Sin preámbulos, estamos
debilitados por una crisis que en realidad es y ha sido una traición. Se nos va
por el sumidero el sector público que debería garantizar la educación de
nuestros hijos y nuestra salud. Los zorros han estado vigilando nuestro gallinero
y en nuestro pobre proceder como ciudadanos, seguimos otorgando patentes de
corso para que los ladrones sigan medrando…
¿Qué podemos, que debemos hacer para intervenir políticamente con una
verdadera voluntad de cambio que facilite una verdadera mutación del sistema?.
Sencillo, actuar de abajo a arriba y no a la inversa. Les hablo, quizás ya lo
imaginen, de la política municipal…
¿Cómo reconocemos realmente eso que llamamos ciudadanía?.
La verdad es que debería resultar sencillo, pues si pensamos en los niveles de
gobierno, aquel que verdaderamente “puede ver” la realidad de forma directa,
cruda y clara es nuestro Ayuntamiento.
Los ciudadanos, perdidos en
mensajes vacios y en la falta de propuestas prácticas, necesitan respuestas y
soluciones ante el miedo y la incertidumbre que ha generado esta profunda
crisis. La política ha de llegar a la trinchera, una trinchera que forma parte
de un amplio frente.
El gran enfrentamiento de este
conflicto, a pesar de que no se desee observar, se ha de dar a nivel local, se
ha de visualizar en nuestros pueblos y ciudades. Aquellas propuestas políticas de
nuevo cuño deberán, sin excusas, dotarse
de ideas y de estructuras verdaderamente revolucionarias y al margen de los
pecados de los partidos de “representación amplia”. Las formaciones que se postulen
para trabajar realmente por y para la ciudadanía deberán plantear la praxis de
la verdadera política de la parte al todo y no a la inversa.
Pues es en lo local donde reside
la verdadera esperanza de mejora de las personas. Es en el ámbito local donde se
pueden realizar cambios observables por la ciudadanía y plantear un modelo
socio-económico justo, sostenible y con garantías de futuro. Abriendo los
ayuntamientos a los vecinos y facilitando la participación de los mismos en los
órganos de representación, podrán reinventarse las instituciones capaces de
generar cambios en los entes de gobierno de ámbito superior. Insisto, de la
parte al todo y no a la inversa.
O abandonamos las proclamas
vacías basadas en el frentismo o poco o nada conseguiremos. La política
progresista no puede ser reactiva y tener como valor tan solo la crítica a
aquellos que nos han robado recursos y futuro.
Aquellos la cárcel, sin duda, pero los nuevos activistas sociales, los
nuevos garantes de la voluntad popular deberán implicarse en la construcción de
modelos competentes a nivel económico y empujar hacia un cambio cultural en
aquello que se llamó política democrática. Los cambios serán fácilmente apreciables
en la gestión municipal y conseguidos los mismos, facilitarán un sumatorio a
nivel general. Insisto, de la parte al todo y no a la inversa.
Lo he comentado en otras
ocasiones, un municipio no es una isla. Sin duda vivimos en un mundo
globalizado, pero la economía global está relacionada con la gestión local y/o
regional ya que en ellas viven “consumidores” que consiguiendo calidad de vida
dan sentido a eso que se ha dado en llamar “mercado”. Tan sólo por egoísmo, los
poderes fácticos y las políticas extractivas deberán aceptar cambios
sistémicos. Hagamos de la supuesta debilidad, virtud. Insisto, de la parte al
todo y no a la inversa.
Titulaba este post como el día
después. No pretendo hacer dramatismos, pero tras el 24 de mayo, analicé los
resultados y pude ver que todo se ha movido, pero tras redecorar el escenario
todo parece haber quedado igual. Creo que los indignos del pasado y los nuevos
adalides se han vuelto a olvidar que debemos trabajar de la parte al todo y no a
la inversa.
Ha llegado el momento de los
Ayuntamientos, como creadores de espacio público y de actividad económica con
criterio social. La ciudadanía ha de ser
convocada por sus representantes a un activismo por lo común, a un
compromiso, en definitiva, con el bienestar de todos.
Tienen ustedes cien días, ni uno más…
POLITICA ES MORAL
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