Me decía un buen amigo que “es
vuestra responsabilidad (se refería a los partidos políticos) decir alto y
claro que las cosas se pueden hacer de otra manera y que además es
imprescindible que así sea”. Sea, pero no podemos olvidar que un partido político
está configurado por ciudadanos y estos tienen una realidad subjetiva e inmersa
en el entorno social…
Dicho lo dicho, la respuesta se
servía sola. Esta ha sido preclara, he reafirmado su opinión, pero he añadido
un mantra que me acompaña desde siempre. He regresado a aquella vieja
afirmación que dice que ser ciudadano es un cargo público en sí mismo y como
tal debemos ejercerlo.
Pueden existir nuevas propuestas,
sin duda ahora las hay, pero de nada servirán si el colectivo social, la
ciudadanía, no da también un paso al frente con una verdadera voluntad de
cambio. El sistema ha ido disociando al votante de la transcendencia de su
papel y así, pasado el tiempo, el ciudadano ha caído en la dejación de su
función social, ha perdido su original poder.
Bien, no puede negarse que la
política se estructura en partidos pero estos tan solo son y han de ser
elementos colaborantes que han de servir a la mayoría social. No sé cual fue el
momento en el que las personas olvidaron su proyección real y consideraron que
su labor acababa en introducir una papeleta en una urna, pero lo siento, la
responsabilidad ante los problemas comunes empieza en cada uno de nosotros y en
la propia voluntad…
Saldremos a la calle, hablaremos
alto y claro, haremos propuestas con significación y relevancia, explicaremos
las cosas una y mil veces, pero nada será útil si aquellos que escuchen no realizan
un trabajo de análisis y de contraposición de ideas.
Un partido político no hará el
milagro de los panes y los peces, unas siglas son, por muy bien intencionados
que sean aquellos que las integran, unas herramientas con las que la sociedad
puede trabajar. No caigamos en la complacencia y en aquel cacareado “que lo
hagan otros”. Si queremos peces, toca mojarse en culo. Siento la expresión,
pero no soporto que el único activismo social sea la queja y que nos hayamos
olvidado de la propuesta.
Nada más nefasto que aquel “más
vale malo conocido que bueno por conocer”. Por una vez démosle la vuelta a la
jodida frase…
POLITICA ES MORAL
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