“Oye, que en Atenas andamos
liados con lo de las esculturas y el arte. Porfaaaa, vais pasando vosotros y si
realmente hace falta, ya iremos”.
Y ya ves a Leónidas cagándose en
las faldas plisadas y en los jodidos Juegos Olímpicos, maldiciendo el día que
decidió tomar las armas y dejar los estudios, escupiendo sobre su suerte…
Y claro, los persas no son
tontos, viven de puta madre y puestos a invadir, mejor que sea con poco ruido y
a ser posible sin mancharse de sangre. Jerjes, un tipo espabilado como pocos va
y le envía un e-mail a Leónidas invitándole a un brunch para ofrecerle un
negocio muy rentable. La verdad es que el catering
resultó cojonudo, no faltaba de nada y el vino era un reserva excepcional.
“Oye, mira, que si nos permites
recalificar el Peloponeso, te damos un 10% y te fichamos como gerente de la
empresa. Pasta larga, te lo prometo”. Y Leónidas que va y se lo piensa, que ya
va siendo hora de coche nuevo, ropa de calidad y de viajar un poco. “Jerjes, ¿esto
como se haría?”. Fácil era el tema, jodiendo a los atenienses, el espartano se
aseguraba su futuro y el de sus descendientes.
A fe mía que la cosa era para
decir que sí, que ya tocaba, que cada palo aguante su vela, que ya demasiadas
cicatrices marcaban su cuerpo. Pero va el tonto del haba y se pone a pensar y
abonar conciencia y contesta que no, que un día comprometió su palabra y que
debe cumplirla…
Los persas aún se están riendo, "¿será
posible la gilipollez del tío?”. “¿No se da cuenta de que nadie le agradecerá
dejarse el culo en esto de la guerra?”. Y así fue, el bueno de Leo espichó en
las Termópilas e iluso como pocos, tan solo pidió que se le recordase.
El otro día, buscando el
significado de tonto, me sorprendió ver, acompañando a la definición, la efigie
de Leónidas. Creo que no se me va a olvidar nunca, se lo debo…
POLITICA ES MORAL
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