Esta es la historia
del recorta-tiempos, un personaje poco conocido de la tradición escandinava.
Duende, elfo o como
llamarsele se quiera, era muy querido y reclamado por los albos pueblos
nordicos, pues allí los inviernos son largos y frios. Así, en los cortos
periodos de primavera y estío, era necesario hacer de forma rápida todo lo que
permitiese soportar la nieve y el hielo.
Cada inicio de la
temporada cálida, el recorta-tiempos y sus hermanos respondian a la llamada de
los agobiados pobladores de todas las localidades. Aceleraban construcciones,
cosechas,embarazos e incluso esperanzas...
Pero llegó un día en que observaron que su labor,
su dedicación, no beneficiaban a aquellos a los que creian ayudar. Vieron que
entre las comunidades el esfuerzo y la constancia dejaron de ser valores y
esperar ayuda se torno en exigencia. Así, la magia dejó de responder a las
llamadas y dejó solos a los acomodados humanos.
El primer invierno
sin la ayuda de los recorta-tiempos fue duro, muy duro. Pero a pesar de lo
caótico del mismo, algunos ciudadanos reaccionaron y buscaron fórmulas de
superviviencia. Construyeron graneros y cuadras, aprendieron a cultivar
cosechas reservando los planteles del frio viento, reservaron madera y carbón
para el fuego de los hogares y confeccionaron ropajes densos protegidos con
grasa para evitar el agua...
Empezó así la
prosperidad consciente, los humanos habian aprendido a esperar y a construir su
futuro de forma sostenible sin dejar nada al azar. Entonces los recorta-tiempos
regresaron...
Nadie les exigia
nada, pero todos pedian consejos para mejorar lo que ellos mismos habian
ideado. La alianza entre eficacia y eficiencia llega hasta nuestros dias, no es
menester mirar mucho al norte.
¿Cual es la
moraleja de este cuento?. Sencillo, no debe llamarse a los recortas-tiempos,
debemos trabajar con vehemencia e ilusión y saber esperar la alianza entre un
mundo y otro.
POLITICA ES MORAL
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