La campaña electoral catalana nos ha alejado un poco de las realidades
supranacionales, pero no debemos olvidar que por muy relevante que parezca
nuestro papel, verdaderamente somos poco más que palmeros de la política
europea.
Europa se aguanta con alfileres y Alemania, supuesta garante de la
estabilidad del euro, en su voluntad de quedarse al margen de una crisis
global, está cavando su propia fosa.
A pesar de vender fuera y dentro de sus fronteras el llamado “milagro
alemán”, la Merkel sabe perfectamente que las exportaciones germanas se colocan
mayoritariamente en Europa. Por lo tanto, si la recesión sigue y la demanda se
contrae, se acabó el invento. Curiosamente se insiste en marcar distancias
respecto al resto de países de la Unión, El discurso es un irreflexivo “esto no
va con nosotros”, nada más lejos de la realidad.
En el Congreso de la CDU, la Canciller insistió en un florido
estilo: “si fracasa el euro, fracasa Europa”, “si fracasa Europa, fracasa
Alemania”. Bueno, ponga usted hilo a la aguja…
En la actualidad podríamos decir que la Unión Europea es como un banco
corto de liquidez y entestado en cobrar, contra viento y marea, aquellos
importes que se le adeudan, a pesar de conocer la falta de recursos de sus
deudores. La única posibilidad que se ofrece a los países en caída libre, es la
concesión de nuevos créditos que aumentan su deuda y déficit. La bola se hace
más grande mediante una solución que no es más que pan de hoy para hambre de
mañana.
Es inevitable negociar “quitas” sobre los importes de los créditos
vencidos si realmente se pretende acabar cobrando. De no aceptar esta vía de
resolución, el Euro saltará por los aires. Entrar en amenazas, perseverar en
ahogar las economías nacionales con recortes sociales, lo único que conseguirá
es acabar con la actividad económica y el consumo. Evidentemente, si no hay
actividad no se genera riqueza y sin esta, las garantías de cobro desaparecen.
En jerga bancaria, de no poder pagar un crédito, al deudor se le
embarga. Pues muy bien, la Canciller Merkel debería ir preparando a sus huestes
de cobradores y ponerles como vehículos de empresa unos tanques bien equipados.
Como en otros momentos del pasado, lo que no puedan cobrar en dinero, que lo
cobren en territorio.
POLITICA ES MORAL