La de hoy ha sido una jornada
extraña, ha sido una jornada decepcionante, ha sido una jornada triste.
Hoy, por muchas razones, me he
visto obligado a volver la vista atrás. He tomado conciencia de la inutilidad
de algunas esperanzas que en mi ánimo resguardo y atesoro. Hoy me he rendido…
Recuerdo a muchos de los míos (me
refiero a mi familia) agradeciendo la dignidad de un tiempo nuevo, la severidad
de que nunca se volvería a dar las gracias por un mendrugo de pan, por un
jornal, por un techo bajo el que vivir.
Decían mis mayores que “las
izquierdas” habían conseguido que todos fuésemos iguales, que todos pudiésemos tener
esperanzas de atender a los nuestros y a nosotros mismos sin deber esperar la
caridad de nadie…
Iluso de mi, corto de
entendederas y tonto con avaricia, nunca pude imaginar que los comportamientos
de otros tiempos, propios del totalitarismo autárquico y mísero, se clonarían
en representantes de una democracia que dice defender la justicia social y
luchar porque todo ciudadano tenga un futuro.
Más os ruego que no sajéis mi
lengua cuando escribe, pues comparto y
defiendo la labor de organizaciones como Caritas, Cruz Roja (de la que soy
socio) y otras muchas que con su trabajo constante actúan contra la exclusión
hoy y hace mucho tiempo. Su voluntad llega donde otras no pueden.
Esas otras voluntades deben
llegar a la gestión eficaz y eficiente de los recursos públicos. Esas
voluntades deben optimizar lo público y sin duda, de ser necesario, apoyarse en
la experiencia que desgraciadamente las entidades asistenciales han acumulado
en el tiempo. Lo que no es admisible, lo que me resulta indecente es hacer
méritos del “buenismo” caritativo, de la recogida en mesas petitorias con
siglas izquierdosas de paquetes de a kilo de arroz y de botes de garbanzos.
POLITICA ES MORAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario