Pretender analizar el todo por una de sus partes es
un error de bulto, demasiado presente en la política actual. A pesar de ello, me
gustaría acercarme mediante mí día a día a diferentes puntos de vista frente a
la posibilidad de que Catalunya se convierta en un estado independiente.
No hace mucho tiempo, tuve la oportunidad de
conversar con un vecino de mi localidad que desarrolla su actividad profesional
como gerente de la delegación de una multinacional, dedicada esta a la
fabricación de tuberías flexibles para diversos usos industriales.
Dicha delegación está situada en Barcelona. Atiende
el territorio del estado Español y de Portugal. Ante mi petición de información
sobre el punto de vista de la “casa matriz” en relación a la hipotética secesión
del territorio catalán, mi convecino fue rápido y conciso en su respuesta:
“Mis responsables no dudaron ni
un instante. España y Portugal representan el 73 % de las ventas anuales,
Catalunya el 27%. Desplazaríamos a Valencia o Zaragoza la nueva sede.
Resultaría sin duda más fácil convertir en “exportación” un 27 que un 73 %”…
Ni a favor ni en contra. Simplemente manda el
balance de situación. Estas son las cosas que cualquier político debe entender
y transmitir en paralelo a las cuestiones de identidad y sentimiento. Toda vía
es posible, pero todo pueblo tiene el derecho a que sus gobernantes sean
transparentes en sus planteamientos.
Seguiré preguntando, en ocasiones el mesías parece
insistir mucho en que su reino no es de este mundo.
POLITICA ES MORAL
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