domingo, 16 de junio de 2013

CARIDAD PROGRESISTA


                          
 
La de hoy ha sido una jornada extraña, ha sido una jornada decepcionante, ha sido una jornada triste.

Hoy, por muchas razones, me he visto obligado a volver la vista atrás. He tomado conciencia de la inutilidad de algunas esperanzas que en mi ánimo resguardo y atesoro. Hoy me he rendido…
Recuerdo a muchos de los míos (me refiero a mi familia) agradeciendo la dignidad de un tiempo nuevo, la severidad de que nunca se volvería a dar las gracias por un mendrugo de pan, por un jornal, por un techo bajo el que vivir.

Decían mis mayores que “las izquierdas” habían conseguido que todos fuésemos iguales, que todos pudiésemos tener esperanzas de atender a los nuestros y a nosotros mismos sin deber esperar la caridad de nadie…

Iluso de mi, corto de entendederas y tonto con avaricia, nunca pude imaginar que los comportamientos de otros tiempos, propios del totalitarismo autárquico y mísero, se clonarían en representantes de una democracia que dice defender la justicia social y luchar porque todo ciudadano tenga un futuro.
Más os ruego que no sajéis mi lengua cuando escribe, pues  comparto y defiendo la labor de organizaciones como Caritas, Cruz Roja (de la que soy socio) y otras muchas que con su trabajo constante actúan contra la exclusión hoy y hace mucho tiempo. Su voluntad llega donde otras no pueden.

Esas otras voluntades deben llegar a la gestión eficaz y eficiente de los recursos públicos. Esas voluntades deben optimizar lo público y sin duda, de ser necesario, apoyarse en la experiencia que desgraciadamente las entidades asistenciales han acumulado en el tiempo. Lo que no es admisible, lo que me resulta indecente es hacer méritos del “buenismo” caritativo, de la recogida en mesas petitorias con siglas izquierdosas de paquetes de a kilo de arroz y de botes de garbanzos.

POLITICA ES MORAL

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