Uno puede apoyarse sobre su puesto, pero no
sentarse en él. Erich Kästner
La primera reacción
al leer las declaraciones de la Alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, fue una
mueca de desprecio e inmediatamente pretendí olvidarlas. No pude hacerlo,
demasiados cargos electos me han provocado acidez de estómago y los síntomas
eran indudables, debía sacar la mala leche antes de que fuese demasiado tarde…
Personajes como
Andrea Fabra, Maria Antonia Trujillo, Toni Cantó y una larga lista de etcéteras,
nos recuerdan la perentoria necesidad de impedir el acceso a los órganos de
representación y gobierno a personas que rozan la psicopatía social, la falta
de sensibilidad hacia la totalidad o parte de los ciudadanos.
¿Qué hace pensar a
nuestros políticos que están por encima del resto de los mortales?, ¿cómo
pueden incurrir en faltas de respeto fragrantes y continuadas?. Ni de lejos
puedo imaginar las causas. En cualquier caso a estas gentes hay que echarlas
del poder, rapidito y sin mirar atrás.
Esperanza Oña se ha
permitido licencias propias de nuestra España en blanco y negro, del régimen
nacional-católico, de nuestro pasado dictatorial. Comparó a Blas Infante con
los miembros de Falange de su época, se ha negado a mostrar la bandera andaluza
en algún edificio público y finalmente se ha pasado por el “arco del triunfo”
el recuerdo y la trascendencia de la Segunda República Española…
Esta “digna”
alcaldesa se ha pasado tres pueblos en sus iniciativas. No ha tenido más idea
que marcar el 14 de Abril, jornada en la que se celebra el aniversario de la
República, como el “Día del perro” en Fuengirola. De siempre se ha
dicho, la culpa es del amo, nunca del perro…
Las casualidades no
existen y menos en política. Esperanza Oña ha decidió conscientemente hacer
escarnio no ya de una época relevante de nuestra historia, sino de los
sentimientos de muchos ciudadanos que profesan el ideario republicano y a los
que como gobernante de “todos”, debe consideración.
En la actualidad se
están abriendo fosas comunes de represaliados durante nuestra guerra civil. La
necesidad de recuperar la memoria histórica para conseguir una real
reconciliación entre los españoles debe posicionar a todos los actores sociales
en la ponderación, el recuerdo y el respeto. Decisiones como las de Fuengirola,
por el contrario, generan antagonismo e incluso el despertar de odios viejos…
Parece ser que
Esperanza pretendía ser candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía.
Espero que si queda algún sentido común en el PP andaluz, esta indigna
postulante quede apartada de forma definitiva. Quiero pensar que serán
conscientes de que la bajeza de espíritu no es una buena “cualidad” para un
gobernante.
El “Día del Perro”
de Fuengirola…, pobres perros.
POLITICA ES MORAL
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