Hay que ver como se han
pervertido los conceptos que defendí y
defiendo. Mucha vida llevo explicando aquello del liberalismo progresista con
un mantra heredado, ya me conocen ustedes la gastada reflexión de que la empresa es un bien social que dota
de medios de vida a todos los que en ella participan. Una vez más, llega la
realidad y plácidamente te mete un directo en toda la boca…
Es un hecho, en España se ha
descarnado el derecho laboral hasta dejarlo en puro hueso. Se ha impulsado el
concepto de liberalismo olvidando cualquier otro progreso que no sea el de las
élites extractivas, los mal denominados mercados y aquello tan nuestro de las
juntas de accionistas. La política, mejor dicho, los políticos y los sindicatos
han sido cómplices de la voracidad especulativa a cambio de poltronas que les
mantuviesen activos y con el bolsillo alegre. Les invito a darse una vuelta por
las hemerotecas, no les faltarán ejemplos de lo que les apunto.
Bien, siempre hay un motivo que
nos lleva a reflexiones más amplias, así que les explico el mío. El pasado mes
de octubre, una empresa de laminados metálicos sita en una comarca de
Barcelona, despidió a uno de sus dos encargados en base a eso que se da en
llamar causas objetivas. En este caso, se argumentó que la empresa estaba en
pérdidas y que el salario del trabajador no podía mantenerse. Les explico, pues
más adelante el dato tendrá su relevancia, el prescindible cobraba 18.000 € brutos al año…
El responsable de comunicarle su
baja fue el plenipotenciario CEO. El término CEO es un anglicismo que define al consejero delegado o el director ejecutivo
de la compañía, es decir, el máximo responsable de la gestión y la dirección
administrativa de una empresa. Este señor cobra más de 90.000 € al año más
incentivos en una empresa adquirida por una multinacional alemana que argumenta
tener problemas de viabilidad. Curiosa paradoja, ¿no creen?. Alguna cosa se de
las cuentas de explotación de una empresa, a todas luces, si hemos de hablar de
cargas salariales en este caso, fácil resulta saber cual incide más sobre la
estructura.
A lo que vamos, entendiendo el
despedido que las razones que argumentaba la empresa no eran ciertas y que su
despido obedecía a su declaración en un litigio de la compañía contra un
compañero al que finalmente hubo de readmitir, contrató a un letrado. Este
reclamó a la empresa, más allá de lo que se había pagado por despido procedente
(22.000 €) una indemnización adicional de 24.000 €. La empresa se negó a pagar
la citada cantidad y ofertó 12.000€. Dadas las perentorias circunstancias del
demandante, se aceptó el importe, pero para sorpresa de todos los actores, la
cosa no acabó aquí…
Llegado el momento de rubricar el
acuerdo, ese CEO del que antes hablábamos, se negó a cerrar la disputa y muy al
contrario añadió más leña al fuego. Invitó a llegar a los tribunales y desplegó
todos los medios de la empresa (recuerden, supuestamente en difícil situación).
En la primera vista aparecieron tres abogados de un prestigioso bufete y un
perito financiero. El coste de ese equipo es de 450 € la hora, más dietas y
desplazamientos (tres de ellos acudían al juzgado desde Madrid). Les hago los
números: ocho horas a 450 € la hora son 3.600 €. Coche de alquiler desde la
estación central de Barcelona, pongan ustedes 100 € y finalmente desayuno y
comida a la que asistieron el famoso CEO y un miembro de su equipo, ¿ponemos
200 €?. Cerquita de los 4.000 estamos, pues sepan ustedes que la propuesta que
ese gran equipo legal en la manga se guardaba, era ofrecer al demandante 6.000
euritos y aquí no ha pasado nada.
Sumar es sencillo, 6.000 más
4.000 dan 10.000. ¿Se explicarme y por tanto se me entiende?. Aquí de lo que se
trata es de machacar al máximo la posible contestación dentro de las empresas,
convertir al empleado en una circunstancia y no en un elemento de valor y
conseguir aquello tan viejo de pagar por ir a trabajar. De hecho, hay muchos
ciudadanos con empleo que viven en la pobreza, ya lo saben ustedes. Hace tiempo
que abrimos la puerta a la contratación basura, entre ventas y adquisiciones el
trabajo se convierte en un privilegio siendo un derecho y de los emolumentos se
hace usura. Les recomiendo que observen con atención algunas propuestas de los
nuevos salvadores de la patria, una de ellas pasa por devolver el salario
percibido una vez se es despedido, resulta kafkiano, es cierto, pero si me
dejan les explico…
Ciudadanos, el partido naranja,
ha ideado un sistema que según dicen, “beneficiará
a todos: empresas, aseguradoras, bancos, y trabajadores que no puedan afrontar
la devolución de su salario“. Se trataría de un seguro privado para que las
empresas puedan garantizar que sus ex empleados devolverán sus salarios al ser
despedidos de forma procedente. Consistiría en un pago mensual de una cuota,
similar a la seguridad social, pero de carácter privado. Este seguro cubriría
hasta el 40% del montante reclamado al trabajador despedido, aliviando mucho el
pago. Pero no se vayan todavía, aún hay más. El mismo dinero de los
trabajadores sería empleado por estas empresas para realizar créditos a los
despedidos a un interés especial que será reducido si el trabajador despedido
encuentra un nuevo empleo.
Vamos, el bálsamo de Fierabrás de
mí amado Quijote. Decía Albert Rivera, líder de Ciudadanos, que “esta medida ayudará a que los empresarios
pierdan el miedo a contratar aún en este momento económico convulso, y dará a
más trabajadores la oportunidad de optar a un puesto de trabajo. Lo que
queremos es que las empresas se arriesguen a contratar masivamente”.
Por el forro de los cojones del
caballo de Espartero, nos dan de comer mierda y la estamos agradeciendo. Voten
ustedes lo que quieran, son libres de hacerlo, pero cuando nos sorbamos los mocos no vayan a pedir pañuelos.
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