LA CULTURA URBANA TIENE AL AGRICULTOR COMO CULPABLE DE TODO
Ante los continuos ataques al Sector Primario, corresponde decir las verdades del barquero. Por favor, pasen y lean a un economista que entiende el agro como pocos.
Francesc Reguant: «La cultura
urbana tiene al agricultor como culpable de todo»
El economista defiende que el
agroalimentario es el primer sector productivo del país y se muestra muy
crítico con el ministro Garzón: "Mintió e hizo un acto de irresponsabilidad"
Francesc Reguant (Súria, 1951),
muy vinculado desde siempre al sector primario ya la tierra, es economista
especializado en agroalimentación. Actualmente, es el presidente de la comisión
de Economía Agroalimentaria del Colegio de Economistas y forma parte del
consejo de expertos de País Rural. A lo largo de su trayectoria, entre otros,
ha formado parte del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias
(IRTA) y ha sido jefe de gabinete técnico del Departamento de Agricultura. También
se dedica a la docencia y es autor o coautor de una docena de libros, entre
ellos Entender la agricultura.
- ¿Por qué es importante hablar
de la Cataluña rural y, específicamente, de su sector primario?
- La Cataluña rural es donde se
defiende nuestro patrimonio natural, la biodiversidad, que es básica para
nuestro sustento vital y es una biblioteca de oportunidades para el futuro. Es
donde producimos nuestros alimentos sin los que no podríamos vivir. Es donde
están nuestros bosques que nos realimentan de oxígeno y retienen CO2. Pero en
el mundo rural también guardamos buena parte de nuestra historia y nuestra
cultura. Allí tenemos buena parte de nuestra identidad.
- Se habla mucho de la España
despejada y, aunque no tanto, también se reflexiona sobre la Cataluña
despejada. Pone un poco en duda o, al menos matiza, ese concepto. ¿Por qué?
- El proceso de despoblamiento
rural en Cataluña tiene una lectura propia. Hubo, como en todas partes, un
despoblamiento rural ligado a la mecanización de los años cincuenta, pero el
fuerte impulso industrial de Cataluña se irradió en buena parte a las comarcas
adyacentes a los centros industriales, hasta el punto de que las comarcas en
regresión demográfica quedaron muy reducidas. El despoblamiento, bastante
moderado, quedó limitado a once comarcas de secano y, sobre todo, monte, aunque
representan una parte destacable del territorio.
- Señala como uno de los
elementos que han logrado mantener o aumentar población en parte de la Cataluña
rural la sinergia entre ganadería intensiva con industria alimentaria y el
regadío...
- Es cierto, hasta 2013 las
comarcas de regadío histórico no habían sufrido despoblamiento en ningún
momento. El regadío es riqueza al multiplicar por mucho la producción de un
producto esencial como son los alimentos. La sinergia de la ganadería intensiva
con los cultivos extensivos ha permitido sostener el cultivo en áreas de secano
que, de no ser por ello, se habrían convertido en matorral y después bosque.
Esta opción ha permitido construir una potente industria alimentaria y, aunque
son dependientes de fuera de los inputs para alimentar al ganado y pese al bajo
grado de autosuficiencia alimentaria de Cataluña, el valor añadido generado ha
permitido una situación equilibrada en la balanza comercial alimentaria.
- Los datos, en cambio, empeoran
a partir de 2010. ¿Cómo se entiende?
- Es difícil un diagnóstico
preciso, ya que pueden existir distintos factores. Uno es la automatización
promovida por las tecnologías digitales. Hay algunos servicios que hasta ahora
eran imprescindibles en pequeñas poblaciones: oficinas bancarias, correos...
ahora han sido sustituidas por sistemas automatizados. Asimismo, la presión de
la globalización ha deslocalizado otros servicios a las personas frente a las
centralidades comarcales o regionales.
Sin embargo, en mi opinión, un
factor poco tenido en cuenta son los condicionantes provenientes de un
ecoesteticismo urbano que ha ido dificultando el impulso hacia un desarrollo
sostenible de los espacios rurales. Se ha hecho una guerra abierta contra el
regadío -el caso más grave es el Segarra-Garrigues- Con criterios
ambientalmente razonables, es una de las herramientas que tenemos para luchar
contra el cambio climático al acercar el alimento, evitando importaciones e
incrementando la producción vegetal. Se ha tratado el bosque como un entorno
intocable fragilizando su conservación e impidiendo una adecuada gestión.
