En mi pueblo existe un monumento
a la libertad que en pocas oportunidades podrá superarse. Me refiero al IES Francesc
Ferrer i Guàrdia. El pedagogo del que recibe nombre murió asesinado el 13 de
octubre de 1909 por un Estado totalitario y cobarde que vio, en su teoría
educativa, la más peligrosa de las revoluciones sociales.
La propuesta de Ferrer entiende
la escuela como un escenario sin
jerarquías, donde el maestro es un compañero y donde las prácticas autoritarias,
la religión y sus dogmas, son desterrados de la convivencia y las tareas
educativas. Para Ferrer, la educación es liberadora y por ello la escuela debe
contemplar una enseñanza racional y científica enfocada a persuadir a los
futuros hombres y mujeres de que no han de esperar nada de ningún ser
privilegiado (ficticio o real), y que pueden esperar todo lo racional de sí
mismos y de la solidaridad libremente organizada. Se conseguía así que los niños y niñas fuesen
personas instruidas, verídicas, justas y liberadas de todo prejuicio. Esa fue
la aspiración de la Escuela Moderna de Ferrer i Guàrdia, sustituir el estudio
dogmático por el razonado científico.
La Escuela Moderna hace del
profesor un facilitador de elementos libertarios para el aprendizaje en
solidaridad, donde a los alumnos –sin distinción de sexo- se les alienta a la
reflexión, pero a la vez se les otorga sin complejos respuestas claras desde la
ciencia y el rechazo al autoritarismo, estimulando el pensamiento crítico contra los
dogmas religiosos, el nacionalismo y el militarismo; Ferrer es consciente de
que en las tareas del control social del capitalismo, las instituciones lejos
de abandonar la enseñanza de doctrinas autoritarias, lo que han hecho es
reemplazar las figuras religiosas por los valores ciudadanos y patriotas, con
tal de seguir inculcando a través del sistema educativo enseñanzas en función
de los intereses del poder, facilitando de este modo la dominación social: Dios
era reemplazado por el Estado, la virtud cristiana por el deber cívico, la
religión por el patriotismo.
Ferrer i Guardia fue un
visionario que no se amedrentó por los poderes a los que ponía en cuestión y que
pretendió fomentar la evolución progresiva de la infancia, evitando los dogmas,
sistemas y en sus palabras, “los moldes que reducen la vitalidad a la estrechez
de las exigencias de una sociedad transitoria que aspira a definitiva;
soluciones comprobadas por los hechos, teorías aceptadas por la razón, verdades
confirmadas por la evidencia, eso es lo que constituye nuestra enseñanza,
encaminada a que cada cerebro sea el motor de una voluntad, y a que las
verdades brillen por sí en abstracto, arraiguen en todo entendimiento y,
aplicadas a la práctica, beneficien a la humanidad sin exclusiones indignas ni
exclusivismos repugnantes.”
¿Lo ven?, había de fusilarse al
maestro. Clamar por la libertad siempre resultó ser causa de muerte.
POLITICA ES MORAL
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