Mi infancia son recuerdos…
En 1977 y de la mano de un profesor llamado Senyor
Mestres (no recuerdo su nombre de pila), el que escribe descubrió la “Diada de Sant Jordi”. Este dedicado
educador nos dijo, en una época tan difícil, que “Sant
Jordi era y sería cada vez más la Festa
de Catalunya”…
Entonces no entendimos demasiado bien (mejor
sería decir que nada) lo que nos intentaba transmitir. Hoy, como padre de dos
hijos, se perfectamente el sentido de sus palabras.
Sant Jordi recoge los mejores deseos que
una fiesta representativa de un pueblo debe
contemplar. En torno a la cultura, base de toda sociedad, la ciudadanía busca
sus puntos de encuentro. Aquellos aspectos que nos unen, los que nos dotan de
voluntad y nos permiten compartir esperanzas.
El 23 de Abril, Catalunya se encuentra a sí
misma en una jornada festiva que curiosamente es laborable. Rosas y libros,
sentimientos y cultura, al menos por un día, cambian aspecto y ánimo de los
pueblos y ciudades de esta tierra. Entidades, organizaciones cívicas de toda
índole, partidos políticos e incluso empresas, durante un día se reconocen como
parte de un todo al margen de su individualidad.
Permítanme la presunción, llegado Sant Jordi, uno se siente afortunado de
vivir donde vive. A pesar de todas las dificultades, una sociedad que se
agasaja con flores y libros, sin duda, tiene un futuro preñado de esperanza…
El próximo martes participaré en una
iniciativa municipal que coordina las actividades de todos los colectivos de
Sant Joan Despí, mi pueblo. El partido en el que milito instalará una carpa en
la que lejos de pretender el proselitismo respecto a unas siglas, procurará ofrecerse
a su entorno como parte y no como un todo. Cada rosa y cada libro que vendamos
nos acercará a la idea de un maestro que desde el pasado puso las bases para
que hoy, otro adulto, le diga a sus
vástagos: “Sant Jordi es y será cada
vez más la Festa de Catalunya”…
POLITICA ES MORAL
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