¿Cuál es el mejor gobierno? El que
nos enseña a gobernarnos a nosotros mismos. J.W.Goethe
La ciudadanía, a pesar de una clara
percepción del desgobierno generado por sus representantes electos, poco o nada
cree poder hacer para cambiar la realidad.
Sin duda, cualquier habitante de
nuestros pueblos y ciudades ve como una quimera influir y generar cambios en
los organismos de la Unión Europea, en la gobernabilidad del Estado o en su
Autonomía. Ciertamente, los centros de decisión están lejos de cualquiera de
nosotros pero también es cierto que
existe un ámbito inmediato y reconocible en el que nuestras propuestas y
actos tienen efecto: el poder municipal.
El gobierno local está cerca, sus
actuaciones se conocen de primera mano, sus decisiones se reflejan en nuestro
día a día: la vía pública, el funcionamiento de los organismos de gestión,
escuelas e institutos, ambulatorios, urbanismo, policía local, entidades
ciudadanas y otros muchos aspectos de la cotidianidad, nos permiten valorar el
trabajo de aquellos que gobiernan por mandato de nuestros votos.
Podemos decir que el ayuntamiento
es el ámbito más cercano a la verdadera subsidiaridad democrática. También es
innegable que los gobiernos municipales han incurrido en comportamientos
propios de la mal llamada “política general”. Redes clientelistas, uso
inadecuado de los recursos públicos, estructuras desarrolladas para asegurar
representación y cargos han provocado un despotismo que aleja al Ayuntamiento del interés de la mayoría ciudadana.
Si hemos de conseguir una
regeneración democrática, la única opción es optar por plataformas de
representación realmente locales e independientes, organizaciones que no sean
sucursal o franquicia de partidos orgánicos de mayor tamaño. La acción de la
política local debe centrarse en los intereses de la población, sin verse
condicionada por ejecutivas, órganos intermedios o gestiones de gobierno
alejadas de los ciudadanos y propias del Estado o de la Autonomía de turno.
Un cambio futuro, una posible
segunda transición, se iniciará en orden inverso al actual. Del Municipio a la
Autonomía, después al Estado y finalmente a la Zona Euro. Un Ayuntamiento podrá
coordinar y generar acciones con otros pueblos y ciudades, extrapolar políticas
de la parte al todo es la vía adecuada. Si se me permite recurrir al tópico, el
ciudadano solo dispone de una opción válida: pensar globalmente y actuar
localmente.
POLITICA ES MORAL
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