Una cosa no es
justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa. Montesquieu
Momentos de todo
tipo hay. En mi caso, el que dedico a escribir esta reflexión está lleno de
incredulidad y de desprecio a la legalidad establecida. La Constitución
Española, en su Capítulo Primero, Capítulo II, Artículo 14 versa como sigue: “Los españoles son iguales ante la ley, sin
que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo,
religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o
social”.
Cierto es que una
cosa es predicar y otra dar trigo, más aún cuando las llaves de los almacenes
del grano siempre están en manos de los mismos. De hecho, tiempo hace que
abrimos la posibilidad a las excepciones, recordemos que la Carta Magna establece en su artículo 56
que "la persona del Rey es
inviolable y no está sujeta a responsabilidad".
Así que ancha es
Castilla y de aquí palante to es llano.
Ruíz Gallardón, en su impagable labor como Ministro de Justícia ha anunciado
que la Reina y los Príncipes de Asturias pasarán a disfrutar del estatus de
aforados. A saber, lo explicado significa que de ser imputados por algún
delito, será el Tribunal Supremo quien tramite la causa, quedando fuera de la
instrucción y juicio la justícia ordinaria.
Digan ustedes que
soy un desconfiado, pero a las cosas por su nombre, ante los tribunales existen
privilegios. Viejo como el tiempo, honras y perdones se archivan en las bolsas
en las que tintinea el dinero. De a poco a poco la luz de la justicia se tamiza
con los parasoles que provocan zonas de sombra densa. Así, ya empiezan a ser
legión los que pueden desmarcarse llegada la ocasión. Se nos aforan y se
escaquean Presidentes de Gobierno, Presidentes Autonómicos, ministros,
senadores, diputados, jueces, fiscales, policias, etc....
Por cierto si los
procesos, por aquellas casualidades que tiene la vida llegasen a finalizar en
condena, siempre nos queda el Consejo de Ministros de los viernes para
enderezar entuertos y ayudar a los amigos desvalidos. Quede claro que siempre
se puede solicitar la medida de gracia
para aquellos reos que cumplan los requisitos de un indulto ordinario, es
decir, “que cumplan condena en la
actualidad y que concurran razones de justicia, equidad o utilidad pública”.
No quisera omitir que si fallan los indultos ordinarios, también tenemos en
stock unos cuantos “extraordinarios”...
Rondando la
pneumonia, me doy cuenta de lo que leve resulta mi dolencia. La Justícia sufre
una voraz infección vírica creada en un
eficaz laboratorio. Recordemos que los jueces del Tribunal Supremo no son
realmente independientes. Se eligen por parte del Consejo del Poder Judicial y
este, a su vez, se escoge políticamente en el Congreso y en el Senado.
Mal está el enfermo
y nadie lo quiere curar.
POLITICA ES MORAL
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