Recordando mis tiempos de
instituto, han venido a mi mente dos compañeros que sin poder considerarse
amigos, me enseñaron muchas cosas.
Ambos eran los más brillantes
académicamente y conscientes de la realidad imponían, no sin soberbia, su
supuesta superioridad a los demás. Uno era metódico y constante, el otro
atesoraba una inteligencia excepcional aunque algunas veces la improvisación le
salvaba las situaciones.
Mientras las asignaturas requerían
trabajo sesudo y horas de estudio, el llamémosle ordenado cumplía con creces. Pero
cuando se debía establecer criterio propio e intuición frente a la
contingencia, el compañero improvisador ganaba por goleada…
Aquel binomio de los más capaces,
acabo en enfrentamiento, no podía haber sido de otro modo. Para los melómanos y
en su defecto, cinéfilos, será fácil recordar el antagonismo que se estableció
entre Mozart y Salieri. Mozart, genio ya en la cuna, invadió con su don el
espacio que ocupaba el artesano Salieri. La admiración inicial se trocó en odio
manifiesto y observando que el risueño Amadeus componía sin partitura, el
maestro Salieri encargó un réquiem para no tan solo acabar con el descaro, sino
también para enterrar su propia amargura.
Así están los llamémosles
constitucionalistas en Cataluña. El Partido Popular quiso ver en Ciutadans una
extensión de sí mismo y pasada la inicial sorpresa, ve con espanto como
aquello que era suyo, no solo se puso a la venta, es que ya se lo han
expropiado.
Sorprende como el baluarte de la
tradición españolista en Cataluña se acoquina ante sus compañeros de viaje.
Albert Riera, al margen de consideraciones subjetivas, vuela solo y reacciona con
rapidez y destreza. Alicia Sánchez Camacho, ahíta de celos, se sabe competente
pero no estimada. Ciutadans es quien enseña y el Partido Popular quien está
aprendiendo…
Curioso momento el nuestro, al
margen de simpatías, se están saltando las vallas y otros cultivarán el huerto.
No me pregunten las razones, pero ver a Alicia llorarle a Rajoy por lo mal que
se porta Alberto, a mí, disculpen si a alguien molesto, me pone feliz y contento.
POLITICA ES MORAL
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