El escritor Quim Monzó, en una entrevista en la revista Jot Down Cultural Magazine , significó que votaría sí a la independencia de Catalunya: "¡Votaría que sí!
Clarísimamente. Lo que pasa es que con el culo prieto, calculando qué ineptos
nos caerían encima entonces. Pero al menos nos habríamos sacado de encima a
otros ineptos: los que nos llevan ahora nos llevan por el camino de la
amargura".
Aquí empezamos a no saber por dónde empezar a suprimir los ineptos
a los que hace referencia. ¿Los “nuestros” serían observados con menor rigor
por el mero hecho de pertenecer a “la familia”?. Mal inicio me parece…
De entrada no puedo dejar de preguntarme si esto de la independencia
no es más que un mensaje de distracción que plantea el nuevo escenario catalán,
como un bálsamo de fierabrás que nos hará sanar de todos los males. Nadie duda de la injusta relación España-Catalunya, no puede
omitirse una histórica apreciación negativa del llamado “tema catalán”, es
preclaro que el “café para todos” de la transición fue un nefasto planteamiento
de ordenamiento territorial. Los problemas pueden esconderse, pero siempre acaban saliendo a la
luz.
No creo que las cuestiones identitarias, el sentimiento nacional, sean
los únicos pilares sobre los que se construya la nueva República Catalana. Ante
todo se hace menester un nuevo modelo de estructura política, una nueva forma
de gestionar el sector público, una posición clara en relación a la sociedad
del bienestar. Curiosamente, en Catalunya se plantea un proceso
“revolucionario” auspiciado por las clases más privilegiadas, envueltas en la
bandera y haciendo mutis por el forro ante el verdadero problema de la sociedad
catalana, la cada vez más cruenta crisis económica.
Si la mayoría de la ciudadanía habla y se marca un camino hacía la
configuración de Catalunya como nuevo estado de Europa, nadie, ni España, ni Europa
deberían poner palos en la rueda. Pero esa población que acudirá a las urnas en
las próximas elecciones autonómicas, tiene el derecho a saber, tiene el derecho
a disponer de todos los datos objetivos que faciliten el decidir en conciencia.
La independencia, por si sola, no alumbrará una situación mejor a
nivel social. Quedemos dentro o fuera del Euro, deberemos luchar en contra de
una economía que ya ha llevado a la exclusión a demasiados catalanes. No nos
sirven los “mismos perros con diferentes collares”, es momento de que los
liderazgos se establezcan al margen de los corruptos que ahora tapan la
protesta social con proclamas que nada, absolutamente nada, ayudan a llegar a
final de mes…
El día que la mesiánica legión de apóstoles hable de ciudadanos y
no tan solo de nación, Catalunya estará en el camino correcto.
POLITICA ES MORAL
Lo que hemos comentado. Solo que, en realidad, serían los mismos perros con los mismos collares. Mercancía averiada.
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