martes, 5 de marzo de 2013

SOCIEDAD JUSTA: Participación.




Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda. Martin Luther King

Siempre la misma opinión, siempre la misma queja: “Todos los políticos son iguales. Se meten en política para robar. Esto no tiene remedio”… ¿Cuándo escucharemos alguna reflexión dirigida a la acción social, a la consecución de cambios por nuestro compromiso como ciudadanos?.

Por muy extraño que nos parezca, nosotros, en nuestro posicionamiento personal, debemos convencernos de que ser Ciudadano es un cargo público en sí mismo. Que nuestro papel no es tangencial en el ecosistema social, que somos jueces y parte, que ostentamos el poder. ¿Cómo articular quejas desde la inactividad y el abandono de los espacios comunes de nuestra sociedad?. No queda otra, debemos implicarnos y participar en nuestro entorno para finalmente forzar derivadas que provoquen cambios reales…

Es cierto que existen motivos para el desánimo, no podemos negar el esquematismo vacio de las propuestas políticas tradicionales, pero es necesario por tanto, establecer y desarrollar nuevos modelos de representación y gestión pública. Aun aceptando que la ideología fenezca, es innegable que subyace una idea de interés común. La sociedad del bienestar, en el momento en el que nos encontramos, puede bien identificarse con la buena y trasparente gestión de los recursos públicos al margen de siglas partidistas.

Los partidos orgánicos seguirán procurando que el status quo actual se mantenga. No en vano han convertido la política en una fórmula para garantizar sus cuotas de poder y gracias a ellas, una lucrativa forma de vida. La desconsideración que sufrimos como ciudadanos es fruto del propio sistema, de su incapacidad de dar solución a lo que denominamos “interés común”…

Bien, llegados a este punto, conscientes de lo caduco e injusto de nuestros sistemas de representación, debemos tomar las riendas de nuestro entorno, dotarnos de una nueva realidad. Los grupúsculos sociales que actúen en proximidad generarán, por el principio de subsidiariedad, nuevas sinergias que cual manchas de aceite crezcan hasta “contagiar” estructuras de mayor tamaño y relevancia. Lo que ahora hagamos condicionará nuestro futuro, aquello que consideremos de interés común, lo que nos pueda convertir en una sociedad equitativa y justa.

Tenemos el derecho y la obligación de participar en nuestra comunidad. Podemos dotarnos de capacidad de acción auto-regulada, de espacios comunes, de alternativas alejadas de las decadentes propuestas tradicionales. Podemos optimizar el bienestar público aparcando los intereses de unos pocos y retomar la idea de poder y representación popular.

En cualquier caso, nuestra es la primera y última responsabilidad. Ser y comportarse como ciudadano nos obliga a desarrollar la idea de identidad plural y de pertenencia a nuestro entorno, aquel en el que cada día interactuamos socialmente. Actuando con esta responsabilidad, reconoceremos nuestros derechos y veremos meridianamente clara la obligación de defenderlos.

En resumen, los ciudadanos, debemos tener más y más alcanzables mecanismos de colaboración, acercamiento y control de todo lo relativo a la gestión de los órganos de gobierno.

Somos ciudadanos, somos responsables, debemos participar…

POLITICA ES MORAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario