domingo, 11 de junio de 2017

PUTO EGOISMO


Entre dimes y diretes sobre si es solidaridad o no lo que hace Amancio Ortega con sus donaciones a la Sanidad Pública, me baño hoy en el propio pensamiento. Va a resulta entretenida la cosa, pues aquí creo que subyace algo que de ser piquero en Flandes, habría de llamarse ventaja.

Se denomina ventaja a una retribución especial a un soldado que se hubiese distinguido en combate. Era el Maestre de Campo quien a título propio o a petición de un oficial, la otorgaba. Hoy no me cuadra el tema, pues quien se abre la faltriquera y otorga beneficios, no es quien supuestamente comanda, pareciera que es el soldado quien anda sobrado de doblones y con generosidad los regala.

Han de saber que llevo toda mi vida adulta manteniendo y argumentando la tesis de que el egoísmo es la base de la generosidad. Sin duda me ha traído algunos problemas con personas a las que acababa de conocer, pues con ahínco se me afeaba el decir semejante cosa. En cualquier caso, tras los primeros envites y conseguido el tiempo de explicarme, siempre se me entendió y mucho interlocutor incluso compartió mi pensamiento.

Lo mío no se basa en la filosofía del egoísmo moral. Nunca me escucharán afirmar que la doctrina es actuar para el propio interés y que de darse una oportunidad que no incomode el propio camino, opcionalmente realizar acciones que ayuden a otros, pero la finalidad seguirá siendo la primigenia: el ayudar ha de dar algo provechoso para uno mismo. No me interpreten mal, el egoísmo con el que hoy y siempre me desayuno, trata de llenar el alma de aspectos positivos que nos hagan ser personas que ayuden a los demás a ganar la alegría. Es decir, hemos de dedicarnos tiempo a nosotros mismos y ocupando el mismo en lo que nos resulta grato y nos enriquece el alma, poder ser elementos colaborantes positivos con nuestro entorno.

Por el contrario, el egoísta moral afirma su yo al margen de los demás y se encumbra en un poder que le instala en una realidad moral y personal paralela.  En resumen, la realidad es su propia existencia y su forma de acercarse a las gentes es, hay que saber verlo, presuntuosa y distante. De hacer algo socialmente bueno, no cabe duda de que espera un reconocimiento. Hoy es oportuno reconocer los méritos de mis maestros y me viene perfecto recordar a Kierkegaard y aquello de que lo personal es lo real. Escuché y escucho, pero no trago con lo del existencialismo individualista, ni por asomo asumiré la lógica de las acciones de los egoístas por muy bien explicadas que se presenten. ¿Realmente podemos afirmar que justifica el beneficio propio la puntual generosidad material?, lo siento, no en mi nombre. Es lo que tiene comulgar con la vieja tradición cristina y el tener en la mesita de noche las Confesiones de San Agustín de Hipona.

No cabe duda de que habiendo introducido el tema del cristianismo, me podrán recordar que la limosna es algo propio del mismo, pero yo les diré que una cosa es ser generoso y otra es dar lo que nos sobra. La solidaridad es algo que habrá de ser útil cuando sea sinónimo de compartir. En el caso del exitoso empresario propietario de Inditex, no veo a una persona que pueda ser un ejemplo de ello. Sucede que para la mayoría lo es y habrá de serlo, pues lo que realmente percibe la sociedad española, mejor dicho, gran parte de la misma, es que es un hombre rico y eso le convierte –creo que erróneamente- en un referente.

Harta ya el tema de que el liderazgo de nuestra sociedad se impronte en personas que al cabo hacen de las zonas grises del sistema y de la incapacidad o la interesada inacción de los gobernantes, una verdadera ventaja. ¿He de recordarles que pleitesía se rinde a jugadores de futbol que evaden impuestos o a políticos que lo han robado todo?. Miren, yo agradezco de forma absolutamente sincera las donaciones del Señor Amancio Ortega, de veras que me alegré cuando los mass media dieron la noticia de las mismas, no en balde el puto cáncer cargó contra los míos, pero creo que corresponde otro tipo de acción solidaria: empresas tributando al nivel que corresponde y salarios justos.

Permitan que insista, existe una distancia enorme entre ser solidario y ser generoso. Ser solidario es compartir lo mejor que se tiene o se es con aquellos que lo necesiten, por tanto no ha de permitirse que la solidaridad se troque en limosna y humillación.

No es cierto que la envidia provoque las críticas al Señor Ortega. El tema que a muchos nos indigna es que un gobierno  no se inquiete al ver que la generosa actitud de una empresa privada nos explica sin tapujos el inicio de la quiebra del Estado.

POLITICA ES MORAL

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