Ayudadme a comprender lo que os digo
y os lo explicaré mejor. Antonio Machado.
Ayer se nombró al 130 Presidente de
la Generalitat de Catalunya. Nada de sorprendente debería suponer la noticia,
pues estando como estamos en un país democrático, tras unas elecciones ha de
formarse gobierno para trabajar en aras de eso que llamamos bien común.
Pero ¡tate!, cuidadito con las
apariencias que siempre engañan. Me pregunto cómo puñetas habría de explicarle
yo a un alien, con voluntad de aprendizaje,
que es lo que nos está pasando a los catalanes en los últimos tiempos. A mucha
voluntad que le pusiera a mi labor pedagógica, lo más probable que sucediera es
que el visitante de las estrellas se tornase a su galaxia y por aquello de
cauterizar heridas abiertas, regresase con más amigos para invadirnos y salvar
la tierra…
¿Exagerado?, bien, es cuestión de
puntos de vista, pero si tienen bemoles intenten el ejercicio con alguien más
cercano, como por ejemplo un vecino de Canterbury o de la ciudad de Pisa. No
crean que acabasen dándose por enterados, caerían en el desespero y tras
aguantarles el rollo, optarían por ir de vacaciones al Adriático o al Egeo que
se mire como se mire, por suerte o por desgracia son destinos de vacaciones
mucho más baratos.
Bien, quizás deba entrar en canción y
dejar de divagar con mi incrédula sorpresa, pero hagan por entender, a mí esto
del procés no es que me moleste, es
que ya no hay quien me convenza de que es lo que nos conviene. Soy de esos
metatores que pretenden construir puentes y hacer crecer ciudades salubres,
pero aún viendo que las relaciones entre Catalunya y España no fueron ni son
como habrían de ser, el camino que estamos tomando nos aboca, como he dicho
muchas veces, al más amargo y negro de los ocasos. Pues no nos permitamos
olvidar que estamos pervirtiendo las instituciones que nos representan a todos,
imponiendo que las mismas defiendan unos objetivos que para nada a todos los
catalanes hacen sentir contentos e ilusionados.
Las elecciones del pasado septiembre
se plantearon como un plebiscito y no siendo esta su necesaria naturaleza,
atendiendo al inmovilismo del Estado, podía entenderse que se buscase la
tangente que permitiese aclarar, de forma llana, la opinión de las siete millones y medio de
almas que viven en la tierra de Pompeu Fabra. Para disgusto de todos, de nada
sirvió el esfuerzo de unas elecciones anticipadas. Todo sigue igual pero peor,
pues poco a poco nos vamos encabronando y en lugar de pensar en los problemas
que nos muerden, pareciera que para salvarnos tan solo nos vale la
independencia. ¿Qué si seguro?, segurísimo y duro como uno de esos palotes
dulces que se reparten en Semana Santa.
Como una caries en progresión
constante, el dulce que pareció alegrarnos, hoy nos ha desdentado y nos hace
tragar sopas con caña en preparación del hambre que nos entrará por la ventana.
Vamos a ver, escuché en su momento a Oriol Junqueres hacer la mejor descripción
del déficit fiscal que existe entre Catalunya y el Estado Español, a fe mía que
pareció brillante el cómo se explicó y al tiempo tremebundo lo que como verdad
nos ofrecía. Bien, pues ese era el camino, destapar las verdades del barquero y
tapar bocas, obligando con los datos a hacer nuevos cestos…
No sé muy bien cómo explicarme,
apoyándome en Machado más arriba lo reconocía, pero llegados a este punto,
empiezo a no ver muchas cosas como mías. La derecha más extractiva y fullera se
lleva el gato al agua y sigue blindando sus prebendas y para que así lo hagan,
reciben el apoyo de ese eufemismo llamado izquierda catalana. Voto a brios y
también a Sant Jordi, a ver si nos enteramos de que el heredero de los Pujol,
en el Barrio de Salamanca de Madrid, durante muchos años ha estado empadronado.
¿Un nuevo país?, el tipo de país que
deseamos es lo que toca preguntarse. Si los que preparan el futuro del
gallinero son los zorros, les diré lo que aprendí de mi abuela, los que de
jóvenes se comen los pollos de viejos cagan las plumas. De no entender que
primero son las personas y después las patrias, agotaremos el crédito y muy a
mi pesar, empezaremos a ver desgracias. Siento dolor sincero cuando, por más
que se intente explicar, los proyectos que se pretenden no explican nada que
pueda entender la gente corriente. Así, empoderamos el concepto patria y todo queda
arreglado. ¿Saben cuantas veces he oído aquello de que “esto con el nuevo
Estado se solucionará?. Vamos a ver, ¿alguien se piensa que todos sin excepción
somos idiotas?. De quererse una base amplia que apoyase la independencia de
Catalunya, era de obligado cumplimiento el explicar lo que esta supone, sin
esconder los aspectos positivos ni negativos y expresando estos documentalmente
y con datos. No todo se sostiene con la ilusión y siendo esta una verdad de
Perogrullo, de haber existido un libro blanco a la escocesa, probablemente
muchos más hubiesen escuchado y hecho suyo el mensaje.
Bien, en resumen, la opción
independentista no tiene el apoyo abrumador que justifique lo que ayer se
propuso en el Parlament, una mayoría
parlamentaria no es suficiente aval cuando su correspondiente masa de votos no
alcanza el 50%. Gustará o no el tema, pero si la mentira tiene las patas
cortas, la verdad, por el contrario, corre muy ligera. Aquí lo que toca es
grandeza de espíritu pero la cuestión es que el gobierno del Estado no estará a
la altura del problema y el de Catalunya tampoco. Se ha pervertido el juego y
seamos unionistas o indepes, como dice un gran amigo mío que
espera ver un día lo que define como una Catalunya Libre, la base de un país no
puede diseñarse partiendo de imposiciones unilaterales y pactos
antidemocráticos. Es precisamente lo que está sucediendo, así son las cosas y
así debe ser explicado.
Sabedor del seguro cansancio al que
les someto, abandono y desconecto, pero no quiero dejar el tema sin recordar lo
que debieron escuchar y tragar los
representantes de la CUP en medio de su negociar por un nuevo gobierno a la
catalana. Los ilustres patricios de esa amalgama denominada Junts pel Sí,
haciendo gala de raza y singular nobleza, escupieron por las fauces que la
cabeza de un israelí valía por diez de palestinos. Los palestinos eran los diez
cupaires y sabiendo que lo han
entendido, les afirmo que si el israelita era Artur Más, yo pongo cabeza abajo
su retrato y aplaudo a los pocos o muchos que perseveran en que los que dicen
tripular la nave siguen mereciendo una rebelión a bordo.
Es muy largo el texto para comentarlo en toda su extensión, pero espero que le baste si le digo que me ha parecido equilibrado y sensato y lo he leído con gusto.
ResponderEliminarTengo un blog y me fastidia enormemente que sean muy pocos los que se deciden a dar su apoyo a lo que digo o manifestar que lo que escribo es un disparate. Ni lo uno ni lo otro, qué se le va a hacer, me parece que al menos en este país, el que gusta de escribir tiene un blog y el que no gusta no suelta una letra ni bajo tortura.
Mulliner, encantado de que hayas visitado mi casa. Siempre mantengo la puerta abierta y no pudiendo ser de otro modo, agradezco tu grato comentario. En relación a lo de leer o a lo de que nos lean, no me interpretes mal, pero creo que al final se trata de escribir por el placer de escribir mismo..
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