Nuestros agricultores, ganaderos
e industriales alimentarios reciben cada día ataques a su producción, que, cabe
decirlo, la producen de acuerdo con las leyes europeas. Hay que darse cuenta de
que el sector agroalimentario es clave para la resiliencia de la ruralidad. ¿A
alguien extraña, pues, que se pierda población?
- El impacto de los
confinamientos provocó un interés por empadronarse en poblaciones más pequeñas
y, especialmente, fuera de la demarcación de Barcelona. ¿Es algo puntual o
puede ser una tendencia?
- Más que el confinamiento o post
confinamiento lo que puede ayudar definitivamente es el despliegue de
comunicaciones digitales de calidad. Covid ha normalizado las comunicaciones on
line y ha creado una cultura diferente. Puede ser positivo hacia un nuevo
impulso de la población rural.
- Ya para terminar este tema:
¿qué políticas es necesario impulsar para avanzar hacia una distribución de la
población más equilibrada?
- Las comunicaciones son el oro
de la ruralidad, tanto las terrestres como las digitales. En este sentido, hay
que seguir trabajando en la digitalización, cuando en las comunicaciones terrestres
es necesario, entre muchas actuaciones, abrir las comarcas callejón sin salida
como son los Pallars. En segundo lugar, es necesario ser conscientes de que
Cataluña no es homogénea, mejor dicho, es extraordinariamente diversa. Por esta
razón, la gestión territorial debe ser igualmente diferenciada.
Debemos ser conscientes de los
valores que nos ofrece el territorio rural en bienes públicos en la defensa de
la biodiversidad, oxígeno de una región densamente urbana, paisaje, fuente del
abastecimiento de agua y alimentos, etc. Los bienes públicos son gratuitos,
pero para sostenerlos hay que defender a los actores que garantizan su
conservación y aportan su dinamismo a la vida rural. Se deben pagar a partir de
fórmulas existentes o de nuevas, sean ayudas europeas, desgravaciones fiscales
o discriminación positiva en el apoyo a las infraestructuras.
- En 2011 publicó Entender la
agricultura donde se abordaban las incomprensiones por parte de la cultura
urbana predominante en relación al sector primario. ¿Por qué no se entiende?
- Los agricultores, los
campesinos, son una minoría, imprescindible, pero minoría. Mi experiencia me ha
demostrado que las minorías que sobresalen por alguna característica son
desconsideradas fácilmente.
- ¿Una década después la
situación ha cambiado?
- Últimamente, el escenario se ha
complicado con el cambio climático y la evidencia de crisis ambiental. Ante
esta situación se crea una situación de miedo que, tal y como explica Daniel
Innerarity, lleva a buscar soluciones rápidas y simples. Lejos de la
complejidad real, los caminos sencillos nos llevan fácilmente al esquema
causa-efecto. Dentro de este esquema si encontramos al culpable ya está todo
resuelto. La cultura urbana tiene al culpable, al agricultor, como causante de
casi todo. Quien así piensa queda descansado, pero mientras tanto los
problemas, realmente complejos, se agravan.
- ¿Las ayudas son uno de los
factores de incomprensión del sector?
- Las ayudas a la agricultura,
los automóviles, el teatro o los servicios médicos son herramientas en manos de
la política económica de un país que tienen sentido o no en unas circunstancias
u otras. En el caso de la agricultura, son básicamente ayudas al consumidor. La
alimentación es un sector sometido a fuertes variaciones por causas diversas
(clima, plagas, enfermedades, etc.) y muy volátil. Las ayudas pretenden
garantizar el abastecimiento alimenticio, estabilizar los precios y reducir su
valor para hacer la alimentación más asequible. El agricultor es el agente necesario
para establecer esta herramienta de gestión del sistema alimentario.
- Defiende que se subestima la
aportación económica del sector agrario... ¿Por qué?
- La desconsideración del sector
agrario ha llevado a una gran incultura sobre su realidad. A menudo he visto
que, incluso colegas de profesión, desconocían las estadísticas. El
agroalimentario -incluyendo la industria- es el primer sector productivo del
país. Supone un 3,5% del PIB. Por comparar: el sector químico es el 2,75 y el
automóvil el 2,25. Pero este 3,5 es la mano de obra estrictamente vinculada al
sector y, en cambio, existe una gran cantidad de servicios vinculados directa o
indirectamente. Los cálculos realizados ya enfilan este volumen hasta el 11-15%
del PIB. Además, si consideramos a todo el conjunto de la cadena alimentaria,
con los sectores que arrastra, representa más de una cuarta parte de nuestra
economía, entre el 25 y el 30%
- Aunque tenemos una balanza
comercial favorable en el sector agroalimentario, no somos autosuficientes. ¿No
es contradictorio?
