martes, 18 de febrero de 2014

CIVITAS VERITATE: Ande yo caliente, muérase la gente.

 
 
 
Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico. San Agustín de Hipona.
Me llamó ayer un amigo a hora extraña para nuestra costumbre. Su voz, al contestar a mi saludo, presentaba matices plomizos. Sin mediar más que un lacónico hola, me espetó:“estoy jodido, queria hablar con alguien”. Y hablamos y mucho en honor a la verdad. Siendo ya viejos soldados, siguen impactándonos los cañonazos de este campo de batalla que nos hemos dado en llamar realidad.
 
En su labor diaria recibió una visita profesional de la titular de la correduria que gestiona los seguros de la empresa en la que trabaja. Hacía ya meses que no tenian contacto directo y el lo adjudicó a un reparto en la gestión de clientes. De hecho, está muy contento con el agente designado para gestionar sus asuntos. Pero la visita revistió un caracter inesperado, una colaboradora de años, vino a explicar que el motivo de no estar más presente era una tirana enfermedad llamada cáncer...
La afectación estaba controlada pero el tratamiento habia sido duro y el agotamiento se le hacia patente en el rostro. Mi compañero, prudentemente, verbalizó algunas preguntas cargadas de interés sincero y entre las respuestas apareció la reflexión que justifica este escrito. La enferma dijo ser una persona afortunada ya que ella y su família podian hacer frente a un tratamiento que no cubría en su totalidad la Seguridad Social. Afirmó que algunas personas que habia conocido durante el amargo momento que vivia, no podian acceder a algunos fármacos por no poder pagarlos. Describió un escenario dantesco en el que unos tienen más opciones que otros ante una enfermedad en función del componente más importante de cualquier medicamento: el dinero.
 
Me explicó que ambos se emocionaron y llorar fue inevitable. Supe enteneder a la perfección la reacción, pues en mi familia el cancer también segó. Más por encima de la tristeza, las lágrimas eran propias de la rabia, no del dolor...
Tengo suerte con mis amigos, personas en un mundo de gentes, se emocionan, sienten rabia y contrariamente a la mayoria, actuan sin dudarlo en contra de lo que creen injusto. Compartimos trinchera y lucha, observamos unos principios que pretenden ser incluyentes y no soportamos la ignominia de unos gobernantes que llenando bien su panza acaban con los problemas del mundo. Genocidas vestidos de falsa nobleza, matan en silencio y encima pretenden reconocimiento.
 
Para las personas de bien, permitir el sufrimiento es un error social, para aquellos que nos gobiernan los errores son aciertos y si es otro el que se muere, no hay razón para llorar...
POLITICA ES MORAL

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