domingo, 6 de febrero de 2022


LA CULTURA URBANA TIENE AL AGRICULTOR COMO CULPABLE DE TODO

Ante los continuos ataques al Sector Primario, corresponde decir las verdades del barquero. Por favor, pasen y lean a un economista que entiende el agro como pocos. 

Francesc Reguant: «La cultura urbana tiene al agricultor como culpable de todo»

El economista defiende que el agroalimentario es el primer sector productivo del país y se muestra muy crítico con el ministro Garzón: "Mintió e hizo un acto de irresponsabilidad"

Francesc Reguant (Súria, 1951), muy vinculado desde siempre al sector primario ya la tierra, es economista especializado en agroalimentación. Actualmente, es el presidente de la comisión de Economía Agroalimentaria del Colegio de Economistas y forma parte del consejo de expertos de País Rural. A lo largo de su trayectoria, entre otros, ha formado parte del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y ha sido jefe de gabinete técnico del Departamento de Agricultura. También se dedica a la docencia y es autor o coautor de una docena de libros, entre ellos Entender la agricultura.

- ¿Por qué es importante hablar de la Cataluña rural y, específicamente, de su sector primario?

- La Cataluña rural es donde se defiende nuestro patrimonio natural, la biodiversidad, que es básica para nuestro sustento vital y es una biblioteca de oportunidades para el futuro. Es donde producimos nuestros alimentos sin los que no podríamos vivir. Es donde están nuestros bosques que nos realimentan de oxígeno y retienen CO2. Pero en el mundo rural también guardamos buena parte de nuestra historia y nuestra cultura. Allí tenemos buena parte de nuestra identidad.

- Se habla mucho de la España despejada y, aunque no tanto, también se reflexiona sobre la Cataluña despejada. Pone un poco en duda o, al menos matiza, ese concepto. ¿Por qué?

- El proceso de despoblamiento rural en Cataluña tiene una lectura propia. Hubo, como en todas partes, un despoblamiento rural ligado a la mecanización de los años cincuenta, pero el fuerte impulso industrial de Cataluña se irradió en buena parte a las comarcas adyacentes a los centros industriales, hasta el punto de que las comarcas en regresión demográfica quedaron muy reducidas. El despoblamiento, bastante moderado, quedó limitado a once comarcas de secano y, sobre todo, monte, aunque representan una parte destacable del territorio.

- Señala como uno de los elementos que han logrado mantener o aumentar población en parte de la Cataluña rural la sinergia entre ganadería intensiva con industria alimentaria y el regadío...

- Es cierto, hasta 2013 las comarcas de regadío histórico no habían sufrido despoblamiento en ningún momento. El regadío es riqueza al multiplicar por mucho la producción de un producto esencial como son los alimentos. La sinergia de la ganadería intensiva con los cultivos extensivos ha permitido sostener el cultivo en áreas de secano que, de no ser por ello, se habrían convertido en matorral y después bosque. Esta opción ha permitido construir una potente industria alimentaria y, aunque son dependientes de fuera de los inputs para alimentar al ganado y pese al bajo grado de autosuficiencia alimentaria de Cataluña, el valor añadido generado ha permitido una situación equilibrada en la balanza comercial alimentaria.

- Los datos, en cambio, empeoran a partir de 2010. ¿Cómo se entiende?

- Es difícil un diagnóstico preciso, ya que pueden existir distintos factores. Uno es la automatización promovida por las tecnologías digitales. Hay algunos servicios que hasta ahora eran imprescindibles en pequeñas poblaciones: oficinas bancarias, correos... ahora han sido sustituidas por sistemas automatizados. Asimismo, la presión de la globalización ha deslocalizado otros servicios a las personas frente a las centralidades comarcales o regionales.

 

Sin embargo, en mi opinión, un factor poco tenido en cuenta son los condicionantes provenientes de un ecoesteticismo urbano que ha ido dificultando el impulso hacia un desarrollo sostenible de los espacios rurales. Se ha hecho una guerra abierta contra el regadío -el caso más grave es el Segarra-Garrigues- Con criterios ambientalmente razonables, es una de las herramientas que tenemos para luchar contra el cambio climático al acercar el alimento, evitando importaciones e incrementando la producción vegetal. Se ha tratado el bosque como un entorno intocable fragilizando su conservación e impidiendo una adecuada gestión.

Nuestros agricultores, ganaderos e industriales alimentarios reciben cada día ataques a su producción, que, cabe decirlo, la producen de acuerdo con las leyes europeas. Hay que darse cuenta de que el sector agroalimentario es clave para la resiliencia de la ruralidad. ¿A alguien extraña, pues, que se pierda población?

- El impacto de los confinamientos provocó un interés por empadronarse en poblaciones más pequeñas y, especialmente, fuera de la demarcación de Barcelona. ¿Es algo puntual o puede ser una tendencia?

- Más que el confinamiento o post confinamiento lo que puede ayudar definitivamente es el despliegue de comunicaciones digitales de calidad. Covid ha normalizado las comunicaciones on line y ha creado una cultura diferente. Puede ser positivo hacia un nuevo impulso de la población rural.

- Ya para terminar este tema: ¿qué políticas es necesario impulsar para avanzar hacia una distribución de la población más equilibrada?

- Las comunicaciones son el oro de la ruralidad, tanto las terrestres como las digitales. En este sentido, hay que seguir trabajando en la digitalización, cuando en las comunicaciones terrestres es necesario, entre muchas actuaciones, abrir las comarcas callejón sin salida como son los Pallars. En segundo lugar, es necesario ser conscientes de que Cataluña no es homogénea, mejor dicho, es extraordinariamente diversa. Por esta razón, la gestión territorial debe ser igualmente diferenciada.

Debemos ser conscientes de los valores que nos ofrece el territorio rural en bienes públicos en la defensa de la biodiversidad, oxígeno de una región densamente urbana, paisaje, fuente del abastecimiento de agua y alimentos, etc. Los bienes públicos son gratuitos, pero para sostenerlos hay que defender a los actores que garantizan su conservación y aportan su dinamismo a la vida rural. Se deben pagar a partir de fórmulas existentes o de nuevas, sean ayudas europeas, desgravaciones fiscales o discriminación positiva en el apoyo a las infraestructuras.

- En 2011 publicó Entender la agricultura donde se abordaban las incomprensiones por parte de la cultura urbana predominante en relación al sector primario. ¿Por qué no se entiende?

- Los agricultores, los campesinos, son una minoría, imprescindible, pero minoría. Mi experiencia me ha demostrado que las minorías que sobresalen por alguna característica son desconsideradas fácilmente.

- ¿Una década después la situación ha cambiado?

- Últimamente, el escenario se ha complicado con el cambio climático y la evidencia de crisis ambiental. Ante esta situación se crea una situación de miedo que, tal y como explica Daniel Innerarity, lleva a buscar soluciones rápidas y simples. Lejos de la complejidad real, los caminos sencillos nos llevan fácilmente al esquema causa-efecto. Dentro de este esquema si encontramos al culpable ya está todo resuelto. La cultura urbana tiene al culpable, al agricultor, como causante de casi todo. Quien así piensa queda descansado, pero mientras tanto los problemas, realmente complejos, se agravan.

- ¿Las ayudas son uno de los factores de incomprensión del sector?

- Las ayudas a la agricultura, los automóviles, el teatro o los servicios médicos son herramientas en manos de la política económica de un país que tienen sentido o no en unas circunstancias u otras. En el caso de la agricultura, son básicamente ayudas al consumidor. La alimentación es un sector sometido a fuertes variaciones por causas diversas (clima, plagas, enfermedades, etc.) y muy volátil. Las ayudas pretenden garantizar el abastecimiento alimenticio, estabilizar los precios y reducir su valor para hacer la alimentación más asequible. El agricultor es el agente necesario para establecer esta herramienta de gestión del sistema alimentario.

- Defiende que se subestima la aportación económica del sector agrario... ¿Por qué?

- La desconsideración del sector agrario ha llevado a una gran incultura sobre su realidad. A menudo he visto que, incluso colegas de profesión, desconocían las estadísticas. El agroalimentario -incluyendo la industria- es el primer sector productivo del país. Supone un 3,5% del PIB. Por comparar: el sector químico es el 2,75 y el automóvil el 2,25. Pero este 3,5 es la mano de obra estrictamente vinculada al sector y, en cambio, existe una gran cantidad de servicios vinculados directa o indirectamente. Los cálculos realizados ya enfilan este volumen hasta el 11-15% del PIB. Además, si consideramos a todo el conjunto de la cadena alimentaria, con los sectores que arrastra, representa más de una cuarta parte de nuestra economía, entre el 25 y el 30%

- Aunque tenemos una balanza comercial favorable en el sector agroalimentario, no somos autosuficientes. ¿No es contradictorio?

