Gobernar no es un privilegio, gobernar es una responsabilidad que supera
a la gratificación del cargo por la obligación que conlleva. Así pues, el ciudadano no espera más que
integridad en sus representantes, justicia y equidad en las formas y en los
hechos, en resumen dignidad y no otra cosa…
En un entorno de crisis galopante, en un declive manifiesto del bienestar
social, muchos municipios establecen normativas que alejándose de la asistencia
a las personas, criminalizan la pobreza. Ejemplos vergonzantes se nos presentan
cada día y preñados de incrédula sorpresa, con rabia contenida nos expresamos.
No cabe duda, cualquier actitud picaresca que linde la delincuencia debe
ser controlada y por supuesto sancionada, pero no es de estos casos de los que
hablamos. Es de la pobreza real y tangible de la que hemos de preocuparnos, sobre
el delito y su represión, normas y protocolos nos sobran.
Sorprende la cantidad de buenistas
actos de caridad con los que muchos munícipes rellenan sus agendas. Actos sin
duda propagandísticos, ninguna utilidad práctica reportan. Mucho ruido y pocas
nueces, palabras vacías y brindis al sol, mentiras manifiestas y ante la
ciudadanía, una gran decepción.
Cuando quien el poder detenta, establece normas que contra el derecho atentan,
no se merece respeto, tan solo desprecio. Sin duda, debe combatirse la pobreza
y la mendicidad, sin duda se deben eliminar de nuestra sociedad, sin duda no
debe permitirse que un solo ciudadano rebusque en un contenedor de basuras o
alargue su mano pidiendo una dádiva. Pero también, sin duda, no es el camino
para ello hacer de la necesidad falta y delito…
Para sorpresa de quien escribe, el gobierno del municipio en el que
reside pretende poner coto a la pobreza visible expulsando a los indignos
mendicantes que se atrevan a hollar sus
calles. Prohibición de ser miserable como solución a la miseria, escondiendo
sin reparo la obligación de proteger a
los necesitados, cuando redactan normas, en ellas manifiestan sus pecados y
empiezan su penitencia.
Me permito recoger parte de uno de los artículos de las provisionales
ordenanzas municipales en referencia a la mendicidad: “si la persona persistiese en su actitud y no abandonase el lugar se
procederá a imponerle la sanción que corresponda”…
Sanciones, castigos y no buscar soluciones. Un día pagarán con la pérdida
de votos, con la pobreza de poder y mirando su conciencia, frente a nuestras
miradas, no sabrán decir nada.
POLITICA ES MORAL
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