jueves, 13 de octubre de 2016

HAY QUE MATAR A FERRER I GUÀRDIA.


En mi pueblo existe un monumento a la libertad que en pocas oportunidades podrá superarse. Me refiero al IES Francesc Ferrer i Guàrdia. El pedagogo del que recibe nombre murió asesinado el 13 de octubre de 1909 por un Estado totalitario y cobarde que vio, en su teoría educativa, la más peligrosa de las revoluciones sociales.

La propuesta de Ferrer entiende la escuela  como un escenario sin jerarquías, donde el maestro es un compañero y donde las prácticas autoritarias, la religión y sus dogmas, son desterrados de la convivencia y las tareas educativas. Para Ferrer, la educación es liberadora y por ello la escuela debe contemplar una enseñanza racional y científica enfocada a persuadir a los futuros hombres y mujeres de que no han de esperar nada de ningún ser privilegiado (ficticio o real), y que pueden esperar todo lo racional de sí mismos y de la solidaridad libremente organizada.  Se conseguía así que los niños y niñas fuesen personas instruidas, verídicas, justas y liberadas de todo prejuicio. Esa fue la aspiración de la Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia, sustituir el estudio dogmático por el razonado científico.

La Escuela Moderna hace del profesor un facilitador de elementos libertarios para el aprendizaje en solidaridad, donde a los alumnos –sin distinción de sexo- se les alienta a la reflexión, pero a la vez se les otorga sin complejos respuestas claras desde la ciencia y el rechazo al autoritarismo, estimulando el pensamiento crítico contra los dogmas religiosos, el nacionalismo y el militarismo; Ferrer es consciente de que en las tareas del control social del capitalismo, las instituciones lejos de abandonar la enseñanza de doctrinas autoritarias, lo que han hecho es reemplazar las figuras religiosas por los valores ciudadanos y patriotas, con tal de seguir inculcando a través del sistema educativo enseñanzas en función de los intereses del poder, facilitando de este modo la dominación social: Dios era reemplazado por el Estado, la virtud cristiana por el deber cívico, la religión por el patriotismo.

Ferrer i Guardia fue un visionario que no se amedrentó por los poderes a los que ponía en cuestión y que pretendió fomentar la evolución progresiva de la infancia, evitando los dogmas, sistemas y en sus palabras, “los moldes que reducen la vitalidad a la estrechez de las exigencias de una sociedad transitoria que aspira a definitiva; soluciones comprobadas por los hechos, teorías aceptadas por la razón, verdades confirmadas por la evidencia, eso es lo que constituye nuestra enseñanza, encaminada a que cada cerebro sea el motor de una voluntad, y a que las verdades brillen por sí en abstracto, arraiguen en todo entendimiento y, aplicadas a la práctica, beneficien a la humanidad sin exclusiones indignas ni exclusivismos repugnantes.”  

¿Lo ven?, había de fusilarse al maestro. Clamar por la libertad siempre resultó ser causa de muerte.

POLITICA ES MORAL

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