lunes, 26 de octubre de 2015

VALENTINO Y EL 3%


El precio de la grandeza es la responsabilidad. Winston Churchill

Este fin de semana se me ha vuelto a desmoronar el pasado. Valentino Rossi , mi amado Dottore, ha caído, ha sufrido el peor de los accidentes, se ha roto el alma.

Llevo siguiendo toda la vida a un piloto que desde sus inicios, se encumbró al Olimpo de las motos  y desbancó al propio Giaocomo Agostini. Mostró valentía, perseverancia, un poco de locura y por encima de todas estas virtudes la más importante, con su característico desparpajo, mostró un respeto enorme a todos los pilotos con los que hubo de medirse. Se convirtió en el icono del Mundial de Motociclismo y en base a sus méritos, el deporte de las dos ruedas reverdeció los laureles de sus mejores momentos.

Un maestro no puede poner la vanidad por el encima de los valores que enseña, no hay mayor patrimonio que transmitir conocimientos y que estos sean útiles a otros. Cuando la soberbia oscurece a la sabiduría, el sabio se torna un felón despreciable y se hace acreedor a perder sus otrora indudables logros. La patada que tiró a Marc Márquez al asfalto ha convertido al dios en un triste mortal.

No pude evitar poner en común este episodio deportivo con la realidad de algunos supuestos líderes sociales de nuestro tiempo. Acéptenme  ustedes un ejemplo, nunca otorgué mi apoyo a Convergencia i Unió mientras el President Jordi Pujol i Soley, durante veintitrés,  gobernó Catalunya, pero sostuve que de acuerdo o no con sus planteamientos, era un estadista que al contrario que otros políticos hacía de su posición una voluntad de servicio a la ciudadanía. Al final, ya se ha visto, era el juez el que orquestaba los contubernios.

Soy consciente de que el ser humano es, en esencia, pecador por naturaleza. Pero es precisamente por ello que nos aferramos como un clavo ardiente a los Pericles de nuestra sociedad, sea cual fuere el ámbito en el que estos desarrollen su actividad. La ciudadanía necesita referentes que sirvan a la pública pedagogía, que permitan mantener la fe en que existe la integridad en el hacer y por tanto, el buen gobierno. Cierto, no hace falta que lo digan, los ilusos seguimos estando aunque no se nos quiera ver…

En resumen y acabando, demasiadas decepciones nos llevamos algunos mientras otros jalean y excusan a los que a todos nos faltan al respeto. Así, sean estos políticos rufianes o deportistas fulleros, les seguimos excusando y aplaudiendo. Compuso unos versos Don Antonio Machado que ciñen, hoy y en el pasado, lo que intentaba describir no sin cierto desagrado: Moscas de todas las horas, de infancia y adolescencia, de mi juventud dorada, de esta segunda inocencia, que da no creer en nada, en nada.

A final de la calle unos roban tres por cientos, a otros les sancionan con tres puntos del campeonato y por arte de birlibirloque nunca pasa nada y nos quedamos tan contentos.

POLITICA ES MORAL 

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