La guerra es una
masacre entre gentes que no se conocen para provecho de gentes que sí se
conocen pero no se masacran. Paul Valéry.
Les pongo sobre
aviso, hoy hablan las tripas, pero no ha de olvidarse que también al estómago
necesita del cerebro. Tan grande es la deriva que observamos, tantos los
conflictos locales y foráneos que no se puede evitar pensar en el pasado. Un
pasado que no da pautas sencillas y justas, un pasado que nos anuncia la
llegada de un burdo cirujano, les hablo sin tapujos del señor de la guerra...
Cuando la economía
se derrumba, cuando las sociedades se descomponen por no poder atender sus
necesidades más básicas, los poderes fácticos y en su nombre los políticos,
históricamente se vuelcan en buscar algo o alguien a quien responsabilizar de
aquellos problemas a los que no quieren o no pueden hacer frente. Teoria y
práctica vieja como el hombre, en el momento actual está en plena reedición y
pareciera que será un éxito de ventas.
Recordemos, que
recordar es empezar a ponderar el presente. Nadie podia imaginar que la crisis
de 1929 sería la antesala de un conflicto mundial. La realidad es tozuda y de
hecho, a pesar de los planes macro-económicos
como el New Deal de Rosselvet, fue la guerra la que posicionó el bienestar
social a niveles anteriores al gran crack financiero.
Por otra parte, el
bienestar empezó a ser demasiado gravoso y ha llegado a parecer insostenible.
No puede crecerse económicamente de forma exponencial. El crecer de unos paises
genera, indefectiblemente, el empobrecimiento de otros y esta depredación
geopolítica provoca resentimiento y por ende conflictos. Las fórmulas de
mercado ya no resuelven los problemas internos de los paises occidentales y en
consecuencia tampoco los externos.
En el momento actual
el mundo se ha vuelto más igualitario. La ciudadanía de todos los paises cada
vez se asemeja más, la pobreza se va encargando de ello. Mientras los bancos
son rescatados, los beneficios del poder financiero crecen y los estados se
blindan en la defensa de los intereses de una minoria frente a la mayoria
social, la desesperación va significándose como la nueva ideologia. El
endeudamiento provocado por los mercaderes que ocuparon los templos de nuestras
democracias, el empobrecimiento social y la cada vez más marcada desigualdad
entre ricos y pobres nos llevan a un caos que tampoco traerá justicia...
Lo que deba suceder
estará monotorizado una vez más por los que necesitan recomponer la realidad
para que esta continue igual. Por tanto, en la percepción de la dantesca deriva
que hoy planteo, la ciudadania debe alzarse. Estamos cansados, es cierto, pero
no queda otra. Lo que no se impulse en las bases y colectivos sociales no será
facilitado por las oligarquias económicas. Lo que teniamos se diluye entre nuestros
dedos y como individuos debemos comprender que en nuestro propio interés, debemos
defender el interés común.
Hasta la fecha los
conflictos armados han sido locales. Espitas que han permitido la descompresión
de la realidad mundial durante una época ya no parecen suficientes. El tercer
mundo que llama aún a las puertas de los paises privilegiados está dándose la
mano con un cuarto mundo que pretende negarse y que crece día a día entre la
cada más escasa riqueza.
Una vez más la
tentación de los que nunca mueren en el frente será eliminar los problemas de
un plumazo. Azuzarán los perros de la guerra y los jinetes del Apocalipsis
traerán en su grupa el bienestar de los de siempre.
Dicho lo dicho, no
me acusen de agorero y pónganse en prevengan. Empuñemos nuestros derechos como
armas válidas e incorporemos la obligación de luchar por una realidad mejor.
Renunciemos y seremos, sin lugar a dudas, carne de cañón.
POLITICA ES MORAL
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