 - En Cataluña importamos, dotamos de valor añadido y exportamos. Para poder alimentar a la población desde los años cincuenta se impulsó la ganadería intensiva comprando la tierra y el agua que no teníamos de forma virtual en forma de soja y cereales, aquí añadimos valor añadido alimentando a los animales con esta soja y cereales, hacemos carne y productos elaborados y la vendemos dentro y fuera hasta alcanzar el equilibrio de la balanza comercial alimentaria.

Esta balanza comenzó siendo muy deficitaria, pero progresivamente ha ido mejorando hasta 2020 que logró una tasa de cobertura favorable del 117%, sin contar las relaciones con el resto del Estado. Los principales productos de exportación al exterior son la carne y elaborados cárnicos, la fruta, el vino y cava, el aceite y otros productos elaborados.

- En este sentido, ¿Catalunya debe avanzar hacia la soberanía alimentaria? ¿Cómo?

- El concepto de soberanía alimentaria, aunque se ha extendido mucho su uso, es ideológico. Prefiero utilizar el grado de autosuficiencia alimentaria, estimado entre el 40 y el 50%, para hablar de si podemos tener alimentos suficientes.

Cataluña cuenta con la mitad de superficie de cultivo per cápita respecto a Europa y el mundo. Para mejorar el potencial productivo es necesario apoyarnos en la tecnología, en cultivos y ganadería más eficientes, en regadío dentro de los límites ambientalmente razonables, recuperando el Segarra Garrigues, con agricultura de precisión, incentivando la gestión forestal, la ganadería extensiva y la agricultura de montaña y evitando la ocupación de suelo agrícola por las energías fotovoltaicas.

- ¿La agricultura y la ganadería serán intensivas o no serán?

- La agricultura y la ganadería tienen una misión que es alimentar a la población, casi 8.000 millones de personas. La agricultura y la ganadería será extensiva e intensiva a la vez dependiendo de cada sitio y situación en la búsqueda de un óptimo socioeconómico y productivo. Pero como orientación general la FAO ha marcado el camino y le ha llamado “intensificación sostenible”. Si hay que producir muchos más alimentos, no podremos hacerlo sólo con sistemas extensivos, sino que necesitaremos ayudarnos de la tecnología y del regadío para producir más y de manera más eficiente (menos emisiones, menos contaminación), apoyarnos en la agroecología por ser más amables con la naturaleza y con la bioeconomía circular para hacer el mejor aprovechamiento y reciclaje, esto es la intensificación sostenible.

¿En nuestro país, por tanto, los modelos son complementarios?

- Cataluña ha sido pionera en modelos de ganadería intensiva como el de integración. Ha permitido alimentar de carne a la población teniendo muy poco tierra -la alternativa era no alimentarla o comprarla fuera-. Económicamente, ha sido positiva, aunque ambientalmente ha tenido impactos negativos. La ganadería extensiva, por su parte, es esencial para mantener los espacios naturales vivos. De hecho, hablo menos habitualmente porque nadie la pone en cuestión. Ahora, ¿cuánta carne de la que consumimos sacamos de la ganadería extensiva? Poca.

- ¿El ministro Garzón mintió sobre las macrogranjas o se le malinterpretó?

 

- El ministro Garzón no habló sólo de las macrogranjas, implícitamente habló de toda la ganadería intensiva, ya que la diferenció claramente de la extensiva sin precisar más. Mintió e hizo un acto de irresponsabilidad que sólo la fe de su entorno ideológico puede esconder o no ver. Como puede decirse que el 90% de la producción cárnica española es de una calidad deplorable y decirlo en el extranjero. Estamos hablando de una producción altamente regulada por la UE. Hay niveles dentro de la calidad, pero negarla es simplemente mentir.

- En un escenario de emergencia climática, ¿cómo debe ser el sector primario catalán del futuro para ser sostenible?

- Globalmente, debemos producir alimentos para todos –10.000 millones en 2050- a un coste asequible. Esto es complejo y, por tanto, sólo se podrá hacer con mucho respeto a los actores implicados, con tecnología para ser más eficientes ambientalmente hablando, con agricultura de precisión, con bioeconomía circular y realismo. La sostenibilidad no es un bien absoluto. Es un proceso difícil y urgente hacia dónde debemos ir. No existen paraísos románticos, sino esfuerzo y dificultades, pero es el proceso a seguir.

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