam,
perdón, el integrismo islámico es enemigo en el punto que pretende eliminar
aquello que no se reconoce en él. Ataca para someter y si es necesario, lo hace
exterminando.
-Llegar ahí es duro pero
inevitable. ¿Cómo se puede justificar o amparar una creencia que discrimina a
amplios segmentos de población, y el que enuncia semejante mensaje ser
considerado progresista?. La lógica nos debería llevar a que un progresista (que responda a la verdadera carga semántica
del término) ha de perseguir semejante engendro. En definitiva, atacar para
defender el “progreso”. Por eso precisamente es más importante la coherencia
personal que someterse a una ideología determinada, más allá del hecho de verse
más identificado (globalmente) con una cosmovisión o con otra. Y en eso creo
que siempre nos hemos distinguido tú y yo.
- Las verdades del barquero dan y
quitas razones y el punto de partida es que la realidad es la que es y para la
mayoría de los musulmanes si eres una mujer eres un ser inferior al hombre, ser
cristiano es ser poco menos que un enemigo, si vas a su tierra a trabajar
–basta con analizar las condiciones laborales en el Golfo Pérsico-serás casi un
esclavo, si eres pobre deberás obediencia a tu señor y todo esto es así por la sencilla razón de
que, según parece que Alá así lo quiere. Así que ni cosmovisión ni puñetas.
¿Eres progresista?, vale, pues muy bien, pon orden en casa pero ve al origen
del problema y mételes dos mascaos, para que esos ciudadanos que piden respeto,
entiendan que una niña de siete años no puede casarse con un hijo de puta de
cuarenta. Tropas sobre el terreno y punto pelota…
-No veo resquicio en tu
razonamiento y lo que resulta evidente
es que el comentario tuitero de tu amigo Garzón ha sido una manera de eludir la
condena a lo sucedido en Orlando. Porque no es el heteropatriarcado el
problema, sino un compendio de creencias que cosifica al ser humano, haciéndole
instrumento de una fe tiránica hegemónica en unas sociedades teocráticas.
-Digámoslo claramente, toca dar
caña. Explicar que vale, que sí, que el sistema económico que montamos tras la
2ª GM nos ha estallado en las manos,
pero que no podemos perseverar en un buenismo estéril. ¡Copón!, la burra vuelve
una y otra vez a la era y no aprendemos. Pero el caso es que sea por la razón
que sea, cuando se nos ataca debemos defendernos. Cada dos o tres generaciones
nos olvidamos de los errores cometidos y volvemos a caer en los mismo
-Quizás te ha faltado
contextualizar aquel fenómeno que se llamo colonialismo. Occidente ha
colonizado culturas diversas y muy diferentes a la nuestras, sin duda aquellos
contextos históricos describen muchos pecados, pero, ¿de dónde viene el ataque
una y otra vez?.¿Es que ha sido la colonización del mundo musulmán más cruel
que la del África subsahariana o la de las Indias holandesas?. Sin embargo no
se conoce terrorismo moluqueño (al menos desde los setenta). No, el problema
son las sociedades teocráticas que, además, quieren imponer a sangre y fuego,
si es preciso, su sociedad y sus creencias
- Es cierto, no nos permitamos
errores de interpretación. El islamismo
es la manifestación más descarnada de una ideología-fe en la que coincide,
digan lo que digan, en lo esencial, la totalidad de la Umma (más allá de
algunas dignas excepciones).