- En Cataluña importamos, dotamos de valor
añadido y exportamos. Para poder alimentar a la población desde los años
cincuenta se impulsó la ganadería intensiva comprando la tierra y el agua que
no teníamos de forma virtual en forma de soja y cereales, aquí añadimos valor
añadido alimentando a los animales con esta soja y cereales, hacemos carne y
productos elaborados y la vendemos dentro y fuera hasta alcanzar el equilibrio
de la balanza comercial alimentaria.
Esta balanza comenzó siendo muy
deficitaria, pero progresivamente ha ido mejorando hasta 2020 que logró una
tasa de cobertura favorable del 117%, sin contar las relaciones con el resto
del Estado. Los principales productos de exportación al exterior son la carne y
elaborados cárnicos, la fruta, el vino y cava, el aceite y otros productos
elaborados.
- En este sentido, ¿Catalunya
debe avanzar hacia la soberanía alimentaria? ¿Cómo?
- El concepto de soberanía
alimentaria, aunque se ha extendido mucho su uso, es ideológico. Prefiero
utilizar el grado de autosuficiencia alimentaria, estimado entre el 40 y el
50%, para hablar de si podemos tener alimentos suficientes.
Cataluña cuenta con la mitad de
superficie de cultivo per cápita respecto a Europa y el mundo. Para mejorar el
potencial productivo es necesario apoyarnos en la tecnología, en cultivos y
ganadería más eficientes, en regadío dentro de los límites ambientalmente
razonables, recuperando el Segarra Garrigues, con agricultura de precisión,
incentivando la gestión forestal, la ganadería extensiva y la agricultura de
montaña y evitando la ocupación de suelo agrícola por las energías
fotovoltaicas.
- ¿La agricultura y la ganadería
serán intensivas o no serán?
- La agricultura y la ganadería
tienen una misión que es alimentar a la población, casi 8.000 millones de
personas. La agricultura y la ganadería será extensiva e intensiva a la vez
dependiendo de cada sitio y situación en la búsqueda de un óptimo
socioeconómico y productivo. Pero como orientación general la FAO ha marcado el
camino y le ha llamado “intensificación sostenible”. Si hay que producir muchos
más alimentos, no podremos hacerlo sólo con sistemas extensivos, sino que
necesitaremos ayudarnos de la tecnología y del regadío para producir más y de
manera más eficiente (menos emisiones, menos contaminación), apoyarnos en la
agroecología por ser más amables con la naturaleza y con la bioeconomía
circular para hacer el mejor aprovechamiento y reciclaje, esto es la
intensificación sostenible.
¿En nuestro país, por tanto, los
modelos son complementarios?
- Cataluña ha sido pionera en
modelos de ganadería intensiva como el de integración. Ha permitido alimentar
de carne a la población teniendo muy poco tierra -la alternativa era no
alimentarla o comprarla fuera-. Económicamente, ha sido positiva, aunque
ambientalmente ha tenido impactos negativos. La ganadería extensiva, por su
parte, es esencial para mantener los espacios naturales vivos. De hecho, hablo
menos habitualmente porque nadie la pone en cuestión. Ahora, ¿cuánta carne de
la que consumimos sacamos de la ganadería extensiva? Poca.
- ¿El ministro Garzón mintió
sobre las macrogranjas o se le malinterpretó?
- El ministro Garzón no habló
sólo de las macrogranjas, implícitamente habló de toda la ganadería intensiva,
ya que la diferenció claramente de la extensiva sin precisar más. Mintió e hizo
un acto de irresponsabilidad que sólo la fe de su entorno ideológico puede
esconder o no ver. Como puede decirse que el 90% de la producción cárnica
española es de una calidad deplorable y decirlo en el extranjero. Estamos
hablando de una producción altamente regulada por la UE. Hay niveles dentro de
la calidad, pero negarla es simplemente mentir.
- En un escenario de emergencia
climática, ¿cómo debe ser el sector primario catalán del futuro para ser
sostenible?
- Globalmente, debemos producir
alimentos para todos –10.000 millones en 2050- a un coste asequible. Esto es
complejo y, por tanto, sólo se podrá hacer con mucho respeto a los actores
implicados, con tecnología para ser más eficientes ambientalmente hablando, con
agricultura de precisión, con bioeconomía circular y realismo. La
sostenibilidad no es un bien absoluto. Es un proceso difícil y urgente hacia
dónde debemos ir. No existen paraísos románticos, sino esfuerzo y dificultades,
pero es el proceso a seguir.