domingo, 3 de noviembre de 2013

PROHIBIR LA POBREZA


 
Donde no hay caridad no puede haber justicia. San Agustín de Hipona

Gobernar no es un privilegio, gobernar es una responsabilidad que supera a la gratificación del cargo por la obligación que conlleva.  Así pues, el ciudadano no espera más que integridad en sus representantes, justicia y equidad en las formas y en los hechos, en resumen dignidad y no otra cosa…

En un entorno de crisis galopante, en un declive manifiesto del bienestar social, muchos municipios establecen normativas que alejándose de la asistencia a las personas, criminalizan la pobreza. Ejemplos vergonzantes se nos presentan cada día y preñados de incrédula sorpresa, con rabia contenida nos expresamos.
No cabe duda, cualquier actitud picaresca que linde la delincuencia debe ser controlada y por supuesto sancionada, pero no es de estos casos de los que hablamos. Es de la pobreza real y tangible de la que hemos de preocuparnos, sobre el delito y su represión, normas y protocolos nos sobran.

Sorprende la cantidad de buenistas actos de caridad con los que  muchos  munícipes rellenan sus agendas. Actos sin duda propagandísticos, ninguna utilidad práctica reportan. Mucho ruido y pocas nueces, palabras vacías y brindis al sol, mentiras manifiestas y ante la ciudadanía, una gran decepción.
Cuando quien el poder detenta, establece normas que contra el derecho atentan, no se merece respeto, tan solo desprecio. Sin duda, debe combatirse la pobreza y la mendicidad, sin duda se deben eliminar de nuestra sociedad, sin duda no debe permitirse que un solo ciudadano rebusque en un contenedor de basuras o alargue su mano pidiendo una dádiva. Pero también, sin duda, no es el camino para ello hacer de la necesidad falta y delito…

Para sorpresa de quien escribe, el gobierno del municipio en el que reside pretende poner coto a la pobreza visible expulsando a los indignos mendicantes que se atrevan a hollar  sus calles. Prohibición de ser miserable como solución a la miseria, escondiendo sin reparo  la obligación de proteger a los necesitados, cuando redactan normas, en ellas manifiestan sus pecados y empiezan su  penitencia.
Me permito recoger parte de uno de los artículos de las provisionales ordenanzas municipales en referencia a la mendicidad: “si la persona persistiese en su actitud y no abandonase el lugar se procederá a imponerle la sanción que corresponda”…

Sanciones, castigos y no buscar soluciones. Un día pagarán con la pérdida de votos, con la pobreza de poder y mirando su conciencia, frente a nuestras miradas, no sabrán decir nada.

POLITICA ES MORAL

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