-Si echamos la vista atrás,
reconoceremos en el cristianismo los mismos pecados que observamos en el actual
Islam, pero claro, de eso hace 700-800 años. Nuestras últimas guerras de
religión, en suelo europeo, terminaron hace 400 años. Además, bien sabes
que las colonizaciones tuvieron una finalidad esencialmente económica y de
juegos de poder entre potencias, el problema es que el islam es incapaz de
adaptarse a la modernidad, no quiere hacerlo y se siente invadido y agredido
-Pero sentirse agredido no es lo
mismo que agredir y los muchos pecados del mundo desarrollado no justifican en
absoluto la reacción que se está dando en Oriente. Pues como suele decirse
"en todos lados cuecen habas y en la mía calderadas". No sé si esto
tiene solución, al menos allí, en el mundo musulmán. Desde luego, ya se ha demostrado
que la solución no es -al menos de momento- la democracia. Se consigue la democracia
y terminan inmersos en luchas tribales o votando a salafistas, hermanos
musulmanes, wahabitas o islamistas "moderados" que automáticamente
proceden a un recorte drástico de las libertades
-Lo que hemos de hacer, lo que
deberíamos hacer, es evitar a toda costa que esa situación se traslade a
nuestras sociedades, que se implante en nuestro entorno. En ello tenemos que
ser inflexibles. Lo hemos hablado infinidad de veces, no podemos renunciar a
nuestros valores, a aquellos aspectos que caracterizan a la sociedad occidental,
a nuestros derechos y libertades. Ni un paso atrás, ni una sola cesión, o se
aceptan y se ponen en práctica con todas las consecuencia, o puerta y buen
viaje. Así de sencillo, así de claro…
-Habrá usted observado que a
pesar de los últimos y dolorosos acontecimientos, aún no había soltado a los
perros de la guerra y he preferido hablar de amores, pues si lo que pienso
digo...me detienen
- Haya calma, ya sabes que, con
pocas excepciones, en la guerra ningún bando está totalmente libre de culpas,
aunque aquí se rompe la norma y no me queda otra que estar contigo, claro que
en honor a la verdad, eso es algo que viene siendo habitual.
-He intentado redactar sin
cortapisas previas y evitando caer en la rabia, pero la verdad, he de decirle
que no me salen más que hostias como panes.
-Pues a repartir, donde estamos, ¿qué
más da?. Sé que da reparo, que algo como un resorte pone freno a la pluma y
lenifica el lenguaje y al final no se dice lo que se pretende decir. Pero no
sufras, las palabras deben tenerse como
nuestras aliadas, pues nos ofrecen un abanico de opciones para decir aquello
que queremos reflejar.
-Supongo que hay momentos y casos
en que hay que tomar partido, que no vale sólo tender puentes, sino que hay que
situarse en suelo firme, sea en una u otra orilla. En este tema no hay puentes
y ambos lo sabemos. Así lo veo yo, si algún mal nos ha hecho el concepto de
"políticamente correcto" es que se nos ha restado capacidad crítica, es
más fácil la equidistancia que el compromiso. Aunque equidistancia no significa
inhibirse y en cuestión controvertida como esta, no podemos dejar nuestras
defensas como un queso gruyere por cuyos agujeros se cuelan nuestros enemigos.
En temas como el que ahora nos ocupa nos toca templar y ponernos en prevengan. Equidistancia
puede implicar en ocasiones relativismo y restar importancia a aspectos
fundamentales sobre los que se construyó todo lo que tenemos y no es algo que nos
podamos permitir, mucho menos cuando el enemigo está a las puertas y también a
retaguardia.
-No sé, y quizás nadie sepa, lo
que va a suceder, pero cada vez estoy más convencido de que habrá que luchar y
mentalmente me estoy preparando, porque va a valer mucho la pena hacerlo por
nuestros hijos. Porque, por primera vez desde hace mucho, lo esencial está de verdad en peligro y no
queremos verlo.
-Aún estamos a tiempo de imponer
la Ley, aún puede ser un problema gestionado mediante las fuerzas de orden
público y nuestro ordenamiento legal. El tema es otro, el tema es el final de
estas decisiones, pues es probable que haya que quitar derechos a esas gentes y
hacerlo sin tapujos en base al interés común a todos. Decir alto y claro: o
conmigo o contra mí.
-Has dado totalmente en el clavo,
llegó el momento en el que la ciudadanía, el derecho a ser ciudadano, debe de
ganarse, y no concederse por derecho de nacimiento o tiempo de residencia.
-Aquí rige y aquí toca reclamar
los Cincinatos de Europa, a los estadistas,
a los próceres, a las mentes incólumes a la falsa política que nada aporta. Es
que es eso lo que hace falta Maestro, próceres, líderes que digan las cosas que
estamos viendo y nadie quiere decir. Le digo que hay una intelectualidad de
peso que sí lo está diciendo y habrá más, no lo dude.
-Esa es la voz que en las instancias
decisorias se necesita y siento decirlo, pero nuestro pequeño foro es importante
para nosotros, pero nuestra capacidad de decisión es reducida. Te tomo el tema
de escuchar a los intelectuales y recuerdo que muchos de ellos vienen
anunciando el conflicto con el Islam desde hace dos décadas y cuando se ha abordado el asunto sin tapujos, sin pelos en la lengua
y lo han manifestado de forma diáfana,
ha quedado claro que no se trata tanto de los excesos de quienes reivindican el
reconocimiento público de toda diferencia cultural como la inmigración
musulmana establecida en Europa, reacia, según muchos sociólogos y politólogos,
a los ideales democráticos de gobierno.
- Sí, se dicen las cosas que muchos piensan y nadie quiere oír
y menos que nadie nuestros supuestos líderes. El problema, nos guste o no, es
Occidente en sí mismo y especialmente Europa, pues el mirar a otro lado –como
tanto hemos denunciado usted y yo- hemos puesto nuestra civilización en
peligro. Es la vuelta al estado teocrático de la Edad Media. No resulta
compatible el Islam, tal y como lo conocemos, con los valores y principios democráticos. El
tiempo, ese juez tan estricto, ha demostrado que allí donde se ha intentado en
ese mundo evolucionar hacia estructuras más libres y democráticas sólo se ha
retrocedido.
-Es cierto, fíjate en Turquía. Sólo
se ha mantenido el estado laico desde el golpe de Atatürk en los años 20 a base
precisamente de golpes de estado. Cada vez que se relajaba el laicismo,
intervenían los militares. Ahora no parece que tengan capacidad para hacerlo
–especulo-y lo que está sucediendo es que se está produciendo la involución e
implantación de un islamismo que, de momento, parece blando pero es tan sólo el
principio.
-Y con el resto de ese mundo, no
le digo nada. Si se quisieran limitar a sus fronteras, si se
"guettizaran" -valga el palabro- voluntariamente, no sería un
problema. Serían sus sociedades las que tendrían que evolucionar si quisieran,
y si no, pues allá ellos. Pero no es así, vienen y pretenden imponer su visión
social y política. No cabe duda de que pueden, pues disponen de capacidad
inversora en base a los grandes rendimientos de sus recursos naturales, pero un
barril de petróleo no puede justificar una posición laxa por nuestra parte.
- El terrorismo es terrorismo, da
igual el adjetivo, las personas de bien de nuestro entorno no pueden ofenderse
por una crítica al mismo...si le dan más importancia al adjetivo que al sujeto,
tienen un serio problema de valores humanos. En cualquier caso, ahora nos
enfrentamos a un mundo que utiliza la psicosis terrorista como arma de guerra
abierta con el objetivo de destruir
nuestra forma de vida, que sin ser perfecta, es la nuestra. Los valores de Occidente –como tú dices- están sometidos al miedo y yo ya no tengo edad para
quedarme quieto, pues la inmediata de no poner coto a este desmán, será que las
pintadas que hay en la mezquita local y que proclaman un claro ¡moros no!, habrán
de llevarnos en volandas a una esperpéntica guerra santa en nuestras propias
calles. Ante la inoperancia de las democracias se alzará un nuevo fascismo y
habremos sido nosotros los que le hayamos abierto la puerta.
POLITICA ES MORAL
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