No hay dinero, pero los paraísos fiscales
están llenos. La minería deberá cerrar a falta de doscientos cincuenta millones
de Euros, los bancos serán rescatados. Los empleados públicos verán reducido su
sueldo, los cargos electos no. La Escuela Pública está en riesgo, las
concertadas no. Se inhabilita a los jueces que defienden a las víctimas, se
promueve a los que hacen política. Se subirá el IVA, mientras el consumo
desciende. Se elevará el IRPF, mientras el paro aumenta y los sueldos bajan. La
Sanidad Pública fenece, las mutuas florecen por doquier. No se juzga a los
malversadores, se aprueban leyes de Fundaciones para seguir financiando de
forma impune. No se investiga a las grandes fortunas, se agobia a los
autónomos. A los culpables del agujero financiero se les indemniza, se despide
a los empleados de banca. Se reducen los presupuestos en investigación y
desarrollo, se mantienen los gastos en armamento. No hay dinero para la Ley de
dependencia pero se mantiene la financiación de la Iglesia Católica. No hay
dinero para maestros en la Comunidad Valenciana pero se mantiene el Gran Premio
de Fórmula Uno. No hay nuevas promociones de empleados públicos pero aumentan
los cargos de confianza. Se facilita el despido pero no se proponen políticas
de crecimiento. Se liquidan sectores de actividad pero no se plantean
alternativas de ocupación. Tenemos un político cada cien habitantes, médicos
uno cada trescientos. La población pasa necesidad, al que “roba” de un
contenedor de basura se le sanciona. Se anula la deducción por la compra de
nueva vivienda. Se quita la paga de Navidad a los funcionarios. Se reduce el
subsidio de desempleo. Bajan las cotizaciones. Nos jubilaremos a la edad de
Matusalén…
Habiendo observado el paisaje, pensemos en positivo. ¿Algo bueno está sucediendo?, pues a lo mejor sí.
Habrán menos liberados sindicales. Se propone reducir el número de concejales (esperemos que perduren los buenos). Se rebajarán las subvenciones a partidos, sindicatos y organizaciones empresariales (aunque en realidad no deberían existir las dichosas “ayudas”).
Quizás, ahora, con la percepción bien clara de que la desgracia de esta crisis nos ha llevado finalmente a estar en el “mismo barco”, despertemos de una puñetera vez...
Quizás con la certeza de que la política deja de ser “negocio”, los nuevos próceres sean realmente vocacionales, sinceros y se remanguen para trabajar a favor del ciudadano.
Quizás, ahora, las iniciativas sociales se concreten e incidan sobre la clase política de forma ácida y sin cuartel.
Se acabaron los Gin Tonics, toca beber vino peleón…
POLITICA ES MORAL
Mai millor dit. Gran article.
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