viernes, 6 de marzo de 2015

PRISMA DE CIUDADANO

 
Y como las Navidades, llegaron las elecciones…
 
Hoy en una de mis habituales conversaciones con uno de mis vecinos y amigos, he recogido lo que podríamos llamar la “teoría y práctica del votante desencantado”. Si se me permite, quisiera exponerla.
 
Hacía tiempo que no tomábamos un algo juntos y hoy ambos hemos podido regalarnos la mutua compañía. Persona de cultura insondable y mente brillante, me ha embestido como un búfalo en la sabana del Serengueti. Tras cursar la comanda, mi amigo ha empezado una encíclica casi papal y sin anestesia, me ha operado a corazón abierto…
Ha repasado nuestro inmediato universo político, ha rememorado los gobiernos de nuestro municipio desde los años ochenta hasta ahora y ha mostrado su extrañeza por no haber percibido un incremento del compromiso y el activismo de la ciudadanía. No se ha ahorrado críticas a todas las formaciones tradicionales y a las que ahora hablamos de regeneración. Me ha invitado a que le indicase que debería hacer un vecino como él para introducir, en conciencia, una papeleta u otra en la transparente urna de plexiglás.
 
Miren ustedes, tras asentir a sus palabras, he verbalizado de forma queda lo siguiente: “¿La verdad?, la verdad es que yo, metido como estoy en esto que llamamos política, bajo el prisma de un ciudadano, no votaría”. Silencio, mirada incrédula y frente a mí una sonrisa llena de sorna. Muchas veces, por buenas que sean nuestras intenciones, nos vemos obligados a poner punto en boca y  aprender. Así ha sido y el maestro, sin duda, se ha mostrado como un gran psicólogo social.
En un bar de barrio se ha descrito con detalle lo que es y lo que debería ser. En un pueblo del Baix Llobregat alguien ha estructurado un discurso que hace tiempo hice mío pero que me llena de alegría saber que es compartido. Siendo cierto que el sentido común es el más escaso de los sentidos, hoy ha decido que se niega a extinguirse…
 
“Mira, es hora de dejar los fuegos artificiales, es momento de dejar los discursos y hablar de cuestiones prácticas, es necesario que los vecinos analicemos lo que se nos dice y lo que se nos promete para poder repartir patadas y confianzas a partes iguales”.
Un alumno no interrumpe al sabio y llegados al primer silencio, he hecho un ademán invitando a que continuase con su clase magistral.
 
“¿Sabes?, veo que se recurre al frentismo, a ponerse en valor  en base a desprestigiar al contrario, al cacareado tu más y en definitiva a decir lo que haga falta para llevarse el gato al agua”.
Por mi parte, seguí asintiendo y callando. Pero el monólogo se fue tornando denso…
 
“Ahora es momento de ser prácticos, de valorar la honradez de las personas que se llaman políticos  y de analizar de forma exhaustiva sus propuestas. Hay que invertir tiempo en leer a fondo los programas, debemos evitar quedarnos con el presente y viajar al pasado para observar que han hecho y dicho los que nos sonríen sin mirarnos. Mira es el momento de exigirnos ser un poco cabrones. No debería ser así, pero nos han mentido, nos mienten y lo peor de todo es que la culpa es nuestra”.
Llegados a este punto ya era yo el que tenía la sonrisa acerada y empecé a notar que mis cuerdas vocales vibraban. Hice un esfuerzo y mantuve la boca cerrada.
 
“En un pueblo como este hay que acercarse a los candidatos, a la persona que hay tras la fachada de las siglas y sin duda pedir toda la información, exigir que las propuestas sean concretas y lo más importante, que dejen de excusarse en que si la Generalitat no hace esto y lo otro o en si el Estado es más justo o menos. ¡Coño!, ¿no estamos hablando de las Municipales?. Es verdad que no se trata de mirarse el ombligo, pero yo creo que nos debe gobernar gente que mire por su pueblo antes que por otra cosa. ¿No te has metido en esto?, pues ahora me explicas que tiene tu propuesta para que la vote”.
Créanme, noté que el cortado estaba frio. El se lo había tomado en el minuto uno, pedimos dos más y comencé a hacer proselitismo: “Mira proponemos cuestiones prácticas basadas en datos objetivos tanto a nivel legal como económico. Buscamos espacios de encuentro  dejando al margen peleas partidistas propias de los partidos y no de la ciudadanía. Argumentamos la transparencia con nuestra propia realidad cotidiana que nada tiene que ver con los partidos franquiciados que tienen hilos sobre sus cabezas. Nos ofrecemos en base a nuestro trabajo y libres de deudas que pagar. No deberemos rendir cuentas a ningún estamento superior y por tanto seremos creativos en nuestras iniciativas. Explicaremos hasta la saciedad que la prioridad de un gobierno local es la actividad económica para facilitar la más amplia política social. Finalmente abriremos literalmente las puertas del Ayuntamiento para que quien lo desee se sienta en su casa y pueda observar cómo podemos decir NO sin reservas y preguntar ¿POR QUÉ? aunque el hacerlo levante ampollas”.
Tras un silencio, mi amigo levantado el índice como una advertencia me dijo que lo que acababa de decir era casi lo mismo que el había argumentado. Respondí…
 
“Cierto, así que ya sabes la papeleta que debes meter en el sobre. Recuerda, puedes identificarte con el DNI, el Pasaporte o el carnet de conducir”.
Hemos quedado para hacer el vermut el próximo domingo.

POLITICA ES MORAL