El
diccionario de la Real Academia de la Lengua define el término “terrorismo” con dos acepciones:
dominación por el terror y/o sucesión de actos de violencia ejecutados para
infundir terror.
Bien, un diccionario
que “limpia, fija y da esplendor” nos
acerca a la verdadera naturaleza de aquellos que dicen estar en ciernes de
sacarnos de ese pseudo genocidio al que llamamos crisis. Yo, con su permiso,
añadiría un concepto complementario para aclarar realidades, la palabra guerra aparecerá más adelante…
El sistema,
sus élites extractivas, no han perdido voracidad. La economía especulativa hace
ya mucho tiempo sustituyó a la economía productiva y en ese acto de terrorismo
se encuentra la génesis de la debacle económica que hemos vivido y seguimos
sufriendo. El entramado industrial cayó en primera instancia, la agricultura,
la pesca y la ganadería se redujeron en aras de un concepto de rentabilidad
común para toda Europa. Los estados, también el nuestro, dejaron de tener voz y
voto en el destino de su ciudadanía.
En ese
escenario, los políticos se convirtieron en gestores de tributación y se
apartaron de su verdadera naturaleza, procurar la dignidad de sus representados
creando una realidad socio-económica que fuese capaz de sostener el estado de
bienestar. Sin tapujos, nos traicionaron, se vendieron sin empacho alguno. No
creo que esto les sorprenda a estas alturas del cuento…
Matemática
pura, menos actividad, menos ingresos. ¿Qué hacer para mantener beneficios carentes
de una economía real?, sencillo, recortar y mucho. Aquí aparece la palabra
guerra, ¿recuerdan?. Pues esta es una guerra civil en tanto a que las víctimas
son civiles y no caen en combate, caen bajo los bombardeos indiscriminados de
unos próceres que entienden que todos somos carne de cañón prescindible. Tan
solo me pregunto que porcentaje de pérdidas estaremos dispuestos a asumir.
Mientras
todo sucede, mientras todos celebramos victorias futbolísticas y nos quejamos
en tascas y bares, la señora Christine Lagarde y los generales del FMI nos
atacan frontalmente con la exigencia de recortar aún más los sueldos, la
sanidad y la educación. Por cierto, nuestro gobierno escenifica una negativa
pero en realidad no presenta resistencia alguna…
Pero, ¿saben
ustedes?, lo peor no es observar la inoperancia de nuestros actuales
responsables políticos. Lo peor es que un equipo del FMI se ha reunido tanto
con Ciudadanos como con Podemos, aquellos que en plena efervescencia electoral
juraban que no darían un paso atrás en la defensa de una sociedad justa. Puedo
imaginar cómo los terroristas legalizados pusieron la pistola encima de la
mesa. A elegir, se os paga por un colaborador silencio o se os calla, sin más…
Somos más, tenemos miedo, debemos atacar. No lo olviden, nos han declarado la guerra.
POLITICA ES MORAL
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