miércoles, 19 de febrero de 2014

FEBRERO DEL 36



Dijo el Profesor Tierno Galván que el poder era como un explosivo y que debía manejarse con mucho cuidado ya que de no hacerlo así, estallaba.
En febrero de 1936 se celebrarón las últimas elecciones democráticas del periodo de la Segunda República Española. Las ganó el denominando “Frente Popular” que aglutinaba a todas las fuerzas de izquierdas (PSOE, PCE, POUM, Izquierda Republicana y Esquerra Republicana de Cataluña). La coalición situada al otro extremo ideológico estaba formada por CEDA y por Renovación Española (otros partidos como Falange y PNV se presentaron por su cuenta).

Reseñar la celebración de unas elecciones y detallar a las formaciones que a ellas se presentasen, no debería revestir demasiada trascendencia, pero no debemos olvidar que hablamos de nuestra amada entelequia llamada España.
La República proclamada el 14 de abril de 1931 nació con demasiados problemas endémicos que solucionar. Así, en febrero de 1936 no había avanzado sustancialmente en la solución de los mismos. Muy al contrario, las políticas y reformas que pretendió implantar no contentaron a nadie. Las clases populares seguían sin ver mejorar su situación y las clases privilegiadas observaban los movimientos del gobierno como agresiones directas a sus intereses.

El ambiente en que se desarrollaron campaña electoral y elecciones, estaba absolutamente radicalizado. Los movimentos de la izquierda obrera había derivado a  una postura revolucionaria y la derecha pretendia abiertamente el fin del sistema democrático.
Los vencedores de los comicios no estuvieron a la altura. Manuel Azaña se convirtió en Presidente de la República, pero las guerras intestinas del PSOE impiedieron que Indalecio Prieto, cabeza visible del sector moderado socialista, ocupara la jefatura del gobierno. La consecuencia fue un gabinete formado por republicanos de izquierda pero sin el PSOE. La debilidad del gobierno era manifiesta...

Aceleró la voluntad reformista en la nueva legislatura. Así, se amnistiaron los condenados por la revolución de 1934, se restableció el Estatuto de Cataluña, se reanudó la reforma agraria, se formalizaron los Estatutos de Autonomía de  Galícia y País Vasco y se “exilió” a aquellos militares sospechosos de intenciones golpistas.
Canto de cisne de un progresismo ciego a la realidad, las reformas no se aceptaron como válidas. Muy al contario, se entendieron como agresiones hacía uno u otro “bando ideológico”. Se desencadenaron ocupaciones de propiedades latifundistas, capital y burguesia buscaron apoyo en los sectores sociales más reaccionarios y los militares volvieron a su papel de “Salvadores de la Patria”.

Don Andrés, mi abuelo, ocupaba el cargo de Alcalde pedáneo  de nuestro pueblo en 1936. De profesión marchante de ganado, era viajero por obligación y devoción. Conversador incansable, pensaba mucho más de lo que decia y decia tener la suerte de conocer a muchas personas. Eran estas y sus realidades las que le llevaron, tras las elecciones generales,  a decirle a mi abuela: “María, España arderá en guerra”.
Entrañable recuerdo el de la matriarca que gobernó la familia tras la temprana muerte de su esposo. Siempre hablaba de España, siempre utilizaba la primera persona del plural para referirse a los españoles, siempre se quejaba de que el gran mal del pais era un sempiterno repetir “estás con ellos o con nosotros” ...

POLITICA ES MORAL

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