martes, 28 de julio de 2015

EL BANQUILLO DE THOMAS MÜLLER


 
En declaraciones a la revista deportiva Goal, Thomas Müller, el excepcional delantero del Bayer de Múnich,  dijo: "Al final lo que es decisivo es la calidad del jugador, pero creo que es importante para el club, para su identidad y para los aficionados, tener un núcleo alemán de jugadores de la casa. Tenemos que estar pendientes de ello".

Bien, quizás en estas declaraciones no vean ustedes nada digno de ser reseñado. De hecho, es cierto que Müller es tan solo un jugador de futbol, no es un digno y responsable gobernante alemán, no es un pedagogo y tampoco un teórico de la economía mundial. Pero sin duda alguna y precisamente por la propia realidad de nuestro tiempo, un tipo que pega patadas a un balón es un indiscutible “líder” social.
Cuando la Canciller de Alemania, la Señora Merkel, en un programa de televisión afirmó a una niña palestina refugiada que “no podía hacer nada para detener la deportación de sus padres y que si en Europa se dijese que todo el mundo puede venir, se crearía una situación insostenible”, posiblemente hablaba de un marco legal e incluso podría intuirse que el planteamiento tiene una base socio-económica real. Pero hay algo más…
Ese aspecto adicional y larvado se esconde en la sociedad de nuestro tiempo. Somos ricos en función de que otros sean pobres, Occidente medra depredando a un tercer mundo que se valora por sus recursos naturales y cuya población es, a todas luces, prescindible. Esa es la realidad y no otra, no puede rebatirse el tema.
El miedo a la pobreza, a las carencias, por parte de los ciudadanos de una sociedad obesa y obscena, hacen que queramos mirar a otro lado, obviar las pesadillas y mantenernos en nuestros falsos sueños encarnados en las grandes superficies comerciales y en el endeudamiento familiar para adquirir teléfonos de última generación cuyo componente más valioso es el coltán, mineral que cada día se cobra vidas en su extracción.

Sin duda, llegados a este punto, ustedes considerarán que soy un demagogo y que les estoy tocando las narices, pues de nada tienen responsabilidad en lo expuesto. Cierto, pero mientras nos negamos a pensar dos veces, la realidad sigue ahí afuera y millonarios toca pelotas vocean las directrices de los poderes fácticos europeos contaminando de ideología un aspecto social y muy relevante que se llama deporte.
  
No pueden imaginar cómo me acojonó leer “para su identidad y para los aficionados, tener un núcleo alemán de jugadores de la casa”. Estoy harto, muy harto de observar que los “ismos” del pasado regresan y ganan plaza. Europa camina hacia el futuro olvidando su pasado y como dice el refrán, quien siembra vientos recoge tempestades. No aprendemos nada, está visto. Cerrando nuestra conciencia nos abocamos a la barbarie. Las banderas serán, como en tantos momentos de nuestra historia, nuestro sudario.

Las verdaderas opiniones se mantienen silentes y las revestimos de prudencia, pero el pensamiento configura el lenguaje. Las declaraciones de Müller son mucho más que palabras, son armas arrojadizas de nuestro miedo...

Por mi parte, lo que desearía, es que este tedesco de los cojones tenga una temporada nefasta y que sentado en el banquillo, vea las filigranas de sus compañeros no alemanes mientras se le pudre la lengua deseando decir que añora aquello de un reich, un pueblo y un füher.

POLITICA ES MORAL

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