miércoles, 4 de octubre de 2017

ROMA NO PAGA A TRAIDORES


Sabes que te aprecio amigo , pero, ¿cómo preguntas si el Rey puede mediar en el pandemonio en el que nos encontramos?. Precisamente por entender que  la Monarquía es una institución que tiene su razón de ser y existir en la propia Constitución, puedes darte tú mismo la respuesta.

Me dices que la situación que vivimos es  totalmente hipócrita, pues es falaz afirmar que este es un problema exclusivamente de España. Afirmas que el problema es de toda Europa, y que esta no puede permitir ni admitir una Unión Europea de mini-estados.  Me recuerdas  que en una estructura polarizada no podrían aplicarse con la misma facilidad las políticas neoliberales que definen el actual rumbo de Europa. Amargamente me apuntas que se deja todo en manos de España para frenar la disyuntiva entre las normas de un Estado de Derecho y la voluntad popular de los ciudadanos de Europa. También me dices que el tema odio, rollo nazi y eso de catalanes  de bien o malos, forma parte del argumento reaccionario. Vamos, afirmas que el trasfondo real es otro: el pecunio, es decir, el dinero, manda.

Oye, te doy absolutamente la razón, pero no como desearías que te la diera. ¿Crees que un nuevo estado implantaría sin demora un sistema socialdemócrata que nos llevaría a una eterna sociedad de bienestar?. Lo dudo, ¿te suena eso de la globalización?. Pero eso sí, podemos de hablar de sentimientos que nos la decoren aunque no nos arreglen nada. Yo no soy independentista, lo siento, ya lo sabes así que preferiría hablar de un estado que me reclamase impuestos para establecer servicios de calidad y educación, antes que de una patria escasamente definida que pudiese caer en la veleidad de reclamar que vierta la sangre por ella. No te molestes, comprendo todo y más, pero pudiendo elegir, prefiero un mal acuerdo que una hermosa y épica derrota: ya hubo una en 1714 y aquí seguimos. Eso sí, más mal que bien. Quiero recordarte en mi despreciable equidistancia que aquí estamos por la irresponsabilidad de unos gobiernos que viendo que perdían capacidad de latrocinio, no pudiendo dar pan nos prometieron bollos que pareciera no necesitan harina (me encanta la anécdota de Maria Antonieta, curioso personaje).

Nos conocemos desde siempre, así que hablaremos de los que quieras siempre y cuando nos respetemos (cosa que tú y yo hemos hecho hasta la fecha), pero la cosa está al límite. Sin lugar a dudas que llamaré al Rey, al entestado Gobierno de la Generalitat y al Papa de Roma si fuese necesario. Pues cualquier Institución, persona o cosa es útil en este momento. ¿Crees que una torticera Declaración Unilateral de Independencia arreglará algo?, te digo que no. Podemos hacer una exhaustivo listado  histórico de agravios pero la cosa –lo siento mucho-  es que así como estamos, vamos a una confrontación civil. ¿Realmente crees que no conozco perfectamente lo que es la deriva neoliberal ?. Mira la Unión Europea no puede encajar una segunda primavera de Pericles, pues la deuda española es superior al 100% de su PIB, that's all, ni más ni menos es la triste realidad. Lo que me sorprende, es que los indepes se entesten en tirar el carro por los pedregales, es algo incomprensible: ¿de verdad piensan qué no sucederá nada ?. 

Lo que se ganó "para la causa" se perderá con un movimiento en falso: una efímera independencia que correrá el riesgo de quedar como una amarga anécdota en los libros de historia. Se activará no ya el famoso 155, se activará el artículo 8 de la Constitución: aquel que arranca los motores de las máquinas del Ejército. Sí, no te extrañes, el ejército.  Si queremos no ver muertos en la calle, mejor será que los  que se fumaron la realidad del Parlamento de Catalunya, toquen de pies en el suelo y opten por correr a buscar interlocutores, ¿cuales?, ¡los que sean!. Así será más que probable que una agobiada e insolidaria Europa, auspicie una fórmula en base a una consulta, esta vez sí, con todos sus ingredientes correctos. Cataluña está sola en este viaje, dividida y pendiente de decidir incluso, que puñetas de República será. No es momento de sentimientos, es momento de cordura dentro del arrebato. ¿Te parece contradictorio?, pues a mí no. Oye, utilizad para llegar a acuerdos a los apestosos equidistantes entre los que me encuentro y así nadie se manchará las manos.

Mejor que hablemos. De no hacerlo, tendremos que convivir con la vergüenza de un desastre que nos dejará huérfanos. Por cierto, habiendo citado a una francesa a la que sajaron el cuello, permíteme que hable de otra dama que disfruta con los cadalsos. Cuando el pasado viernes, en el cierre de la campaña del referéndum, escuché a la Señora Mireia Boya de la CUP gritar a los Comunes como si estuviese proclamando una guerra, y decirles que había que tomar partido, que no entendiesen  el referéndum como una movilización, pues lo que se pretendía era proclamar  la independencia de Catalunya, ¿sinceramente?, me cagué. Algo me está chirriando, no perdono que en el movimiento hacia una supuesta y anhelada libertad, una diputada –supuestamente demócrata- advierta, de forma salvaje, que si no se proclama la secesión, "Roma no pagará a traidores". Dijo con mucha ligereza que los independentistas tenían memoria y que no les perdonarían nunca. ¿Sabes lo peor?, nadie le quitó el micro, nadie de entre los participantes en el acto le afeó semejante salvajada.

¿Qué con quién estoy?. Mira que os gusta a todos que os acompañemos por pelotas. Yo estoy con la jodida necesidad de dejarme de puñetas, de afear a todos los indepes y unionistas que no se sienten a hablar de una jodida vez. ¿Qué os pensáis?, a ver si os vais enterando, me va una higa en que se deba pactar y me va una higa quien lo pacte. Pero dejaos de proclamaciones unilaterales bajo la excusa de que la cosa es imparable. ¡Copón bendito!, ¿no nos llenamos la boca de que todo está por hacer y que todo es posible?. ¡Ah!, ¿me dices que sí?. Pues has de saber que esa es la misma apreciación que apunté en mi misiva a la zarzuela. ¿Qué el Rey no escucha?, ¡copón otra vez!, ¡pues escuchad vosotros!. Que con lo que se haga o deje de hacerse, nos la jugamos todos.

POLITICA ES MORAL 

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