Hasta en las democracias más puras, como los Estados Unidos y Suiza una
minoría privilegiada detenta el poder contra la mayoría esclavizada. Mijail Bakunin
De conocer a algún cargo electo, hagan ustedes la prueba y pregúntele cual fue
el motivo por el que se decidió a entrar en política. La respuesta, siempre,
siempre será la misma: “para servir al
bien común, especialmente a aquellos ciudadanos que más lo necesiten”. Hermosa
respuesta, de veras…
La evolución de las democracias occidentales (también la española),
demuestra de forma inapelable que la realidad es diametralmente opuesta a las “buenas
intenciones” que un debutante político tiene o debe tener al inicio de su “carrera”.
La realidad es que los políticos se han convertido en una “élite extractiva” en
paralelo a las económicas y financieras. Con la realidad de la crisis que nos golpea, queda patente que la actual democracia
procura captar las rentas generadas por la mayoría social en beneficio de unos
pocos…
En el libro “Por qué fracasan los países”, sus autores, Daren Acemoglu y
James Robinson establecen que la “clase política” ha construido un entramado
dedicado a convertir votos en rendimientos económicos, “extraídos” del ciudadano
y del sector privado para mantenerse a costa del contribuyente. Les recomiendo su
lectura.
Es muy probable que ante lo expuesto muchos lectores, seguramente con
razón, afirmarán que también existen políticos decentes. Comparto la tesis. Pero
cada día conocemos realidades que nos demuestran que las excepciones confirma
la regla…
En un momento de necesidades sociales extremas, las estructuras partidistas
mantienen a toda costa órganos de gestión en paralelo a las verdaderas
estructuras de gobierno. Estos “ocupan” a sus acólitos y les permiten mantener
unas redes clientelistas que les garantizan, a pesar de las alternancias
electorales, mantener poder e ingresos.Los ciudadanos españoles desacreditan a sus políticos, aseverando que estos
están al servicio de ellos mismos y que la ciudadanía no parece formar parte de
sus intereses. Mantener privilegios parece ser todo lo que subyace de cualquier
programa político en la actualidad…
Creo firmemente que los políticos deben estar adecuadamente retribuidos, no
en balde se les supone una gran responsabilidad y si se me permite, también es
una fórmula que puede reducir la posibilidad de que se aprovechen del cargo que
ocupan en beneficio propio. Sin embargo, también creo que muchos electos no
acceden a la gestión de gobierno por méritos profesionales contrastados, sino
por otras vías propias de las estructuras de partido.
Los profesionales deberían hacer política, la política no debería ser una
profesión. De no ser así, lo más fácil es venderse, sobre todo cuando se ha
obtenido un status social al que no se puede renunciar.
En palabras de Winston Churchill, “la
Democracia es el menos malo de los sistemas políticos”. Precisamente su evidente
imperfección requiere de una revisión constante, no debemos olvidarlo. Una
democracia enferma puede acabar necesitando tratarse con la medicina de la
tiranía y créanme, su sabor siempre resulta amargo…
POLITICA ES MORAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario