Ustedes y yo, todos en
definitiva, escuchamos cada día y hasta el hartazgo opiniones similares a esta:
“Todos los políticos son iguales, esto no
tiene remedio. Los que se presentan es para robar lo que puedan y así va el
país…”.
Bueno, sin poder enmendar la
mayor, quisiera afirmar que llegados a
este punto, sin duda hemos de ser nosotros, los ciudadanos, los que impongamos la
voluntad de cambiar una realidad que nos ahoga e indigna.
Tras una oscura dictadura,
la incorporación a un sistema democrático nos hizo creer que nuestros
horizontes, aún siendo lejanos, eran luminosos y limpios. Nada podía hacer
presagiar que nuestros representantes democráticamente elegidos, pudiesen
traicionar a aquellos de los que emanaba la voluntad popular. Creímos de buena
fe que abusos y opacidades pasarían a ser hechos del pasado y así, satisfechos
de lo conseguido, nos convertimos poco a poco en una sociedad dormida. En ella,
gentes más agresivas y malintencionadas que nosotros, han construido una
realidad paralela a la social en la que por las buenas o las malas, han
conseguido atender sus intereses y lograr sus objetivos.
El momento presente es el
que es, pero debemos estar dispuestos a luchar por lo que es justo. Indignarse,
hablar, twitear, debatir en facebook, son vías válidas para opinar y
pronunciarse, pero si verdaderamente queremos “hacer algo” para cambiar la realidad, debemos
estar dispuestos a luchar por ello y ser capaces de hacerlo. Ser ciudadano es
un cargo público en sí mismo y como tal obliga…
Hemos de salir a la calle,
acercarnos a las instituciones, entrar en ellas sin reservas ya que son nuestra
casa y por tanto seremos bienvenidos. Si nos lo proponemos, conseguiremos
revertir nuestro ordenamiento legal en beneficio de todos. El ciudadano puede y
debe ejercer su condición de verdadero depositario del poder político. Un cargo
electo ha de ser alguien en el que la ciudadanía delega temporalmente la
confianza para actuar en su representación. Por lo tanto, hemos de monitorizar
lo que se decide y hace en nuestro nombre. El objetivo no es elegir a nuestros
representantes entre los más capaces, lo más importante ha de ser elegir a
nuestros portavoces entre los más capaces.
Somos más y por ello,
podemos cambiar la realidad.
POLITICA ES MORAL
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