No es coraje, es elegancia. Quizá
la elegancia es la forma suprema del coraje o el coraje es la forma suprema de
elegancia. Lobo Antunes
Estoy harto de la tontería de la
estricta norma progresista que penaliza
eso tan normal que siempre se ha definido por “ir arreglado”. Más cuando eso de
cuidarse, extrañamente, se identifica con el sometimiento de un sexo a otro o
no sé qué otras acepciones apocalípticas. No se trata de un mensaje en base a la
imagen de lo evidente. ¿Somos iguales mujeres y hombres?, la cosa es una verdad de
Perogrullo y eso es lo que aprendí y enseño. Ante la ley, de aplicarse
la misma, no ha lugar a la duda, lo que
dilucidamos es otra cosa, es otro matiz.
Vamos a ver estimados ciudadanos
y ciudadanas, ¿quién obliga a un progresista a parecer un pedazo de carne mal
salpimentado para reivindicar derechos?. Diríase que nadie, ¿no es cierto?, pues
ya está dicho todo. Yo habré mamado eso que se conoce como republicanismo de
izquierdas, pero las milicianas también
pueden depilarse las piernas y los milicianos rasurarse bien la barba antes de ir a pegar tiros, sin perder ni un poco
de su ímpetu por defender lo que defienden, o mejor dicho, defendemos.
Algunos de ustedes dirán que
tengo más razón que un santo y otros
verán, en lo reflexionado, algo que hace que servidor se merezca apoyarse en un
muro al amanecer. Desde luego, no creo que sea tan difícil ser persona pulcra y
activista a un tiempo. Una condición no
merma ni debe ir en detrimento de la otra, pero bueno, todavía para algunas y
algunos en la estética llevan el mensaje y en eso -parece mentira- se quedan casi siempre.
La estética es cosa importante pues ¿puede creerse en alguien que
defiende sus ideas oliendo a choto?. La respuesta es no, o sí, si lo que
pretendes es mandar a los chotos y ahí
se rompe el axioma que numantinamente defiendo de que siempre es mejor ser cabra que oveja. La pulcritud,
estimados activistas de la nueva izquierda, es progresista y la guarrería no. Sencillo el
razonamiento: si no cuidas tu propio cuerpo, ¿cuidarás el cuerpo social?.
Esta reflexión es espectacular, no
por brillante, sino por polémica. Algunos la suscribirían de cabo a rabo y otros se
escandalizarán, pero la verdad del barquero es que se puede ir vestido de una
cierta manera denominada como alternativa (que a veces no transmite respeto por la limpieza, bien es
cierto), pero ir limpio y pulcro. En serio, yo respeto casi todo en ese tema, pero insistiré siempre en que la estética no define de forma absoluta pero compone
un buen escaparate de la ética. Decir lo que digo no se basa en anécdotas de
los medios de comunicación o en chascarrillos de terceros. Así, puestos a significarme, les contaré algo.
Aún me acuerdo de mi juventud, portando El País bien dobladito bajo el brazo para
que se viera bien. Ahora lo pienso y he de confesar que siento vergüenza, no
por el hecho de ser y pensar como entonces, pues era más joven, tenía poca
madurez y muchas menos lecturas que hoy. No quiero decir que hoy esté más en lo
cierto que entonces, tan solo digo que era
un comportamiento chorra para decirle al
mundo: mira lo progre que soy. Nada más y nada menos que con El País, algo que
ahora -sin lugar a dudas- provocaría hilaridad.
Hace mucho que lo superé, Deo
gratia -me refiero a lo de tener que mostrar lo que soy-, pero esa inmadurez -que
debe superarse con los años- la veo en una cierta gente ya talludita y con
canas, que no se desprende de la misma y no les engañaré, me resulta lamentable. No sé si me he sabido explicar, pero en cualquier caso, es cierto que también en los alternativos el postureo
del desarreglo es mentir con descaro.
POLITICA ES MORAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario