Estoy seguro de que ustedes han escuchado
o leído muchas veces que no todo lo legal es moral. La frase de marras describe
una verdad de Perogrullo, pero a mí, cuando me la encuentro, en la mayoría de
las ocasiones, me cabrea hasta encenderme como una tea.
Miren, me solivianta por ser una
frase corta pero con una carga semántica diríase que insondable: habla de la
mafia organizada, habla de la política de nuestro tiempo. ¿Mucho estoy
diciendo?, no, ni mucho menos. Me quedo corto de muchas leguas y puestos a
recortar camino, les diré que nuestra Democracia está diseñada para engordar barrigas
que nunca serán de los griegos y sí de los agamenones, y estos, lejos de mirar
por todos, hacen de las leyes sus porqueros y de los ciudadanos sus cerdos.
Miren, tantos corralitos de libre
disposición han creado la grata sensación de que los duros llueven del cielo y parece
que la bolsa de lo público fue, es y será expoliada para mantener a zánganos
que nada aportan a la sociedad más allá de mostrar sus indecentes barrigas.
Miren ustedes hacía donde quieran, sea en la popa de un barco o bajando de un
coche oficial, los agamenones parasitan la granja y en nombre de no sé qué
milongas, se comen las reservas y nos roban la esperanza.
La democracia española nos ha
traído la libertad de hacer y deshacer, de pedir y exigir, de disponer lo que
haga falta para mantener el chollo y para pillar cacho a mansalva. Tanta
administración y pájaros en las ramas, tanto organismo y oficina de control,
tanta oficina de recaudación de tasas de utilidad poco contrastada, hacen que
el común de los mortales trabaje como un cabrón para no hacer de dos jornales
una triste semanada. Muchos se llenan los próceres la boca de apoyar la
economía, pero claro, la suya, ni la de ustedes ni la mía.
Verdad es verdad y punto pelota,
lo nieguen Agamenón o su porquero. Aquí la cosa es transparente y corresponde
poner ejemplos para que nadie se lleve a engaño. Siendo ya una costumbre, les
gritaré a tocar de oreja y si no ha de gustarles, peguen un salto y huyan como
conejos. La granja está que arde y habiéndose derrocado al laborioso granjero,
habrá que denunciar a los ladrones que tan solo ven en la carne la posibilidad
de un humeante puchero.
Los sueldos son ahora de miseria,
los autónomos viven sin vivir en sus camisas y si por aquello tienen ustedes un
poco de patrimonio, vendrán todas las administraciones para robarles un trozo y
dejarles despojos. Mucha hiena ansiosa y con camadas extensas, necesitan pillar
cacho para tanto cachorro amamantado en privilegios que nunca hubieron de
considerar propios.
Tengo yo un amigo cuya vida
laboral superó los cincuenta años y sepan que nadie le regaló nada. Su esfuerzo
y constancia le dieron lo que obtuvo, pero llegada la hora de retirarse, las
sanguijuelas de Agamenón le siguieron
chupando la sangre y el honor. Pobre iluso quien con su trabajo pretenda tener
futuro, lean ustedes lo que sigue y notarán muy cierto que si trabajar es un
tormento, es infierno en la tierra conseguir salvar lo conseguido cuando las
democráticas administraciones se ponen en jaque y entonan el exigente pio-pio
de los inútiles pájaros cucos. Sí, los cucos, esos asquerosos bichos que se
plantan en tu nido y te matan a los propios pollos.
Bien, les explico que mi
respetado amigo vendió el local comercial en el que radicó su negocio y les
diré que creó trabajo para una amplia plantilla, pagó impuestos religiosamente
(cosa que no hace la Iglesia), facilitó actividad a otras empresas y siempre –el
muy iluso- fue decente. Vendió el local por 40.000 € a pesar de que el valor
catastral estaba en 57.000 €, pero no tratándose de una propiedad muy bien
ubicada, se dió con un canto en los dientes. Toca decir que lo que pareció inicialmente
ser una buena noticia, se convirtió en una fuente de bilis envasada.
Esos 40.000 € se vieron grabados
con un 17% de transmisión patrimonial (normalmente es un 10%, pero al estar los
valores catastrales muy por encima de los de mercado salió ese porcentaje),
unos gastos de Notaria y de Registro de la Propiedad del 3% (entre los dos
conceptos), un impuesto de plusvalía municipal del 16% (por haber sido
propietario del local durante más de veinte años) y por último una repercusión
en la declaración de hacienda del 6% de la venta. Bien, un total 16.800 euros
de sobre costo impositivo a pagar por comprador y vendedor sobre una
transacción inmobiliaria de 40.000 euros.
No hay drama que no tenga su
punto cómico y en este caso la cosa no podía ser excepción. Sucedió que cuando
se acercó mi estimado amigo a cumplimentar el pago de la plusvalía municipal (les
apunto que se trató de un importe de 6.400 €), el funcionario que le atendió le
pidió la escritura de propiedad. Dijo el contribuyente que sí, pero el empleado
le advirtió que lo que correspondía entregar era una fotocopia de la misma. Haciendo
gala de una candidez no propia de su edad, el ciudadano paganini contestó que
vale, que le hiciesen la exigida fotocopia y tan amigos. ¿Saben?, le espetaron
que nones, que a pesar de tener allí unas impresoras multifunción de mil pares
de narices, no podían hacer fotocopias a las personas que iban a hacer
gestiones a la oficina de recaudación. Le aconsejaron acercarse a una papelería
cercana al Ayuntamiento y se quedaron tan frescos. Mi amigo montó en cólera y
pueden creerme, encima se ganó una bronca…
Bueno, dirán ustedes que he
cargado contra la función pública y les contesto que no es cierto. Cargo contra
los cargos electos que en una lista inacabable se acercan a las ubres de las
instituciones para vivir del momio. ¿Sueñan ustedes con montar un negocio?,
¿creen saber el objetivo de su esfuerzo?, pues desengáñense, trabajarán,
trabajaremos para unos socios que tan solo aparecerán en su empresa o negocio
para recoger los beneficios.
La derecha política calla satisfecha
ante este expolio al ciudadano y la izquierda tradicional y la que se
autodenomina anti-sistema, también. Como decían en mi pueblo, en total, todos
saben que comen del mismo pesebre. Es algo contra natura, asqueroso sin duda,
ver como los pájaros cucos devoran a los cerdos.
POLITICA ES MORAL
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